Miguel Martín Gómez, a la puerta del negocio familiar que iniciaron sus padres a mediados de los años cuarenta del siglo XX. Rodrigo Ucero
Comercios históricos de Valladolid: Droguería y perfumería Deogracias

La droguería vallisoletana donde hasta el esmalte de uñas se vendía a granel

Deogracias Martín Martín cogió en 1944 junto a su mujer, Isabel Gómez Ayllón, el traspaso del comercio de droguería y perfumería del número 16 de la calle Panaderos, que un año antes había puesto en marcha José Fermoso Movilla

Sonia Quintana

Valladolid

Lunes, 19 de junio 2023, 00:13

Nacido en 1911 en el municipio vallisoletano de Canillas de Esgueva, Deogracias Martín Martín, el pequeño de una familia de siete hermanos, trabajó en la capital en varios establecimientos de droguería, antes de abrir el suyo propio: Droguería y Perfumería Deogracias. Fue encargado en la ... sucursal de Droguería Europea, de A. Mendicote, Navas y Cía, de la Plaza del Campillo, 10 y 11; después Droguería Mendicote, de Arturo Mendicote. «Hoy es una tienda de telefonía que hace esquina con la calle Mantería y Plaza de España», explica Miguel Martín Gómez, hijo de Deogracias y sucesor de sus padres en el negocio familiar hasta su jubilación, hace tres años. «El negocio sigue abierto pero ya no hay nadie de la familia al frente. Mis sobrinos se han dedicado a otras cosas. Es un alquiler», cuenta Miguel, a la puerta del comercio que sus progenitores abrieron a principios de los años cuarenta en Valladolid capital, en el número 16 (hoy 20) de la calle Panaderos.

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A mediados de agosto de 1944 Deogracias Martín recibió respuesta afirmativa a la licencia de apertura municipal solicitada, aunque Miguel cree que la droguería abrió antes. «Mis padres se casaron en 1943 y siempre nos han contado que fue casarse y abrir la tienda», recuerda Miguel. Isabel y Deogracias cogieron el traspaso de la droguería y perfumería que un año antes había abierto allí José Fermoso Movilla. Hasta aquel año Deogracias trabajaba como encargado en la sucursal de Droguería Europea de la Plaza del Campillo y su mujer, Isabel Gómez Ayllón (Valladolid, 1911), en la joyería y relojería Ambrosio Pérez, en la Plaza Mayor, esquina con la calle Santiago. «Ambos dejaron sus trabajos en los otros comercios y se pusieron a trabajar en el suyo propio», apunta Miguel, hijo y sobrino de comerciantes. Dos de los hermanos mayores de Deogracias, antes que él, habían abierto sendos negocios de comestibles en la capital. «Su hermano José, en la calle Labradores; y Claudio, en Capuchinos», recuerda Miguel.

Deogracias Martín Martín y Isabel Gómez Ayllón, fundadores de la droguería vallisoletana Deogracias. Álbum de la familia Martín Gómez

Deogracias estuvo en su primera ubicación hasta 1966, año en que el inmueble donde se encontraba el local alquilado por la pareja se declaró en ruina. «Consiguieron un alquiler en otro local en la misma calle, en el número 12. Allí estuvieron cinco años; hasta que el nuevo edificio del número 20 estuvo finalizado. Entonces mis padres compraron el local donde empezó Deogracias y volvieron a él. Y aquí sigue el negocio ochenta años después», rememora Miguel. «Siempre trabajaron mis padres con un dependiente. Yo me incorporé al negocio en 1974. Empecé a estudiar Filosofía y Letras, pero a mí lo que me gustaba era la tienda. Y aquí he estado 46 años. Me jubilé hace tres; a los 67», cuenta Miguel Martín Gómez (Valladolid, 1951), el pequeño de los tres hijos que tuvo la pareja: María Jesús, Isabel y Miguel.

«Todo se vendía a granel. Colonias, brillantinas... hasta el esmalte de uñas. Mi padre hacía en el patio del edificio las mezclas 'a ojo' de los colores de las pinturas. No existían los botes. Le recuerdo muchos domingos preparando los colores. En Deogracias había de todo. Los artículos se contaban por miles. El local, que ya es grande, tiene un almacén de cien metros cuadrados. ¡Lo que cabía!», evoca Miguel, a la puerta del local.

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