El paseo de Isabel la Católica de Valladolid. Carlos Espeso

El cronista | Callejeando por Valladolid

El paseo de Isabel la Católica, la columna vertebral de Valladolid

Gracias a esta vía aún se pueden apreciar los mojones blancos y rojos que dan cuenta de esta vieja carretera

Jesús Anta

Valladolid

Viernes, 21 de junio 2024, 06:52

La ciudad se comió la antigua carretera que unía Madrid con Gijón, la Nacional 601. No obstante, aún pueden verse en el Paseo de Isabel la Católica los característicos mojones blancos y rojos que dan cuenta de esta vieja carretera.

Publicidad

La totalidad de Isabel la Católica ... discurre en paralelo al Pisuerga, junto a cuya orilla, ahora una ancha franja arbolada y ajardinada, sin embargo en un pasado no tan lejano era un espacio en el que se desarrollaban las más variadas actividades: vivero municipal, mercado de ganado, feria agrícola, carruseles de las fiestas de septiembre, piscinas, etcétera.

El puente de Isabel la Católica o «del Cubo», marca el punto en el que se inicia el paseo. Un puente que es referencia en la historia de la ciudad por tratarse del primero que se construyó para facilitar en ensanche de Valladolid hacia la Huerta del Rey. Se inauguró en 1955 y se considera de interés arquitectónico por su bella factura y por la técnica en hormigón armado de tradición española. Lo del «cubo» no es sino la evocación del viejo puente sobre la Esgueva, que desembocaba en este punto de Valladolid y que aún se conserva bajo el asfalto.

Enseguida cobra protagonismo el edificio de la Electra Popular Vallisoletana construido en 1905 bajo el proyecto y dirección del ingeniero Isidro Rodríguez Zarracina, inventor de unos carburadores que han sido de gran importancia en la industria de la aviación. La puesta en marcha de la Electra fue definitiva para que se extendiera por todo Valladolid la luz eléctrica tanto a las casas como a la red de alumbrado público.

Publicidad

Un edificio de color azul que ahora pasa desapercibido en la esquina con la calle Pedro Niño, es lo que en su día funcionó como hospital del doctor Jolín, apellido de su fundador y que prestó servicio desde 1945 hasta el año 2007. Fue Pedro Niño (siglo XV) regidor de Valladolid y que, con su dinero, mandó construir la iglesia de San Lorenzo sobre el lugar que hasta entonces era una ermita que acogía la imagen de la Virgen de San Llorente (que era como entonces se conocía esta virgen, patrona de Valladolid).

El esqueleto de la ciudad

Frente a la calle Pedro Niño se conservan las puertas de acceso al antiguo vivero municipal que se habilitó hacia 1850. Aquel dio paso a un jardín, en el que se organizó, en los años 60, un parque infantil de tráfico en el que se daban clases de conducción. Ese espacio, recientemente ha servido para construir «un skate park» que se inauguró en 2022, al mismo tiempo que se le dio el nombre de plaza Ignacio Echeverría, en recuerdo del joven ferrolano aficionado al monopatín que el 3 de junio 2017 fue asesinado cuando protegía a víctimas del atentado terrorista que se acababa de cometer cerca del puente de Londres.

Publicidad

Los jardines del Poniente se hicieron sobre el Esgueva, soterrado en la década de 1860, que cruzaba por las huertas de los monjes de San Benito. Y en ellos en 1887 se instaló una fuente llamada del Cisne, hasta que en 1892 se trasladó a la Pérgola del Campo Grande.

Y al otro lado del paseo, inmediato al puente de Isabel la Católica, está el jardín de la Rosaleda, dedicado a Francisco Sababell, un jardinero de procedencia catalana que fue contratado por el Ayuntamiento en tiempos del alcalde Miguel Íscar para ejecutar el ajardinamiento del Campo Grande. En este jardín se conservan viejos faroles que estaban en el Puente Mayor, y dos de las más antiguas farolas de Valladolid: tienen forma de candelabro y en 1878 decoraban el Campo Grande.

Publicidad

El paseo de Isabel la Católica en 1964.

Del Campo Grande al Nuñez de Arce

Acaso uno de los edificios más incomprendidos de Valladolid sea el Instituto Núñez de Arce que tiene la firma de Miguel Fisac Serna. Construido en 1961 ha estado al borde de su derribo en varias ocasiones, ignorando sus novedosas cualidades arquitectónicas y el característico estilo de uno de los arquitectos españoles contemporáneos más importantes.

Junto al rio, hasta la playa de las Moreras, los jardines reciben el nombre de paseo de Marcelino Martín «el Catarro», miembro de una mítica saga de barqueros, que en 1935 echó a navegar una barca de recreo en el lago del Campo Grande.

Publicidad

Pasado el Núñez de Arce, por detrás de San Agustín -Archivo Municipal- una escultura de Jorge Oteiza, titulada «Macla de dos cuboides abiertos» instalada en 2004, da paso a una zona habilitada como yacimiento arqueológico que documenta restos del antiguo convento agustino y del barrio de Reoyo, en el que se enclava toda esta zona del antiguo Valladolid. Y al otro lado del paseo, la playa de las Moreras, frente a los restos del Palacio de la Ribera mandado construir por Felipe III en los años que la Corte estuvo en Valladolid. La playa comenzó a prestar servicio en 1951: primero fue una pequeña zona para inmediatamente ampliarse hasta lo que ahora conocemos.

Paseo de Isabel la Católica en 1969.

En el espacio que ocupa la playa ahora, en el siglo XIX y XX, cada verano se instalaban unas casetas de baño, separadas por sexos, para disfrutar de las aguas del Pisuerga. Aún perduran en el recuerdo de muchas personas las piscinas Samoa y Deportiva. La Samoa, la más antigua comenzó a funcionar en 1935 y estuvo abierta hasta 1998.

Noticia Patrocinada

El paseo de Isabel la Católica, concluye en la plaza de San Nicolás, a la altura del primer puente de Valladolid, el Mayor, cuya antigüedad se pierde en la bruma de la historia –acaso el siglo XIII- que nos ha legado más leyendas que certezas, y que el Ayuntamiento quiere declararlo como Bien de Interés Cultural, junto con los restos de las aceñas y su azud, que son la construcción industrial más antigua de Valladolid, pues se remontan al siglo XIII.

La próxima semana en 'Callejeando por Valladolid'

La calle Miguel Íscar lleva el nombre de un alcalde que dejó honda huella en la ciudad y que había fallecido el 8 de noviembre de 1880, casi al mismo tiempo que finalizaron los trabajos de cubrir el río. Esta vía, con el paso del tiempo, pasó a ser de las más señeras de Valladolid, grqacias a que la burguesía levantó notables casas y se abrieron elegantes comercios.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad