Ayudados por Marina de Escobar, los capuchinos lograron asentarse en Valladolid en 1631. El 22 de febrero de aquel año se establecieron en una «huerta-ribera y casa de recreación» propiedad de Enrique Enríquez Pimentel y Guzmán, marqués de Távara. Antes esta ribera había sido ... propiedad de los italianos Francesco Cosrini y Rafael Achaioli. El zamorano Bernardino Pimentel adquirió a las hijas de Achaioli la ribera que perteneció a la familia. Situada fuera de la Puerta del Campo, en la calle de Golilleros, aquel primer convento quedó prácticamente destruido en la gran inundación del 4 de febrero de 1636. Los religiosos tuvieron que abandonar aquel día su primera casa en la ciudad. Sólo tuvieron tiempo de salvar el Santísimo Sacramento.
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Acogida la comunidad unos días en el Convento del Carmen calzado y después en una casa propiedad del colegio Niñas Huérfanas, en la Acera de Sancti Spiritus (hoy Paseo de Zorrilla) esquina con San Luis (hoy Gregorio Fernández), en seguida se instalaron en la que iba a ser su ubicación definitiva en la capital, en unas casas caídas que estaban situadas entre el Convento de Nuestra Señora de la Laura y el del Corpus. La primera piedra, bendecida por el obispo de Valladolid Gregorio de Pedrosa y Casares, se colocó el 12 de marzo de 1637. La iglesia se inauguró unos años más tarde, en octubre de 1640. Fueron bienhechores de este convento Pedro de Orozco y Juan de Zamora Cabreros, secretario de la Chancillería, quien fue patrono del convento hasta su muerte. Le sucedió en el patronazgo su mujer María Delgado y a ésta, la ciudad; por lo que Valladolid se convirtió, el 1 de diciembre de 1661, en dueña y señora del Convento de San José, antes llamado de Nuestra Señora de los Ángeles
Considerados sus religiosos en el siglo XVIII «la aristocarcia conventual de la ciudad, por sus finos modales», tal y como recuerda María Antonia Fernández del Hoyo en su libro 'Patrimonio perdido. Conventos desaparecidos de Valladolid', el de San José fue uno de los conventos más sencillos de la ciudad. En él hubo además una residencia de estudiantes. Se libró de la ocupación francesa durante la Guerra de la Independencia. En 1820 los religiosos abandonaron el monasterio y se trasladaron a Rueda. Durante unos meses albergó la Casa de la Beneficencia, después fue presidio correccional, cuartel de la Guardia Civil y hospital de dementes hasta que, en 1857, se alquiló a la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España quien, sobre el terreno que ocupaban las huertas, levantó el primer edificio de la Estación del Norte, hoy Valladolid-Campo Grande. En enero de 1860, totalmente en ruina, se acordó su derribo.
Los capuchinos regresaron a Valladolid en 1944, estableciéndose en el Campillo de San Andrés, hoy Plaza de España, donde permanecen en la actualidad.
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