Borrar
La calle Muro de Valladolid. Carlos Espeso
El cronista | Callejeando por Valladolid

Muro, la calle que combina exquisita arquitectura de tres siglos

Para la construcción de algunos edificios fue preciso derribar un refugio antiaéreo y el antiguo Frontón de Vista Alegre

Jesús Anta

Valladolid

Viernes, 5 de julio 2024, 06:51

Las oficinas de Hacienda -futuras dependencias de la Junta de Castilla y León-, y un edificio de bella factura en forma de proa, derribada en 1969, en plena orgía especulativa, flanqueaban antaño el comienzo de la calle Muro, que arranca desde la plaza de Madrid. Aquella proa, como no podía ser de otra manera, se conocía como la casa del barco, y durante la Guerra Civil -y algún tiempo después-, su segunda planta fue sede del «Fascio D`Italia».

La calle fue haciéndose, al igual que las de su entorno, una vez que se soterró el brazo del Esgueva que venía por las actuales calles de Dos de Mayo y Miguel Íscar. La zona se convirtió en la preferida de la burguesía para construir nuevas y amplias viviendas, que ocuparon las huertas y los solares de los conventos desamortizados que bordeaban el Campo Grande.

Inicio de la calle Muro en 1968. AMVA

El recorrido por Muro es una inmersión en la historia contemporánea de la arquitectura vallisoletana, empezando por la citada «casa del barco», que era del maestro de obras Antonio Ortíz de Urbina, hijo de Jerónimo Ortíz de Urbina. Y es Jerónimo, arquitecto vasco que desarrolló un papel fundamental en la arquitectura vallisoletana de finales del XIX, el autor del mítico y legendario Frontón de Vista Alegre que hubo en Muro.

El edificio de Hacienda, de 1934, es del arquitecto Manuel Cuadrillero y Sáez, autor de varios edificios emblemáticos de Valladolid, entre ellos la iglesia de San Juan. En la misma calle, el número 21 también es de Cuadrillero.

A continuación de Hacienda, Jacobo Romero, otro notable, es el arquitecto del edificio. Romero dejó importante obra en Palencia, y en Valladolid, entre otras, la casa adornada por atlantes, de la plaza del Corrillo.

Mas, no acaba aquí la lista de arquitectos destacados y contemporáneos, pues la sede de la Confederación Hidrográfica del Duero, de 1930, es de Alfonso Fungairiño, que dejó señalados edificios por varias ciudades españolas.

Los tres arquitectos –Cuadrillero, Romero y Fungairiño- forman parte de lo que se podría calificar como arquitectura racionalista, que ha legado a Valladolid una buena relación de importantes edificios.

A la izquierda, el frontón con su techo de cristal, y al fondo el colegio. AMVA

Muro tiene su mayor interés en la acera de los números impares, sin que por ello algún edificio de la acera de enfrente, como el número 20, que la Guía de Arquitectura de Valladolid le considera un magnífico ejemplo del buen hacer de los maestros de obras de principios del siglo XX.

Aquel Frontón de Vista Alegre (1894) antes citado lo diseñó Jerónimo Ortíz de Urbina, su cancha de juego medía 60 metros, tenía una capacidad para 2700 espectadores y el techo estaba acristalado. Tras varias vicisitudes, terminó sus días en 1967 siendo sede del Frente de Juventudes, tras haber pasado por ser una escuela de circo y de tauromaquia, y un cine: el Teatro-Cine Hispania. Estaba en el solar que ahora ocupa el número 7 de la calle.

Colegio de Huérfanos de Santiago a principios del siglo XX. AMVA

A continuación se levanta el imponente edificio de la Residencia Santiago de Huérfanos del Ejército, que ha tenido varias importantes ampliaciones. Desde 1998 funcionaba como residencia Universitaria. La institución, que nació en 1892, cerró sus puertas en 2022.

Acaso el edificio más curioso de la calle sea el que ocupa el Centro de Educación de Adultos de la Junta de Castilla y León, que hace esquina con la calle Independencia. Fue inaugurado como dispensario antituberculoso en septiembre de 1919 con el nombre de Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII. La lucha contra la tuberculosis ha sido en toda España una obsesión en las décadas a caballo entre el siglo XIX y el XX, y después de la Guerra Civil. Por ejemplo, aquel año de 1919 se registraba en Valladolid un muerto al día por tuberculosis.

Pabellón Antituberculoso recién inaugurado. Fundación Joaquín Díaz

Muro desemboca en la calle Gamazo, formando con ella, como al principio (en la plaza de Madrid), una especie de quilla de barco. De hecho, si pudiéramos observar desde el aire ambas calles veríamos que forman una especie de barco roto en su parte central por la calle Bailén, que comunica a mitad de recorrido estas dos calles muy características de la expansión burguesa vallisoletana de principios del siglo XX.

La calle guarda alguna curiosidad, como por ejemplo que el edificio número 16, que hace esquina con calle Bailén que construyó el promotor Antonio Alfonso (iniciador de Parquesol), para poder edificarlo tuvo que destruir un formidable refugio antiaéreo en el que al parecer tuvo sus oficinas el Servicio de Seguridad Interior y Orden Público que durante la Guerra Civil dirigió durante un tiempo el general Martínez Anido, afincado en Valladolid.

Y, otra, que en ella en 1935 se montó la famosa fábrica de librillos de papel de fumar «Zig Zag».

Anuncio de la fábrica de librillos Zig Zag. AMVA

El nombre de la calle viene desde que en 1894 el Ayuntamiento nombró a José Muro López-Salgado hijo predilecto de la ciudad. Antes Muro tuvo otra calle dedicada a él cerca de la calle Torrecilla, pero aquel 1894 los concejales pensaron que tal personaje merecía una calle más céntrica e importante. Muro nació en Valladolid en 1842 y falleció en Madrid en 1907.

Fue diputado por Valladolid por el partido Republicano, y en 1873 ocupó el cargo de ministro de Estado. De conocida filiación masónica, perteneció a la logia Matritense de Valladolid.

Tuvo una destacadísima actividad política y social. En el Congreso propuso la abolición inmediata de la esclavitud en Cuba, y siendo ministro de Estado suprimió la embajada ante el Vaticano.

A su muerte, el cadáver se veló en el Ayuntamiento y fue enterrado en el Panteón de Personas Ilustres.

La próxima semana

La Plaza de España protagoniza el 'Callejeando' de Jesús Anta. Anteriormente, esta ubicación se conocía con el nombre de 'Campillo de San Andrés' o simplemente 'Campillo'; dado que era un descampado exterior a la muralla de la ciudad en las inmediaciones de la iglesia (antes ermita) de ese santo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Muro, la calle que combina exquisita arquitectura de tres siglos