El cronista | Callejeando por Valladolid
Judíos, plateros y casa natal del patrón de Valladolid en apenas 120 metrosEl cronista | Callejeando por Valladolid
Judíos, plateros y casa natal del patrón de Valladolid en apenas 120 metrosLa calle Platería comienza en la plaza del Ochavo y la traza de sus viviendas obedece a la reconstrucción de todo el entorno de la plaza Mayor (entonces plaza del Mercado) que impulsó el propio Felipe II después del incendio de 1561, que arrasó todo ... el caserío.
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Se trata de una antigua calle medieval y en cuesta, atravesada por el ramal interior de la Esgueva, de ahí que se la conociera como 'la Costanilla'.
Hasta que la comunidad judía fue obligada a vivir fuera de la ciudad (se construyó un gueto en el viejo barrio de San Nicolás), hasta el siglo XV residía en la calle de la Platería y su entorno, junto al alcazarejo. Un enclave donde al parecer hubo una o varias sinagogas y donde desempeñaban sus oficios, como el de plateros, de ahí el nombre de la calle.
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La calle, en sus escasos 120 metros de longitud atesora multitud de referencias históricas y urbanísticas. A lo largo de la misma hay varias placas que hablan de estos avatares. Nada más comenzar, en el lado de los impares nos recibe el afamado arquitecto Juan Agapito y Revilla que en una placa fijada en el suelo nos recuerda que la calle tenía una vista muy hermosa y agradable. Efectivamente, sus fachadas ofrecían un trazado regular y moderno para su época. Es más, se la considera un modelo a seguir del Renacimiento en España. E inmediato a la placa, en el número 1, una lápida y una pintura en la pared nos informa de que aquí nació el patrón de Valladolid: san Pedro Regalado, también conocido como Pedro –o Perico- el de la Costanilla. La placa, aunque quien propició su instalación sostenía que fue el lugar exacto donde nació el después Patrón de Valladolid, solo debemos tomarla como referencia histórica de que nació en la Costanilla.
Las losetas negras que hay hacia el centro de la calle y una placa en la acera de los pares nos advierten de que por aquí discurría la Esgueva, cuyas bóvedas que la cubrieron están bajo el suelo que pisamos, y que más o menos a esta altura había un puente que cruzaba el cauce del río.
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En la esquina con Conde Ansúrez aún se conserva una placa de cerámica del siglo XVIII con el nombre de la calle, entonces llamada «calle de la Platería». Estas artísticas placas se instalaron en tiempos de Carlos III, siguiendo las órdenes de poner el nombre de las calles en todas las poblaciones.
Y en el suelo, otra placa nos relata que aquí estaba la puerta del Azoguejo, donde terminaba la ciudad en el siglo XV: ojo, entonces la ciudad amurallada tenía su epicentro en la plaza de San Miguel, y la calle Platería –entonces Costanilla- estaba fuera de la muralla.
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La iglesia iglesia de la Vera Cruz (s.XVI-XVII) se yergue como una especie de retablo que decora el final de la calle, y estuvo a punto de ser derribada, pues en el Valladolid de 1936 el ayuntamiento tuvo sobre la mesa el 'Proyecto de apertura de una nueva calle entre el final de la calle Platería y la plaza de San Pablo'. Esta propuesta obedecía a un radical ordenamiento de calles conocido como Plan Cort, por el apellido del arquitecto que propuso el ensanche y modernización de la ciudad.
La propuesta de abrir una nueva calle con demolición de la iglesia de la Vera Cruz era para permitir la comunicación viaria entre la plaza Mayor y la carretera de Burgos: los coches deberían tener facilidades para llegar hasta el centro pues en aquellos años eran símbolo de modernidad y progreso. La Iglesia y buena parte de la población se rebeló contra aquel despropósito.
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El que la calle fuera la admiración del Renacimiento y la vista más hermosa de la ciudad, no significa que no haya sufrido numerosas modificaciones, como se puede ver sobre todo en la acera de los pares, con varios bloques de viviendas construidas a caballo del siglo XIX y XX que rompen el trazado regular que, por suerte, aún se conserva en la acera de los impares.
De aquella reconstrucción del XVI quedan las pilastras de granito que sobresalen del paramento de las fachadas.
Al parecer, la primera casa que rompió la regularidad renacentista fue la casa número 4, cuando en 1878 se permitió a su propietario que añadiera tres miradores.
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No obstante, es preciso indicar que la calle sufrió el abandono de buena parte de sus casas en el siglo XIX, lo que condujo a la ruina de unas cuantas, pero es que incluso en la década de 1980, el ayuntamiento tuvo que abrir expedientes de declaración de ruina de varios bloques de viviendas.
De todas las formas, aún seguimos recorriendo una de las calles más acogedoras e históricas de Valladolid, cuyos bajos están ocupados por variados comercios. Uno de ellos, La Cocina Moderna, fundada en 1962, nos habla de un Valladolid que en aquella década de creciente industrialización, un símbolo de progreso en los hogares era introducir muebles de formica, cocinas de gas y utensilios que dejaran atrás la cocina de carbón, los pucheros de barro y los cazos de estaño.
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Mas, no debe terminar el recorrido por la calle sin dejar constancia del edificio que hace esquina con Macías Picavea y Rúa Oscura. Se trata de una casa que ha conservado el trazado, balconada y ladrillo que evoca como se construyó el Valladolid del Felipe II tras el incendio. Es decir, tal como era, por ejemplo, la plaza Mayor. Pero modas posteriores, al ladrillo lo consideraron vulgar y las fachadas se fueron enfoscando y pintando de color.
En el año 1962, el pleno del ayuntamiento inició el proceso de declarar Conjunto Histórico Artístico al conjunto de la calle de la Platería, la plaza del Ochavo y la iglesia de la Vera Cruz, para lo que se dirigió al Ministerio de Educación Nacional -Dirección General de Bellas Artes-, que en julio de 1964 acordó esta declaración.
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Una nueva iniciativa municipal para poner en valor la calle y todo el entorno fue la redacción de un Plan Especial del Casco Histórico. A tal fin, en 1998 el ayuntamiento firmó un convenio con la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla para la rehabilitación del patrimonio edificado residencial y urbano de la zona de Plateria, Catedral y sus entornos.
Fue un proceso laborioso, pues aparte de este convenio, el ayuntamiento tuvo que ir haciendo otros con todas las empresas de servicios, como Iberdrola, Gas Natural, Retecal y Telefónica con la finalidad de que sus canalizaciones se integraran sin desvirtuar las fachadas ni el pavimento de las calles.
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El Plan Especial del Casco Histórico y el convenio con la Junta impulsaron la renovación de la calle y la rehabilitación de las fachadas que han servido para que recupere su agradable aspecto y la instalación de nuevos negocios que revitalizan la calle.
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