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Con una longitud de 250 metros y una anchura de 15, realizado en fábrica de sillería caliza, el actual Puente Mayor poco o nada se parece al puente que el árabe Mahomed diseñó por iniciativa de la condesa Eylo, según la tradición, allá por el ... año 1090. Si se hubiera mantenido la infraestructura original, quizá por él no hubiera podido entrar a Valladolid Carlos V en 1556 ni el ejército francés en 1808 durante la Guerra de la Independencia española. El puente actual data de los siglos XIII y XIV y, en algún momento, su anchura fue duplicada, siendo en realidad dos puentes paralelos adosados.
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Sonia Quintana
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Formado hoy por siete arcos de medio punto, que se apoyan en pilares de piedra, a finales del siglo XVII el puente tenía 10 ojos y como pretil una barandilla rematada con bolas. Las crecidas del Pisuerga hicieron necesarias importantes reparaciones durante los siglos XVII, XVIII y XIX; por ejemplo, la reconstrucción en 1828 de dos de sus arcos, que en 1812 habían volado las tropas inglesas y francesas. En el año 1886 se reformó en profundidad, construyendo el actual tablero, y perdiendo definitivamente su antiguo tablero medieval con subida-bajada.
La construcción del conocido en su momento como 'Puente del Río' o 'Puente de Piedra', según la leyenda, nació por iniciativa de la condesa Eylo, quien perdió a su hijo Alfonso de corta edad, estando su marido, el conde Ansúrez, fuera de Valladolid. Ordenó entonces la construcción de un puente que facilitase la comunicación de la villa con el exterior. Así mandó construir al árabe Mahomed el primer puente de Valladolid: el Puente Mayor. La escritora gallega Eduarda Feijoo de Mendoza, autora de novelas históricas, publicó en 1872 'El puente mayor de Valladolid', donde relata la historia novelada de la construcción del puente vallisoletano.
«(...) las grandes lluvias que habían caído engruesaran de un modo tal ebrio Pisuerga, que lo hicieran salir de su cauce, por lo que ocurrieran algunas desgracias; las barcas no podían pasar el río y Valladolid estaba casi incomunicado con las aldeas vecinas, y si alguna barca lo cruzaba para pasar a algún mensajero del conde que traía noticias a su esposa y a su ciudad de sus victorias en la guerra, era exponiéndose en extremo y con grandes dificultades. La condesa estaba disgustada de estos contratiempos y no hacía más que discurrir cómo remediarlos. Pronto su imaginación la sugirió un proyecto grandioso y (…) pensó construir un gran puente sobre el Pisuerga, que uniese a Valladolid con los pueblos cercanos; pero no un puente como los que había sobre el Esgueva y que se caían a las primeras avenidas sino un puente grande, seguro, magnífico, que resistiese el embate de las aguas y del tiempo y que dijese a los siglos futuros lo que ella valía.»
Mahomed, enamorado de Zaida Fátima, quien resultó ser la sultana de Toledo, decidió vengarse de los repetidos rechazos de la amiga de la condesa construyendo un puente tan estrecho que solo podía ser atravesado por un pequeño número de personas, lo que dejaría a la ciudad a merced de sus atacantes. Cuando el conde Ansúrez regresó a Valladolid ofreció un suculento botín al arquitecto que fuera capaz de ensancharlo, ante las repetidas negativas de Mahomed. Fue Hugo de Moncada quien finalmente reformó el puente añadiendo otro exactamente igual adosado al primero, según la historia de Feijoo de Mendoza.
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