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Conocido por los vallisoletanos como 'Los Filipinos', el convento de los Agustinos Filipinos está situado en el en el número 7 del Paseo de Filipinos (anteriormente llamado Paseo del Campo de Marte). Flanqueando uno de los lados del Campo Grande, custodia en su interior más ... de 10.000 obras de China, Japón y Filipinas. Su Museo Oriental está considerado el mejor de España en su género. Diseñado por Ventura Rodríguez entre 1759 y 1760, la construcción del edificio se demoró 171 años: entre 1759 y 1930. La orden de San Agustín se asentó en el terreno que hoy ocupa el monasterio en 1758 y el edificio empezó a construirse al año siguiente; pero cuatro años más tarde se paralizaron las obras por falta de fondos. No pudieron retomarse hasta 1778, 16 años después.
Otros edificios históricos de Valladolid
Ocupado por los soldados franceses durante la Guerra de la Independencia (entre 1808 y 1814), lo construido por entonces (el piso bajo del claustro y el segundo de la crujía sur, la escalera principal y otras dependencias) tuvo que ser reconstruido tras el fin de la contienda. En 1853 volvieron a retomarse los trabajos y se comenzó la iglesia, que no estuvo terminada hasta 1930, habiendo pasado la dirección de obra estos últimos años por las manos de los arquitectos vascos Jerónimo Ortiz de Urbina y José María Basterra. Su última restauración y remodelación completa data del siglo XXI (entre 2004 y 2008), bajo la dirección de los arquitectos vallisoletanos Jesús Asensio Valencia y Rosario Ruiz González.
Configurado con formas geométricas puras (rectángulos, cuadrados y círculos), el claustro del edificio, en torno al cual se organizan las dependencias conventuales, tiene nueve tramos de arcadas con pilastras en dos niveles: de orden toscano en el inferior y jónico en el superior. Las fachadas laterales tienen como únicos motivos de decoración la sucesión de ventanas seriadas. A los lados de la fachada principal, donde se encuentra la iglesia, hay dos torres campanarios. La iglesia es de planta circular y cuatro óculos perforan su cúpula.
Sus más de 6.500 metros cuadrados en planta hacen de él la construcción más representativa de la arquitectura del siglo XVIII en Valladolid. En su fachada, de 105 metros de largo por 62 de ancho, destaca el ojo de buey sobre la puerta central, acompañada por dos hornacinas (hoy vacías). El remache de este cuerpo es un frontispicio triangular donde está esculpido el escudo agustiniano. Coronando la fachada, una estatua de su patrono: el Santo Niño de Cebú, obra del escultor vallisoletano Pedro Verdugo, realizada a principios del siglo XX.
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