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La necesidad de actualización profesional o el deseo de continuar aprendiendo son algunos de los motivos detrás del cambio social que están experimentando las aulas ... universitarias: la vida en las facultades ya no es exclusiva de los jóvenes. Los estudiantes sénior están redefiniendo el concepto tradicional de la experiencia universitaria, donde la edad deja de ser una barrera para convertirse en valor añadido.
La Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC) es uno de los principales centros de educación superior en Castilla y León. Ubicada en Valladolid, cuenta con un total de 5.341 estudiantes, de los cuales 229 son mayores de 50 años –el 4,2%–. De entre ellos, 12 alumnos cursan grados en modalidad presencial, como Criminología, Periodismo y Nutrición Humana y Dietética.
Entre los universitarios que a diario acuden a las aulas para formarse en Nutrición se encuentra el más veterano de todo este centro. A sus 70 años, Félix Moracho compagina sus estudios de Grado con otras grandes responsabilidades, como presidir Huercasa, empresa del sector hortofrutícola radicada en Sanchonuño (Segovia) que da empleo a unas doscientas personas y está presente en 38 países.
De origen navarro, Moracho vino a vivir junto a su familia a Valladolid a los once años, donde pasó su juventud. Posteriormente, se formó como ingeniero agrónomo en la Universidad Politécnica de Madrid hasta su graduación en 1979, momento en el que fundó la compañía agroalimentaria que hoy dirige. Años después, y con su hijo al frente de Huercasa, decidió volver a las aulas para adquirir conocimientos que permitiesen reforzar la compañía que levantó: «Una de las líneas estratégicas más importantes de las empresas agroalimentarias es la apuesta por la alimentación y la salud, por lo que fui consciente de que necesitábamos tener ideas claras en lo que a nutrición respecta».
Cinco años más tarde, y mientras prepara su Trabajo de Fin de Grado (TFG), afirma haber cumplido ese objetivo, para el que no le ha importado acudir diariamente a la universidad: «Decidí estudiar presencialmente y al mismo ritmo que todos mis compañeros y me he adaptado a venir a clase», afirma Moracho. «Me gusta venir todos los días, porque sé que los profesores lo agradecen y, además, para mí es importante». «Evito a toda costa faltar a clase para no descolgarme de la marcha de las asignaturas», destaca.
Algunos de los proyectos que ha realizado en clase, tal y como recuerda, también le han resultado útiles para su compañía: «Ayer tuvimos consejo de administración y para explicar que debemos llevar a cabo una asociación entre agricultura, agroindustria y nutrición, les expuse un pequeño trabajo que había hecho yo en la asignatura de Nutrición Oncológica», explica.
Félix Moracho
Estudiante de Nutrición Humana y Dietética en la UEMC
Otro de los desafíos a los que este estudiante de 70 años ha hecho frente en su etapa universitaria ha sido la adaptación a ordenadores y otras tecnologías: «Son herramientas que pueden ser interesantes. Sin embargo, cuento con un equipo que en un momento determinado me explica y me apoya». La administración adecuada del tiempo ha sido otra habilidad crucial en su nueva etapa: «No me queda tiempo libre para nada. De hecho, me paso todos los fines de semana estudiando en vertical porque la universidad es bastante exigente», admite a la vez que subraya la «presión por parte de los profesores».
Tampoco le ha sido un impedimento convivir con compañeros mucho más jóvenes: «Al principio es un poquito raro, pero luego la verdad es que es fenomenal. Son chavales estupendos», comparte Moracho sobre su excelente relación, algo notable en el momento en que, mientras tiene lugar esta entrevista, grupos de veinteañeros le saludan efusivamente mientras repiten su nombre. «Lógicamente ven la vida de otra manera, pero compartimos muchos valores y experiencias». «Pasar momentos delicados como los exámenes o durante los trabajos en común nos une mucho y tenemos muy buena relación». Dentro de unos meses se graduará junto a sus compañeros.
Durante las clases, Félix Moracho procura intervenir siempre en el mismo nivel que los demás y manteniendo «respeto y sintonía mutua». Además, admite que durante este periodo ha podido aprender de los jóvenes que le acompañan: «Veo que hay muchas cosas que no han cambiado con respecto a la época en la que yo estudiaba», recuerda el nutricionista en ciernes. «Me gusta ver que los alumnos están motivados para el aprendizaje, no se duermen en los laureles y sacan los estudios adelante, quizás porque es una universidad privada y por el hecho de que los estudios tienen un coste», comparte sobre su experiencia. «La sintonía es muy buena y yo aprendo a conocer la realidad de estos jóvenes que yo creo que tienen madera».
A estos jóvenes estudiantes, precisamente, Félix les aconseja que «no se cierren a otras posibilidades profesionales»: «En la vida, muchas veces sigues una determinada formación y acabas trabajando en algo completamente diferente». «Existen grandes profesionales en cualquier ámbito que han estudiado carreras muy variadas», algo para lo que es necesario tener «flexibilidad y apertura de miras», concluye.
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