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Coronado por una «soberbia» cubierta de cerca de 7.000 cristales, realizado con un millón y cuatrocientos mil ladrillos prensados, 80.000 kilos de hierro en forma de vigas y armadura de la cubierta, 1.971 metros cuadrados, 24 metros de altura... El frontón vallisoletano ... Fiesta Alegre fue inaugurado en 7 de septiembre de 1894 «con un brillante partido de pelota entre Irún y Araquistain, blancos; contra Muchacho y Sarasúa, azules. A cincuenta tantos, a sacar de los siete cuadros y con doce pelotas finas de Modesto Sainz, de Pamplona. Ganaron los azules. Hubo un segundo encuentro de veinte tantos, a sacar de los seis y medio, por los jóvenes Chiquito Aragonés y Celayeta, blancos, contra Víctor Acha y Uría, azules, ganando los primeros».
«Una concurrencia selecta y numerosa, que ocupó el circo casi en su totalidad, acudió gustosa y animada a presenciar este espectáculo verificado por primera vez en Valladolid, quedando satisfecha y ofreciendo hermoso y agradable conjunto, así en el interior del frontón como a la salida, que llenó de carruajes y curiosos la ancha y dilatada calle Muro», pudo leerse al día siguiente en la crónica de El Norte de Castilla.
Otros edificios desaparecidos
Sonia Quintana
Sonia Quintana
Emplazado en la calle Muro, el frontón tenía capacidad para 2.716 espectadores. El ideólogo fue el vallisoletano Ángel Chamorro, quien años después sería presidente de la Asociación Patronal del Comercio e Industria de Valladolid. Chamorro constituyó una empresa con los madrileños José Rodríguez y Valeriano Macuso para construir el edificio. «Propónense además, dichos señores, utilizar el local del frontón para diversos espectáculos, segun las temporadas; así, aparte de los juegos de pelota, podrán darse y se darán funciones de circo, conciertos por grandes orquestas, exposición de curiosidades científicas y recreativas, etc.», señalaba el periódico días antes de la inauguración oficial del edificio.
Los empresarios exigieron al constructor, al contratar la obra, que en cuanto fuera posible, no saliese de Valladolid. Y así fue. La cubierta acristalada fue obra de Leocadio Cilleruelo; los ladrillos, de la fábrica vallisoletana La Cerámica de Eloy Silió; y el hierro, de la de Leto Gabilondo. El maestro de obras fue Rodríguez Herrero, encargado de hacer los planos y de la dirección facultativa de los trabajos; la construcción estuvo a cargo del contratista Romualdo Martín, siendo director facultativo de la obra Santiago Herrero. En la decoración, la parte de pintura fue ejecutada por Luis Gijón, y de la carpintería por los sucesores de Pedro Anciles. «Puede decirse que de los frontones cubiertos, Valladolid tiene uno de los mejores, acaso el mejor de los construidos hasta ahora, por una porción de detalles en los que supera a los demás edificios de su género», se aseguraba en la época.
El edificio - como se aprecia en la fotografía- estaba completamente aislado. Fue bautizado con el mismo nombre que un frontón inaugurado unos años antes en Madrid. La fachada principal era de ladrillo y constaba de tres pisos. En la planta baja había ocho puertas de arco. La fachada izquierda estaba formada por un arco y un balcón y luego 17 arcos. Estaba coronado por una cubierta de cristales, sostenida por catorce formas de bastidores y correas de hierro. En su parte interior la cubierta estaba protegida por una red de alambre y, en la superior, tenía un corredor longitudinal con pasamanos «para hacer fáciles las reparaciones y limpiezas» y tres pararrayos de puntas múltiples. La pared del juego de pelota y gran parte de la del contrajuego eran de piedra de sillería; el resto, de ladrillo prensado.
En 1910 acogió una escuela circo-taurina y en 1913 fue adquirido por la Sociedad Protectora del Obrero, que lo cedió a la Asociación Católica de Escuelas y Círculos Obreros, que lo convirtió en Casa Social Católica en Valladolid, tras someterlo a una importante reforma, inaugurándolo de nuevo en 1915. Después pasó a acoger el Teatro-Cine Hispania, hasta 1940. Durante unos años permaneció cerrado y sin uso; hasta que en 1945 se quedó con él el Frente de Juventudes, pasando a llamarse Teatro del Frente de Juventudes. Finalmente fue derribado en octubre de 1967. En su lugar se construyó el edificio de viviendas que hay en la actualidad.
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