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El esplendor del Banco de Valladolid: 720 empleados y sucursales por toda EspañaQuiso el destino de la azarosa vida del Banco de Valladolid, que el mismísimo Vicente Calderón, presidente del Atlético de Madrid, fuera por unas semanas presidente del Consejo de Administración de dicho banco.
El banco, tras un periodo de pleitos y demandas, y sumido en una incertidumbre total sobre su supervivencia, terminó ingresando en 1978 en la Corporación Bancaria (entidad predecesora del actual Fondo de Garantía de Depósitos)–una 'hospital' de bancos- hasta que dos años después lo compra el británico Barclays Bank, el mayor grupo bancario británico, mediante la adquisición del 63,2 % de las acciones, el paquete accionarial que tenía la Corporación Bancaria.
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Para conocer en profundidad esta historia es necesario retrotraerse a principios del siglo XX. Hacia 1915-1916 se fundó la Banca de Medina, ubicada en Medina del Campo. Su propietario era Clemente Fernández de la Devesa, un importante empresario de la villa que inició sus negocios en la segunda mitad del XIX con una fábrica de sacos de yute y de tejidos de algodón. Con el tiempo estableció una fábrica de harinas (la Harinera Castellana), una suministradora de energía eléctrica (Eléctrica del Duero), y algunos otros negocios.
La Banca de Medina abrió oficinas en otras localidades, como Nava del Rey, Olmedo y Tordesillas, y tuvo corresponsalías en Rueda, Peñafiel y La Seca. E incluso se expansionó en otras provincias y en el extranjero, pues en 1949 el Estado le adjudicó la totalidad de acciones del Banco Germánico de la América del Sur, radicado en Madrid.
Aquella Banca de Medina en 1963 pasó a denominarse Banco de Medina, y en 1965 abrió una oficina en Valladolid, en la calle Miguel Íscar, 4. Cuatro años más tarde de nuevo cambia de nombre y pasa a llamarse Banco de Valladolid, al mismo tiempo que hace una importante ampliación de capital.
El nuevo banco, con acrónimo BANLID, fija su domicilio social en la hasta entonces oficina del Banco de Medina de la calle Miguel Íscar. Domingo López Alonso fue el primer (y prácticamente único) presidente del banco, pues era el accionista mayoritario, y declaró que su banco tenía una clara vocación de atender al sector agrario.
López Alonso era un empresario con humildes orígenes en la minería leonesa del carbón–era picador-, que llegaría a ser uno de los fundadores del periódico 'El Imparcial', concejal del Ayuntamiento de León en los años cincuenta, y promotor, junto con otros empresarios, del Banco Industrial de León.
El nuevo banco inició un proceso de expansión de tal magnitud que en junio de 1969 abrió una oficina en Madrid: primero en la calle Jacometrezo y en 1973 en plaza de Colón, que pasó a ser la oficina principal en la capital. Además, inició su cotización en Bolsa. En Valladolid abrió sucursales en varios barrios, la primera en la calle Rondilla de Santa Teresa en marzo de 1972.
Corría el mes de junio de 1975 y Domingo López anunció, en una entrevista publicada en El Norte de Castilla, que en el plazo de cinco años el banco dispondría de 100 oficinas en España y desmintió los rumores de que fuera a ser absorbido por Rumasa, que poseía el 10% de las acciones, además de ser la propietaria del edificio de la plaza de Colón donde se ubicaba la oficina el Banco de Valladolid.
Rumasa había adquirido las acciones a un empleado del banco que, según Domingo López, le había prometido vendérselas a él. Y, a su vez, Rumasa se las vendió a una empresa catalana.
El banco parecía seguir una normal política de expansión, muy lejos de las 100 oficinas que había anunciado su presidente, hasta que él mismo, accionista principal del banco, en 1978 vendió sus acciones que sumaban el 62% del total accionarial. El segundo accionista era Vicente Calderón, presidente del Atlético de Madrid, con el 20%. El comprador era un grupo empresarial formado por Camuñas, de la Mata Gorostizaga, De la Serna y Vicente Calderón. Al término de la operación, en febrero de 1978, Vicente Calderón pasó a ser el nuevo presidente del Banco de Valladolid.
La entonces famosa revista Interviú, en febrero de 1978, publicó un reportaje señalando que aquel movimiento accionarial era criticable y al parecer aportaba detalles dignos de todo crédito. Pero el banco se querelló contra la revista y consiguió que un juzgado ordenara su secuestro el 7 de marzo.
Tenía el banco en ese año 720 trabajadores y había ampliado su red abriendo oficinas en Pamplona, A Coruña, Barcelona... y así hasta quince por toda España, incluyendo la octava sucursal en Madrid y también la octava en Valladolid, en la entonces calle Calvo Sotelo, actual Doctrinos.
Vicente Calderón se mantuvo en la presidencia hasta julio de 1978, y Domingo López volvió a dirigir el banco, tal como él deseaba.
En diciembre de 1978 saltó la noticia, ya barruntada, de que el banco pasaba por dificultades, hasta el punto de que el día 3 de ese mes la Corporación Bancaria compró el 70 % de las acciones y pasó a controlar el banco.
La viabilidad para la entidad bancaria vino después de negociar su compra por el Barclays Bank, a la vista de que, tras un concurso para que algún banco quisiera hacerse de él, ninguno español manifestó interés por el Banco de Valladolid. En marzo de 1981 el Barclays se hizo con la mayoría del capital del banco.
Aquella operación fue la clave de la expansión del Barclays por toda España, que hasta la fecha solo tenía una oficina: el banco británico se hizo con una entidad de 38 oficinas y 624 trabajadores. Y comenzó un rosario de acciones judiciales que duró veinticinco años, a raíz de que Domingo López, el eterno presidente del Banco de Valladolid, exigiera una indemnización de 1.122 millones de pesetas. Además, acusó a los gobernadores del Banco de España Mariano Rubio y Luis Ángel Rojo de haberle engañado y robado su banco.
Durante un tiempo el Barclays mantuvo la cabecera del Banco de Valladolid, haciéndola figurar junto a la suya en toda la documentación del banco, de tal forma que la mancheta de los cheques, por ejemplo, era: Banco de Valladolid/Barclays Bank. Una forma, en definitiva, de intentar retener la clientela que le aportaba aquel banco que tenía sus antecedentes en la Banca de Medina.
Hubo otro Banco de Valladolid entre los años 1857 y 1870, que incluso llegó a emitir moneda nacional. Pero esa es otra historia.
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