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Inaugurada el 1 de agosto de 1929, la Casa de Socorro de la calle López Gómez se levantó en el solar contiguo a la entonces Escuela Normal de Maestros, hoy colegio público Antonio García Quintana, que en aquel momento se encontraba en construcción. Era ... la quinta casa de socorro de Valladolid desde 1884, año en que empezó a funcionar este servicio en la ciudad. Establecida «en la habitación principal de la izquierda» del inmueble del número 4 de la calle Pedro Barruecos, propiedad de Tomasa Llanos, la primera casa de socorro de Valladolid convivió unos años con otra, ubicada en uno de los locales del exconvento de las Arrepentidas en la zona de San Nicolás.
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El tercer establecimiento de estas características estuvo desde 1887 en las instalaciones del Convento de San Norberto, en el número 22 de la calle Teresa Gil. Allí se levantó un edificio de planta y piso con cubierta de hierro laminado, siguiendo los planos del arquitecto municipal José Benedicto y Lombía. En 1903 esta Casa de Socorro se trasladó a la planta baja y sótano de una casa de la calle Miguel Íscar. Este cuarto establecimiento estuvo en funcionamiento hasta la construcción, en 1929, de nueva Casa de Socorro de la calle López Gómez; desde 1995, Biblioteca Municipal Francisco Javier Martín Abril.
La Casa de Socorro de la calle López Gómez empezó a dar servicio el 2 de agosto de 1929. Obra del arquitecto Julián Varona Romón, la inauguración oficial se celebró un día antes. El Norte de Castilla recogía entonces que el nuevo edificio «suponía un avance incuestionable dadas las precarias condiciones de partida». Tenía dos plantas. En la baja, tras un vestíbulo y la habitación para el ordenanza, se disponían la sala de curas de urgencia y esterilizados; la sala de asistencia a heridos infectados; enfermería con dos camas; y cuarto para las camillas y servicios con lavabo y agua corriente. En el piso principal se encontraban el despacho del decano, un «despachito para las consultas públicas», el despacho de los médicos, el dormitorio del médico de guardia, el del practicante de servicio nocturno, un pequeño almacén de medicamentos y efectos de cura, y los lavabos.
La primera beneficiaria fue una joven de 17 años, Francisca Alonso, trabajadora de una cepillería, que presentaba una herida incisa en el pulgar izquierdo. La asistieron Manuel Carnicer, médico de guardia, y el practicante Arcadio Martín. El servicio atendido por médicos y enfermeras, luego ATS, estuvo funcionando en este edificio hasta algo más de mediados los años ochenta. Conserva el letrero de Casa de Socorro y el escudo de la ciudad realizados con mosaicos en la parte alta del edificio.
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