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Vista de Medina del Campo a principios del siglo XX. MINISTERIO DE CULTURA
Una tormenta huracanada dejó cinco muertos en Medina del Campo

El Cronista

Una tormenta huracanada dejó cinco muertos en Medina del Campo

Ocurrió hace cien años, destrozó edificios, arrancó árboles, tejados y postes y derribó el molino del Caserío de Dueñas con sus moradores y el propietario dentro

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 10 de diciembre 2024, 06:59

El corresponsal de Medina del Campo no tuvo más remedio que enviar sus informaciones al periódico «por alcances postales» debido a la «total incomunicación telefónica y a la dificultad telegráfica». No era para menos. Aquel 2 de diciembre de 1924, hace ahora cien años, los medinenses vivieron uno de los momentos más agónicos hasta ese momento. «Los más ancianos no recuerdan haber conocido temporal más importante que el desencadenado hoy», confesaba el periodista, todavía conmovido por aquella catástrofe. Fueron horas de miedo en la villa y de auténtico terror en el llamado Caserío de Dueñas, situado a ocho kilómetros aproximadamente.

Eran las cuatro de la tarde cuando el cielo se oscureció como nunca. De súbito, «un viento huracanado acompañado de fortísimo aguacero, con imponentes relámpagos y formidables truenos» asoló Medina del Campo. También cayó «gran cantidad de piedras del tamaño de avellanas», relataba la prensa. Los destrozos fueron tremendos. En la Estación del Norte volaron tejados y cornisas, varios edificios fueron golpeados con tanta violencia que algunos se hundieron y en otros se rompieron los cristales y volaron chimeneas, numerosos y «corpulentos árboles» fueron derribados, y lo mismo ocurrió con un buen número de postes telegráficos y telefónicos. Medina quedó a oscuras porque todos los cables de conducción eléctrica resultaron averiados. Además, un tren rápido que iba a entrar en la Estación a las cinco de la tarde tuvo que parar poco después de dejar Pozaldez al quedar la vía interrumpida por la caída de los postes.

Pero lo peor ocurrió en el Caserío de Dueñas, una finca situada a ocho kilómetros de la villa, perteneciente a los herederos de Santiago Alonso-Muñumer y, a decir de El Norte de Castilla, «la más importante explotación agrícola de toda la comarca». Un poco más alejado, casi junto al río, había un molino que ocupaban el encargado, Loreto Prieto, de 45 años y natural de Alaejos, su mujer, Elena García, de la misma edad, y sus once hijos. Aquel día les acompañaban dos hijos de Alonso-Muñumer: Baldomero, que además de concejal era un afamado labrador de la zona afanado en modernizar la agricultura conforme modelos extranjeros, y Luis. Estaban conversando sobre la conveniencia de realizar diversas plantaciones junto al río cuando los sorprendió el huracán, que arrancó de cuajo la techumbre del molino, el piso superior y las paredes. En ese momento, Luis, «viendo el inminente peligro que corría, con gran exposición de su vida se arrojó a una laguna existente». El resto no tuvo tiempo.

Arriba, la Plaza Mayor de Medina del Campo en una fotografía antigua. Abajo, esquela de Baldomero Alonso, concejal y víctima del vendaval, y la Estación del Norte de la localidad. MINISTERIO DE CULTURA/EL NORTE
Imagen principal - Arriba, la Plaza Mayor de Medina del Campo en una fotografía antigua. Abajo, esquela de Baldomero Alonso, concejal y víctima del vendaval, y la Estación del Norte de la localidad.
Imagen secundaria 1 - Arriba, la Plaza Mayor de Medina del Campo en una fotografía antigua. Abajo, esquela de Baldomero Alonso, concejal y víctima del vendaval, y la Estación del Norte de la localidad.
Imagen secundaria 2 - Arriba, la Plaza Mayor de Medina del Campo en una fotografía antigua. Abajo, esquela de Baldomero Alonso, concejal y víctima del vendaval, y la Estación del Norte de la localidad.

Aunque varios campesinos que estaban por los alrededores corrieron a pedir socorro a las autoridades y a avisar a las familias, el resultado no pudo ser más trágico: a causa del vendaval murieron bajo los escombros Baldomero Alonso, de 30 años y soltero, y cuatro hijos del molinero: Ángel Prieto García, de 19 años, Fortunato, de 8, Agustín, de 3, y una niña de 15 días que aún estaba sin bautizar. La madre, Elena, ingresó muy grave en el hospital, lo mismo que Loreto y que una hija de ambos, Aurelia Prieto García, de 25 años. Perecieron asimismo dos caballerías mayores, siete cerdos y numerosas aves de corral. También acabaron en el hospital tres obreros del ferrocarril que se habían refugiado en la caseta del guardagujas cuando comenzó la tormenta, hasta que esta la arrancó de cuajo y la volteó, desplazándola diez metros. Las tareas de salvamento, harto dificultosas debido a tener que realizarse por la noche y en pleno temporal, las llevaron a cabo el Cuerpo de Bomberos y la Cruz Roja. Al entierro de las cinco víctimas, celebrado en el Cementerio del Caserío de Dueñas, asistieron el alcalde de Medina del Campo y toda la corporación municipal.

Lo cierto es que aquella tormenta huracanada afectó a otras provincias vallisoletanas, como Peñafiel, donde rompió muchos cristales y arrancó corpulentos árboles, y Pozal de Gallinas, donde causó desperfectos en el tejado de la iglesia y derribó 350 pinos. También resultó golpeada la capital madrileña, pues, según la prensa nacional, «un verdadero ciclón pasó por el término de Carabanchel», y lo hizo con tanta violencia, que «arrancó de cuajo muchos árboles, derribando formaciones de ladrillos en muchos tejares, y arrasó en gran trecho las líneas telegráficas y telefónicas». Luego pasó a Levante, donde destruyó las comunicaciones entre Sagunto y Vinaròs, y dejó incomunicada a toda Andalucía.

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