Acto en la plaza de Villalar. Carlos Espeso
Día de Castilla y León

Balada triste de un Quinto Centenario mustio en Villalar de los Comuneros

Ofrendas florales y breves discursos ante unas pocas docenas de personas para celebrar frente al Monolito el día de la comunidad

Antonio Corbillón

Valladolid

Viernes, 23 de abril 2021, 13:12

Balada triste de una derrota, 500 años después. El saxo del músico José Luis Gutiérrez hace sonar el himno comunero de Luis López Álvarez que musicalizó Nuevo Mester de Juglaría. El Monolito de la Plaza de Villalar lleva toda la mañana recibiendo ofrendas florales. La mayoría de ayuntamientos (San Román de Hornija, Toro, Cabezón de Pisuerga, La Seca...). Mañana fresca en las campas de Villalar. A primera hora, discretos controles policiales y algunos grupos de jóvenes de vestimenta negra y proclamas radicales colocan a la entrada de la villa pancartas en contra de las realezas: de Carlos V a Felipe VI.

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En la Plaza de Villalar huérfana de la algarabía por segundo año, se empieza a calentar un ambiente hasta entonces mustio. Se dejan ver personajes de la historia reciente de la región como el expresidente de las Cortes regionales, Carlos Sánchez-Reyes, que porta un ramo de flores y lo deposita junto al presidente del consejo Económico y Social, Enrique Cabero. O Demetrio Madrid, primer presidente de la Junta de Castilla y León, rodeado de la grey socialista. Acaba la balada y aparecen tres coronas en homenaje a Padilla, Bravo y Maldonado. Junto a ellas forman los alcaldes de Villalar de los últimos 60 años. El actual, Luis Alonso Laguna, que lleva toda la mañana atendiendo a todo el mundo y dando indicaciones y el histórico, Félix Calvo Casasola.

Más de medio siglo contemplan a éste último, que ha conocido todos los avatares de la fiesta regional en su pueblo tas 52 años con el bastón de mando. «Celebramos el momento que nunca tenía que haber sido, una derrota. Pero hoy nos acordamos de las víctimas de la covid -habla Félix Calvo a las poco más de 100 personas que permite el aforo de la plaza-. El veterano exedil se marca una acelerada clase de historia de los hechos comuneros que despiertan la admiración del líder regional de los socialistas, Luis Tudanca, que acaba de llegar. «¡Qué cabeza tiene este hombre!», afirma. Calvo Casasola finaliza reclamando esa Castilla que «empezaba en Cantabria y acababa en Extremadura». Su sucesor, Luis Alonso, promete a todos «volver a recibirlos con los brazos abiertos cuando pase todo esto».

La ofrenda dio paso al discurso de Enrique Cabero en la tribuna montada delante del Ayuntamiento. Una recreación del 'Canto a la Esperanza' de tintes históricos. «Llegamos con fe en nuestros valores, los de los comuneros, y los que nos ayudarán a superar esta crisis». De la historia comunera, Cabero destaca que «con las armas no tuvieron suerte, pero sí con las ideas, preámbulo del liberalismo en Europa»..

Para entonces ya se veían algunos paseos nerviosos de los efectivos de la Guardia Civil desplegados en los alrededores del Monolito. La llegada de los dirigentes del PSOE regional, con Luis Tudanca a la cabeza, además del delegado del Gobierno, Javier Izquierdo, reunió también a otros como el alcalde de Valladolid, Óscar Puente. Junto a ellos el habitual revuelo de periodistas, cámaras y simpatizantes que desean saludarles.

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Finalizadas las ofrendas y las palabras, a mediodía asoma por un extremo de la plaza una parada desfile de jóvenes con boinas y traje negro y banderas castellanas, moradas y estrelladas. La marcha homenaje al ejército comunero de Izquierda Castellana genera el único momento de tensión. La Guardia Civil les pide que no crucen la plaza, que en ese momento supera de largo su aforo. Previamente, ya hubo algún aviso por megafonía para que los presentes se 'esponjaran' un poco durante los discursos. A la misma hora, la llegada de militantes de Izquierda Unida elevaba a su límite el acceso a la zona.

«¡Póngame al delegado del Gobierno, que está ahí!» reclama, Luis Ocampo, veterano líder de Izquierda Castellana. Su formación aprovechará el día para presentar el proyecto de la Fundación Doris Benegas, histórica líder fallecida hace unos años y cuyos discursos muy reivindicativos eran un clásico en los tiempos normales de la fiesta en Villalar.

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El resto de la mañana transcurrió entre los siempre habituales paseos a lo largo de la calle Nuevo Mester de Juglaría, que conecta el centro del pueblo con las campas. Unas campas huérfanas de atracciones de ferias, churreros, juegos para los niños y vendedores ambulantes. Enormes y casi desolados espacios que confían en que en 2022 vuelva la normalidad y el bullicio. Así que pasen más de 500 años.

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