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Cuando los vecinos pararon la 'Ciudad Humanitaria' de GirónAquello fue una de las manifestaciones vecinales de protesta más intensas y polémicas que se recuerdan. Tan es así, que Cruz Roja tuvo que renunciar a construir el macro recinto asistencial que planeaba levantar en la Avenida de Gijón y para el que había obtenido los pertinentes permisos municipales. La actual oposición vecinal al centro de refugiados de Delicias ha hecho que muchos vallisoletanos rememoren aquellas tensas jornadas de 2002, sin olvidar que, por esas mismas fechas, la negativa de los vecinos había hecho naufragar el centro de atención a toxicómanos anunciado por ACLAD a finales de 2001, también en Delicias, concretamente junto al polideportivo Canterac.
Pero lo de Girón fue mucho más combativo. Sus antecedentes hay que buscarlos en el pleno del Ayuntamiento de 13 de noviembre de 2000, que, con los votos a favor de todos los grupos políticos, aprobó la cesión gratuita a Cruz Roja de una parcela situada a la altura del número 21 de la Avenida de Gijón, junto al Instituto Politécnico Cristo Rey, para construir un centro polivalente de atención a indomiciliados, inmigrantes y mujeres maltratadas. La cesión se verificó a principios de febrero de 2001.
La idea inicial era construir un macrocentro residencial, denominado «Ciudad Humanitaria» y dotado con 2,5 millones de euros, que ocuparía 3.600 metros cuadrados y tendría tres edificios, cada uno para atender a los correspondientes colectivos marginados (inmigrantes, indomiciliados y mujeres maltratadas). Aunque el malestar vecinal comenzó a rumiarse pronto, la caja de los truenos se abrió a principios de 2002 ante la inminente adjudicación de las obras. Fue toda una explosión social que no solo logró recabar 8.000 firmas en muy poco tiempo, sino que aglutinó a los colectivos más representativos de la zona, los colegios Cristo Rey, Teresa Íñigo de Toro, Nazaret, y los barrios Girón, La Victoria, Huerta del Rey y zona de Feria de Muestras, que crearon una coordinadora contra el macrocentro.
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No lo hacían por insolidaridad, señalaban, sino porque no se les había informado previamente y porque consideraban perjudicial para el barrio centralizar la asistencia a dichos colectivos -entre los que menudearían, según ellos, los toxicómanos- en una única zona de la ciudad. Demandaban crear una comisión técnica que estudiara las necesidades sociales y repartir equitativamente los centros asistenciales por el conjunto de la capital. Sus lemas más conocidos fueron «Toda Valladolid humanitaria» y «Guetos no».
Enseguida, los tres barrios se cubrieron de sábanas y pancartas de protesta y hasta se organizaron grupos de vigilancia para impedir que comenzaran las obras, que en junio de 2002 fueron adjudicadas a la empresa constructora Zarzuela. El conflicto llevó de cabeza al Ayuntamiento, que entonces regía Javier León de la Riva, pero sobre todo al entonces concejal de Acción Social, Alberto Gutiérrez Alberca, y también, por supuesto, al presidente de Cruz Roja, Juan Ignacio Álvarez. Los intentos de negociar con la plataforma vecinal no llegaban nunca a buen puerto. Ni siquiera cuando desde Cruz Roja se anunció que reducirían el espacio a ocupar por el macrocentro de los 3.600 metros cuadrados iniciales a 1.700. Tampoco fructificaron los encuentros entre los colectivos firmantes de un manifiesto de apoyo al proyecto -PSOE, Izquierda Unida, Izquierda Castellana, CCOO y Federación de Vecinos Antonio Machado- y los opositores al mismo.
Estos protagonizaron concentraciones y manifestaciones de enorme contundencia, como la que aglutinó a más de 2.000 personas en el solar de la polémica y, sobre todo, la que sacó a más de 5.000 vecinos, convocados por nueve asociaciones, en peregrinación desde ese mismo sitio hasta la Plaza Mayor, ambas en marzo de 2002. Junto al lema «Todo Valladolid, ciudad humanitaria», portaron mensajes como «Vecinos y marginados deben ser respetados», mientras coreaban estribillos del tipo «drogodependientes vemos por las calles los de los hoteles los ve el señor alcalde».
Aunque Cruz Roja respondió a las protestas anunciando que el centro asistencial quedaría reducido a un único edificio con sesenta camas para indigentes, no hubo solución. En junio de 2003, después de unas elecciones municipales que volvieron a dar el triunfo al Partido Popular liderado por León de la Riva, pero con una mayoría más ajustada que en anteriores comicios, la ONG anunciaba su renuncia a instalar en la Avenida de Gijón la Ciudad Humanitaria. En aquel momento, su intención era sustituirla por un centro de formación para colectivos menos favorecidos. Los vecinos habían ganado la batalla. En su lugar, las administraciones municipal y autonómica acordaron construir el actual Centro Base de Atención a Personas con Discapacidad.
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