El templo que mantiene viva una de las tradiciones religiosas más arraigadas en Valladolid

La de San Nicolás fue una de las cinco primeras iglesias que se construyeron en Valladolid en tiempos del conde Ansúrez. De estilo románico, se encontraba en las inmediaciones del camino de la Cal del Puente (hoy Puente Mayor), extramuros de la Cerca Vieja. Aquel primer templo desapareció en la segunda mitad del siglo XVI.

Se levantó entonces en el mismo lugar, entre 1584 y 1595, un nuevo templo, con una única nave y planta de cruz latina, siguiendo las trazas de Juan de Nates y Pedro de Solórzano. Fue María Sanz de Salcedo quien mandó reedificar este templo vallisoletano. Esta iglesia fue desmantelada durante la Guerra de la Independencia para dar paso a un fortín. El lienzo de la cabecera de aquel segundo templo de San Nicolás se conservó al levantar sobre su solar el edificio de los almacenes de maderas que Jaime Cuadrado inauguró en la ciudad en 1903, cuya estructura, protegida como edificación histórica por el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), alberga en su interior un gimnasio desde principios del actual siglo.

Fue en 1837 cuando el culto de la parroquia de San Nicolás se trasladó a su ubicación actual; al templo que hasta entonces había pertenecido a los trinitarios descalzos, quienes habían abandonado el templo dos años antes, con la desamortización de Mendizábal. Desde 1941 se denominó Iglesia de San Nicolás. Construida en 1740, la iglesia conserva la fachada de piedra del templo original. Sobre el pórtico, rematado con una cornisa y bolas en los extremos sobre pilastras, hay una hornacina con la estatua de San Nicolás. Encima de ella, el escudo de la Orden de la Trinidad Descalza y la Corona Real. El 1852 y 1893 la iglesia sufrió dos importantes incendios; en el último perdió la puerta, los retablos y casi todo el interior.

El retablo mayor fue realizado en 1895. En la hornacina superior se encuentra una escultura de Nuestra Señora de Prado y en la inferior, otra de San Nicolás. En 1909 se le acopló el retablo del Seminario Antiguo y en 1920 se le añadieron cinco lienzos del Museo de Valladolid. En 1974 se realizaron nuevas obras que terminaron con la nave de la Epístola y la capilla de San Miguel.

El templo mantiene hoy viva una de las tradiciones religiosas más arraigadas en Valladolid: las Caminatas de San Nicolás, que consisten en ir caminando cada lunes hasta la iglesia, por devoción u ofrenda al Santo, para solicitarle favores. El ritual exige ser repetido durante tres lunes consecutivos y realizar el desplazamiento a pie desde el domicilio a la iglesia, ida y vuelta, a modo de penitencia. El primer lunes se reza por tres veces la jaculatoria «Señor San Nicolás, óyeme», seguida de la petición correspondiente y de otros rezos y oraciones. El segundo y tercer lunes se repite el ritual modificando la jaculatoria: «Señor San Nicolás, guíame», el segundo día, y «Señor San Nicolás, vengo por mi petición», el tercero.