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La plaza del Salvador: un rincón amable para San Pedro RegaladoCéntrica y recogida, la plaza del Salvador está ligada indudablemente a la iglesia que la preside y que tiene su origen en una ermita dedicada a Santa Elena que había en este lugar y que, al parecer, en el siglo XII adquirió el rango de parroquia. Desde luego, en el XIII ya hay documentos que la citan como iglesia del 'Santo Salvatore de Valleoleti', tal y como refleja nuestro imprescindible historiador Agapito y Revilla. Poco tiempo después ya se habla de una 'plazuela de San Salvador'. De las fechas difiere un tanto Manuel Canesi Acevedo (1680-1750), que en su 'Historia de Valladolid' habla del siglo XIV como el de elevación a parroquia de la citada ermita.
El caso es que estamos en un agradable lugar ajeno a los ruidos de la ciudad y enclavado en el corazón histórico y monumental de Valladolid. De hecho, la plaza ya tiene su singular decorado en la fachada de la iglesia que la da nombre: una austera portada plateresca del siglo XVI a modo de retablo realizada por el maestro cantero Juan Sanz de Escalante, y que, Canesi de nuevo, la describe como una «de las más preciosas que hay en España en dictamen de los más peritos en el arte de la arquitectura». Nada que objetar a tan docto juicio.
La iglesia (parroquia del Santísimo Salvador) contó con la protección de los almirantes de Castilla y tiene en su interior varios puntos de interés, entre los que destacan la que tradicionalmente se cita como pila bautismal de San Pedro Regalado. Y en la parte más antigua del templo se encuentra la capilla de San Juan, con un magnífico retablo flamenco, mientras que en el subsuelo se ve el osario formado, al parecer, por los restos del cementerio que debió tener la ermita de Santa Elena.
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No ha de pasar desapercibida su singular y elegante torre campanario, en la que destacan sus dos primeros cuerpos de piedra; el ladrillo para el cuerpo ochavo rematado en airosas ventanas y la cubierta de pizarra. Dos torres tuvo en realidad, una debió hundirse en 1691, atribuida al mismo cantero que la fachada, y la actual, que se hizo siguiendo el modelo de la iglesia de El Salvador de Mayorga de Campos.
Junto a la iglesia, en 2004, se inauguró una escultura de San Pedro Regalado realizada por el sevillano Miguel García Delgado.
También padeció la plaza la piqueta de los años 60 y en ella se levantó un edificio desmesurado para el entorno siguiendo la típica técnica de aquellos años de plomo para el patrimonio urbanístico: se retranquea el frente de la fachada histórica, que marca la pauta para el futuro, y se añaden unos cuantos metros de altura al edificio.
Del Salvador sabemos que en el siglo XVIII ya estaba empedrada, al menos en parte, y que asoma a calles de nombres de históricas resonancias: Galera, Teresa Gil, Castelar -parte de la antigua Sierpe-, Pasaje Gutiérrez, San Felipe, Santuario y Enrique IV. Y precisamente formando esquina entre estas dos últimas está la casa renacentista (siglo XVI) de los Miranda o de los Villa, de la que solo se conservan las dos portadas de sillería y restos de dos escudos.
En la plaza y calles adyacentes abren sus puertas algunas de las más veteranas librerías de la ciudad: en San Felipe, Clares, fundada en 1962, es la segunda más antigua de Valladolid -la decana es Ediciones Paulinas-; no muy lejos está Margen (calle Enrique IV) y en la misma plaza tienen su local las librerías Sandoval y Oletum. Establecimientos que hacen de la plaza del Salvador uno de los espacios más recoletos y amables de Valladolid.
De esta plaza se hablará en el futuro, además de por sus cualidades, porque el día 12 de mayo de 2023, hace poco más de un mes, un rayo destrozó la cruz que corona la capilla de las Esclavas del Sagrado Corazón, una congregación que desde abril de 1897 se venía dedicando a la educación y que cerró sus puertas por falta de vocaciones en agosto de 2021. Junto a la capilla hay una residencia universitaria que hasta ahora dirigían las religiosas.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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