La pérdida de María del Pilar Cano Prado, que era hija única y que falleció en 1900 cuando contaba con tan solo diez años, sumió a sus padres, Rafael y Tadea, en un profundo desconsuelo. Rafael Cano era un prestigioso Catedrático de la Facultad de ... Derecho de la Universidad de Valladolid, y tras su fallecimiento, ocurrido en abril de 1905, su viuda, Tadea Prado, dio cumplimiento al deseo del matrimonio: financiar la construcción de una iglesia en recuerdo de su hija para que fuera destinada al culto de los numerosos vecinos de las barriadas próximas, cuya iglesia más cercana era la de las Huelgas.
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La iglesia pasó a ser parroquia en 1968 y de ella se hicieron cargo los jesuitas, algunos de cuyos nombres, del que dejaremos anotado el de Buenaventura Alonso (Ventura), se convirtieron en referencia de una iglesia comprometida social, pastoral y políticamente a un tiempo crítico con la Dictadura y solidario con el movimiento obrero. A algunos de los sacerdotes aquello les llevó a destierros temporales.
El templo, que como no podía ser de otra forma se llamó de Nuestra Señora del Pilar (popularmente, la Pilarica), se consagró el 12 de octubre de 1907, en medio de una gran fiesta y con la presencia del arzobispo cardenal Cos. La construcción siguió los planos del arquitecto municipal Juan Agapito y Revilla, que al parecer no podía firmarlos por cuestiones de incompatibilidad, por lo que en los planos guardados en el Ayuntamiento figura oficialmente su amigo y también arquitecto Teodosio Torres. La iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, que se levantó en el barrio Belén años después, pasó a depender de la Pilarica.
El Ayuntamiento inició en 1994 el expediente para declararla Bien de Interés Cultural (BIC). Tras unos años cerrada por razones de deterioro, a finales de la década de 1990 fue restaurada y reabierta al culto.
El edificio se levantó sobre unos terrenos que el matrimonio tenía en la calle Nueva del Carmen. Y en este punto, que recibió el nombre de plaza de Rafael Cano, comienza la calle en la Pilarica, barrio que antaño se conocía como Vadillos Viejos. En la otra acera está el colegio público Gabriel y Galán.
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No parece claro de dónde viene el nombre de Nueva del Carmen, tal vez de que apuntaba hacia la iglesia de Carmen Extramuros (lejos aún). Es el caso que hasta que la ciudad fue creciendo ocupando las huertas y tierras de labor que separaban este enclave del resto de Valladolid, en la incipiente calle de casas molineras, así como en las que estaban al otro lado de la vía, se habían ido asentando obreros de ferrocarril, de la construcción, jornaleros y propietarios de vaquerías y cerdos: son unas cuantas las licencias que hasta entrado el siglo XX concedió el Ayuntamiento para que en Nueva del Carmen se construyeran establos, cochiqueras y gallinerías.
La calle discurre en paralelo al ferrocarril (antes en Rafael Cano había un paso a nivel sobre las vías), y tanto desde la Pilarica como desde el barrio Belén fue creciendo hasta formar una única vía que une ambos barrios y que en su tramo inicial dispone del comercio que da servicio al vecindario. Hasta la plaza del Aviador Gómez del Barco, la calle ha perdido todas las casas bajas (algún solar queda) y se caracteriza por bloques de viviendas de los años 60 y 70.
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Discurre la calle por variados lugares de interés y un pequeño pasaje bajo un bloque de viviendas en la acera de los impares facilita el paso hacia el ambulatorio de la Pilarica.
A continuación, la plaza del Aviador Gómez del Barco se asienta sobre el reciente subterráneo rodado y peatonal que cruza las vías del tren. Esta compleja obra tuvo que acometerse respetando en buena parte el antiguo puente ferroviario que en este punto salvaba el ramal interior del río Esgueva que, siguiendo el trazado de la actual calle Nochevieja (al otro lado de la plaza), entraba en el casco histórico de Valladolid cruzándolo hasta su desembocadura en el Pisuerga en las inmediaciones del puente de Poniente.
El nombre de la plaza Gómez del Barco es el de un famoso aviador militar vallisoletano, al que se le recuerda, además de por sus servicios en la guerra de Marruecos, por la hazaña deportiva de haber cruzado con su avioneta Havillan por debajo del puente Colgante la mañana del 30 de mayo de 1926.
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Da a la plaza el colegio de la Inmaculada (un centro católico regentado por las Misioneras Seculares de Jesús Obrero, fundadas por el padre Simón López en 1948). Y detrás de él, por la calle del Mesías, se accede a un bonito y recogido parque que en Belén llaman la 'Campa', pues hasta 2007 era un descampado que la chiquillería del barrio utilizaba de improvisado campo de fútbol. Un mural que decora la enorme tapia que da al parque fue realizado por el vecindario del barrio siguiendo la traza de uno de los creadores visuales españoles más interesantes: Diego del Pozo, nacido en el barrio Belén.
En este punto, la calle continúa con un trazado que mantiene las características casas bajas, nuevas unas y antiguas otras, pero bien arregladas.
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Las calles que asoman a Nueva del Carmen en su último recorrido son evocadoras de la Navidad (Villancico, Aguinaldo, Mesías, Nacimiento, Nochebuena, etcétera), muy acorde con el nombre del barrio.
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Merece la pena tomar la calle Villancico para ver la plaza de las Nieves, cuya urbanización y 90 viviendas de promoción pública terminadas en 1990 muestran una arquitectura de notable factura de los arquitectos López Merino y Rojo Rojo, premiada por el Colegio de Arquitectos de Valladolid.
Termina la calle en el Campus Universitario Miguel Delibes, cuyas facultades están rodeadas de amplias zonas verdes.
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