Carretera de Rueda, en Valladolid. Carlos Espeso

Callejeando por Valladolid

La carretera de Rueda, una de las calles más populosas de la ciudad

Edificaciones neogóticas y conjuntos escultóricos se mezclan en esta vía repleta de locales y escuelas que prestan sus servicios a la numerosa población de la zona

Jesús Anta

Valladolid

Viernes, 23 de agosto 2024, 07:27

El 18 de octubre de 1915, Alfonso XIII, aclamado por una multitud, hizo entrega de las llaves de las casas que eran la avanzadilla de lo que pomposamente se denominó 'Ciudad Jardín' de La Rubia.

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De esta manera nacía un proyecto que no cuajó del ... todo. Se trataba de casas baratas pero de sólida construcción, bien ventiladas, con mucha luz y cámara de aislamiento para evitar las humedades.

No prosperó el plan, y el barrio que emergía fue consolidándose con modestas casas molineras y las que hoy llamamos «unifamiliares», que eran casas –unas cuantas de recreo- mandadas construir por gente de notable poder adquisitivo: por hoteles o villas se conocían.

Aquel nuevo barrio que estaba naciendo quedó articulado por la actual carretera de Rueda, que atraviesa La Rubia de principio a fin. El paso del tiempo fue sustituyendo aquellas casas modestas que fueron pespunteando la calle, por grandes bloques de viviendas construidas en los años 70.

La carretera de Rueda nace en el paseo de Zorrilla haciendo esquina con Daniel del Olmo González, y desemboca en la cañada de Puente Duero, después de que el mismo paseo de Zorrilla en el que nace, se subsume en ella a la altura de Covaresa.

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Es una calle populosa y una de las que más habitantes tiene de Valladolid, que unida a las de su entorno –parque de Arturo León, por ejemplo- han propiciado que existencia de todo tipo de establecimientos, especialmente los de productos necesarios para la vida cotidiana, que parecen mantener un buen pulso comercial.

A pesar de lo relativamente moderna que es la calle, no carece de edificios y lugares singulares. Y el primero que se ofrece es la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, un edificio neogótico proyectado en 1915 por el maestro de obras Modesto Coloma Palenzuela, que tiene un buen puñado de edificios singulares en Valladolid. Esa iglesia, que abrió sus puertas en 1917, se construyó por iniciativa de una Comisión Ejecutiva formada por vecinos para la construcción de una iglesia en La Rubia, en terrenos de Anselmo León, un empresario importante en la producción y distribución de energía eléctrica.

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Haciendo esquina con la calle Joaquín María Jalón, se conserva la Quinta Ana Mari, mandada construir en 1932 por un comerciante vallisoletano, y que desde 1999 alberga una Comisaría de la Policía Municipal.

En la acera de la derecha hay un buen tramo dominado por las tapias traseras de los antiguos cuarteles de Artillería, Automovilismo y Farmacia Militar, en cuya terminación se abre la calle de un solo portal que lleva el nombre de Carmen Tablada, una escultora de procedencia asturiana que por razones de trabajo recaló en Valladolid, donde falleció en 2014. Realizó numerosas exposiciones por toda España, y en nuestra ciudad dejó dos de sus esculturas: Arco de Toros (junto a la Plaza de Toros) y la dedicada a Santa Teresa, en el paseo Juan de Austria, inmediata a la pasarela peatonal del Museo de la Ciencia.

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En la misma acera están el Colegio Patrocinio San José y una Residencia asistida de la tercera edad gestionada por la Junta de Castilla y León.

Nada más cruzar la avenida de Zamora por debajo de un viaducto, a mano izquierda llama la atención la plaza de las Ciudades Hermanas. Urbanizada en 2010, tiene una especial iluminación nocturna. La plaza está adornada por unos grandes cubos en cada uno de los cuales se rinde homenaje a las ciudades con las que Valladolid ha entablado algún tipo de relación: Orlando, Lille, Florencia, etc. Morelia (antes llamada Valladolid) en Méjico, fue en 1978 la primera de estas ciudades con las que el Ayuntamiento estableció relaciones

Junto a la plaza se conserva un torreón, que es lo que queda de una finca o granja y que con frecuencia se le cita como perteneciente a un fielato.

Vista aérea nocturna de la plaza de Ciudades Hermanas. Info Valladolid

Cierto es que por aquí hubo un control fiscal de mercancías, como los había en prácticamente todas las entradas a Valladolid, pues no olvidemos que esta calle era la antigua carretera que conducía hacia Rueda, pero aquel fielato nada tiene que ver con esta airosa torre de ladrillo.

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Hay en este lugar un conjunto de casas molineras que evocan lo que fueron en su día los primeros balbuceos de la actual y populosa carretera de Rueda. Zeus, Atlas y Poseidón, se llaman estas cortísimas calles que parten de la calle Olimpo.

Desde las Ciudades Hermanas y junto a los campos de fútbol Martín Luquero (médico de profesión ya fallecido que en sus años de concejal de Valladolid impulsó la Fundación Municipal de Deportes), nuestra calle se prolonga atravesando los barrios de Parque Alameda y Paula López, hasta que confluye con el paseo Zorrilla cerrándole el paso a la altura de las dos columnas de colores creadas por el artista Cristóbal Gabarrón, de reconocimiento internacional y afincado en Valladolid. Estas artísticas columnas llevan por título «La puerta de Valladolid». La obra se inauguró en 1997 y señala el punto en el que comienza el barrio de Covaresa por entre el cual continúa la carretera de Rueda.

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El torreón en 1981 y presidiendo la plaza de las Ciudades Hermanas.

Llegaremos al colegio de la Asunción, una antigua granja agrícola de 1920, que en 1983 pasó a ser sede de la Presidencia de la Junta de Castilla y León, después de haberse dedicado a residencia de las religiosas de la Asunción –de ahí su nombre-. Y desde aquí nuestra larga calle de casi tres kilómetros, hace honor a su nombre, pues convertida realmente en carretera, apunta hacia Rueda pasando por el Pinar de Antequera y Puente Duero, razón por la cual a la Carretera de Rueda antes se la llamaba carretera de Puente Duero.

Y la semana que viene

La plaza de Portugalete, «un caos» de piedra que rodea la Catedral.

El primer emplazamiento que se pensó para el monumento al conde Ansúrez cuando se le hizo el encargo al escultor Nicolás Fernández de la Oliva en 1862, fue en la plaza de Portugalete. Y estaba más que fundamentado pues esta parte de la ciudad es la más ligada al repoblador de Valladolid.

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