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Hubo una época en la que las playas de Puente Duero fueron conocidas como 'Beniduero' por la gran afluencia de bañistas. Foto: Archivo Municipal; Vídeo: R. Ucero
El Cronista | Callejeando por Valladolid

La calle Real de Puente Duero: una cañada merinera

El paso sobre el río del barrio de Valladolid era aprovechado por los pastores para contar las ovejas y hoy es lugar de paso para los peregrinos de Santiago

Jesús Anta

Valladolid

Viernes, 22 de septiembre 2023, 00:15

En noviembre de 1959 se publicó la orden de anexión a Valladolid del hasta entonces municipio de Puente Duero. Como no podía ser de otra forma, aquello creó división de opiniones entre su millar de habitantes. En aquella fecha aún carecía de línea telefónica, faltaba instalar el alcantarillado en algunas calles y la iluminación pública dejaba mucho que desear, según manifestó a El Norte de Castilla, el último alcalde de la localidad, Daniel Casero Arroyo.

La calle Real articula todo el barrio y lo recorre desde la rotonda de acceso, viniendo de Valladolid, hasta el puente de piedra que cruza el Duero. Es una calle muy ancha, como se corresponde a una cañada merinera. Está ajardinada en su parte central, con zonas de juegos infantiles, y el viario está organizado de tal manera que impida alcanzar altas velocidades a los vehículos.

Es Puente Duero un enclave cañariego en el que se juntan la Cañada Real Leonesa Oriental (que también atravesaba Valladolid), y un cordel de la Leonesa Occidental procedente de Simancas. Y cruza el puente, que seguramente aprovecharan los merinos para contar las ovejas, pues para cruzarlo los enormes rebaños tenían que estirarse lo suficiente como para facilitar el conteo de las cabezas de ganado que lo atravesaban.

Enclave estratégico

El puente está en el importante camino que une Madrid y Medina del Campo con Valladolid. Más, el Duero y su puente, que convirtieron el lugar en enclave estratégico en las comunicaciones, sin embargo, también ha sido motivo de serios disgustos debidos a las tremendas crecidas del río que, en más de una ocasión, arrasó casas e incluso la iglesia, si nos atenemos a los testimonios documentados del siglo XVII que estudió el añorado historiador Anastasio Rojo Vega.

Las tremendas crecidas del río arrasaron en más de una ocasión casas e incluso la iglesia

De probable origen romano, pero de construcción medieval, el puente también sirve de paso a los peregrinos que vienen desde Madrid hacia Santiago siguiendo el que se conoce como Camino de Madrid, que junto al puente, en el lado más próximo a Valladolid, toma rumbo en dirección a Simancas siguiendo durante un buen trecho la Senda del Duero GR-14.

Todo este trasiego contribuyó a que la calle Real estuviera festoneada de mesones, tal como relata Juan Carlos Prieto en su libro sobre Puente Duero titulado 'Moradores'.

Un grupo de niños delante de la Casa Consistorial de Puente Duero en los años cincuenta. Archivo Municipal de Valladolid

Como hemos dicho, la calle Real atraviesa todo el barrio. Nace en la rotonda que, desde Valladolid, da entrada al barrio, y lo atraviesa completamente desde la carretera del pinar hasta el puente: el caserío tradicional de la calle se ha ido sustituyendo por nuevas casas de una o dos alturas. No obstante, en la acera de los impares aún puede verse alguna de sus humildes casas centenarias.

Hacia mitad de la calle se alza la iglesia parroquial bajo la advocación de Santa María de Duero. Su construcción data de 1889 y, en realidad, es un edifico que sustituyó a la iglesia anterior que fue destruida en 1860 por una de las grandes riadas del Duero. La torre tuvo un recrecimiento en la década de 1960. La iglesia preside una plaza que lleva el nombre de Damián Tascón Prieto. Por lo que se relata en el libro 'Nuestras calles y sus personajes', sabemos que Damián Tascón fue una persona querida en Puente Duero. Fallecido en 1985 a los 54 años, destacó por la actividad caritativa. Atento a las personas más necesitadas, presidió la delegación de Cáritas en el barrio y contribuyó a impulsar las fiestas patronales de Puente Duero que se celebran en torno a la Virgen del Duero el 8 de septiembre.

En la primera rotonda de la calle, un monolito y una placa recuerdan que hasta 1977 ahí estuvo el cementerio, que se trasladó a una parcela habilitada en el interior del pinar.

Melones y madera

Puente Duero ya era conocido en el siglo XIX, entre otras cosas, como productor de leña, actividad que aún se ejerce y que surte a buena parte de los propietarios de los numerosos chalés y unifamiliares que pueblan Valladolid y los municipios del entorno. Y en el siglo XX famosos se hicieron sus melones, muy apreciados en la capital, donde un par de meloneros ponían sendas casetas en La Rubia y en la Victoria.

Las playas de Puente Duero, en ambas orillas del río, fueron muy concurridas: incluso una de ellas disponía de bar y de zona de acampada. Por la década de los 60 y 70, tal era la afluencia de gente en verano para disfrutar del aire puro del pinar y del baño, que llegó a conocerse como 'beniduero', aludiendo al popular Benidorm a orillas del Mediterráneo.

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