Valladolid desaparecido
El Espolón Viejo de Valladolid
'Vamos al Espolón a recrear los ojos del cuerpo, pues ya he recreado los del entendimiento… Vamos, dijo el Alférez'. Así hace alusión Miguel de Cervantes a este desaparecido paseo vallisoletano en 'El coloquio de los perros' (1613). Definido por el portugués Tomé Pinheiro ... da Veiga en su obra 'Fastiginia' -donde narra su estancia en la ciudad durante sus años como capital del Imperio español- como «el paseo más hermoso» de Valladolid, el Espolón bordeaba la ribera del Pisuerga en el entorno del también desaparecido puente del Cubo. Treinta años antes, en su novela 'La Galatea' (1585), el autor de 'El Quijote' hacía ya en su obra referencia a las riberas del Pisuerga «bellas». «Bolved el presuroso pensamiento a las riberas del Pisuerga bellas, veréis que aumenta este rico cuento claros ingenios con quien se honran ellas. Ellas no solo, sino el firmamento, do lucen las clarificas estrellas, honrarse puede bien quando consigo tenga allà los varones que aquí digo», dejó escrito en el 'Canto de Calíope' contenido en el libro de 'La Galatea'.
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Sonia Quintana
El paseo, con un murete de piedra rematado con leones y bolas de piedra ornamentales y rejería, discurría por la desembocadura del brazo sur de la Esgueva. Fue obra del arquitecto vallisoletano Francisco de Praves, considerado la última gran figura del foco clasicista vallisoletano. De este lugar, frecuentado en las soleadas tardes invernales por los vallisoletanos -la ribera del Pisuerga era el punto más cálido de la ciudad en invierno-, se conservan en el Palacio de Fabio Nelli, sede del El Museo de Valladolid, cinco bolas de piedra, de 120 kilos cada una, y sus peanas, que formaron parte del muro del Espolón. Estos vestigios fueron rescatados en 2020 del fondo del río por el buzo Javier Marqués, colaborador de la asociación cultural Amigos del Pisuerga, y tres especialistas del Grupo de Actividades Subacuáticas (Geas) de la Guardia Civil.
Hay noticias de su existencia, al menos, desde el siglo XV. En abril de 1499 los munícipes mostraban su interés en que la ronda que iba de la Puerta del Campo hasta el Espolón estuviera practicable para que, a pie o a caballo, se pudiera llegar hasta el río pues, como dijeron algunos testigos, desde hacía más de cincuenta años la ronda estuvo abierta y por ella anduvieron muchas veces. Con vistas al Palacio de la Ribera, fue dotándose con los años de algunas comodidades como la instalación de bancos hasta su desaparación a mediados del siglo XIX. En aquel momento el muro de piedra fue desmontado. El Espolón Viejo fue sustituido por el Espolón Nuevo, al que en 1787 se añadió una plantación de 475 árboles por iniciativa de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Aquel Espolón Nuevo es lo que hoy se conoce como Paseo de las Moreras.
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