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Imagen de una de las partes de la avenida del Real Valladolid. Carlos Espeso
El cronista | Callejeando por Valladolid

La Avenida del Real Valladolid: un homenaje al ascenso a Primera división

A lo largo de esta vía se erigen diferentes edificaciones emblemáticas, como la sede de las Cortes de Castilla y León, el Centro Cultural Miguel Delibes; o el Estadio José Zorrilla

Jesús Anta

Valladolid

Viernes, 26 de julio 2024, 06:52

En quince años la avenida del Real Valladolid ha conocido varios nombres: puente Colgante, Monasterio Nuestra Señora de Prado, y en 2018 el alcalde decretó su nombre actual para subrayar lo importante que fue aquel año en el que el Real Valladolid volvió a la primera categoría del fútbol español.

La calle arranca en la avenida de Salamanca entre dos notables edificios. El que fuera Real Monasterio de Nuestra Señora de Prado, habitado por la orden jerónima. Sus características monumentales hacen que se le conozca como el Escorial Vallisoletano. Sobresalía por su vinculación con la nobleza, lo que convirtió a la Orden de los Jerónimos en una de las más influyentes del Reino.

El monasterio se fundó en el s. XV, y no debe pasar desapercibida su portada de principios del XVIII. Desde su desamortización ha conocido diversas vicisitudes: primero fue presidio, luego manicomio y más tarde quedó deshabitado hasta que la Junta de Castilla y León, una vez que se lo cedió la Diputación, lo rehabilitó para dedicarlo a sedes de la Consejería de Educación , y de Cultura, Turismo y Deportes.

Estado de la capilla del Monasterio de Nuestra Señora de Prado antes de su rehabilitación. AMVA

Al otro lado de la avenida se erige el edificio de las Cortes Autonómicas. Se inauguró en 2007 y dentro de sus líneas rectas y modernos volúmenes destaca el cubo central que imita al alabastro y sirve para dar luz al hemiciclo. El entorno, ajardinado en su mayor parte, se ha decorado con una escultura de Gabarrón titulada Metamorfosis, y con unos soportes luminosos que sirven para citar todos y cada uno de los municipios que componen las nueve provincias de la Comunidad. Para la construcción de las Cortes –que estaban en el castillo de Fuensaldaña-, la Junta de Castilla y León convocó un concurso de ideas que ganó el arquitecto granadino Ramón Fernández Alonso, pero posteriormente sobre su proyecto se hicieron modificaciones por parte de otros arquitectos que terminaron por otorgar la redacción del último proyecto modificado al estudio vallisoletano Cortejoso y Coronado.

A partir de aquí, según asciende la avenida, a uno y otro lado abundan las zonas verdes: correspondientes las de la izquierda al barrio de Parquesol y las de la derecha al de Villa de Prado, el último que se ha creado en Valladolid, antes del parón inmobiliario de la crisis.

Pronto se verán a mano derecha las dos torres tan características de la antigua Granja Escuela José Antonio. Fue una Escuela de Capacitación Agraria para intentar modernizar el agro castellano en los años de postguerra en los que la agricultura era una de las principales preocupaciones del Régimen, hasta el punto que lo inauguró el mismísimo Franco. Su propietario es la Diputación Provincial, y ha tenido intención de reconvertirlo en depósito y salas expositivas de la importante obra artística que atesora esta institución. Mas, circunstancias económicas o cambio de criterio, una vez comenzada su rehabilitación, dirigida por el arquitecto Roberto Valle, se dejó en suspenso. Finalmente se ha habilitado como centro de exposiciones y ferias de empresas del sector de la alimentación.

Inmediatamente se llega al Centro Cultural Miguel Delibes. Inaugurado en 2007, como la sede de las Cortes, es una de las apuestas culturales del Gobierno Autonómico. No solo dispone de diversos espacios para las representaciones escénicas y musicales, sino que alberga centros oficiales especializados en la formación superior de música, arte dramático y danza. Al proyecto se le quiso dar especial trascendencia, por lo que su diseño se le encargó al afamado arquitecto Ricardo Bofill.

En la parte final de la avenida está el centro comercial Carrefour: fue el primer hipermercado de la ciudad, construido en su día por Continente. Se inauguró en las navidades de 1981 y supuso una auténtica revolución en el comercio vallisoletano: abría desde la mañana hasta la noche ininterrumpidamente, ofrecía una ingente cantidad de productos y una extensa playa de aparcamiento de vehículos.

Año 1982, recién inaugurados el Estadio y el centro comercial Continente. AMVA

Frente a Carrefour, el Estadio José Zorrilla, que sustituyó al viejo estadio del paseo Zorrilla. El partido inaugural se jugó el 20 de febrero de 1982 y su construcción se hizo en tiempo record para llegar a tiempo de acoger una de las subsedes del Campeonato Mundial de Fútbol de aquel año. El viejo Zorrilla en absoluto se ajustaba a los requisitos que exigía la Federación Internacional de Fútbol para esta clase de competiciones. Muchos palillos tuvo que tocar el Ayuntamiento para conseguir el objetivo pues ni el terreno era suyo (era de la Diputación) ni tenía dinero para construirlo. El objetivo se consiguió gracias a diversas subvenciones oficiales y al impulso del promotor que desarrolló el plan parcial Parquesol, Marcos Fernández Fernández, que desde 1992 hasta su fallecimiento, en 1998, fue presidente del Real Valladolid Deportivo.

Pero acaso la gran desconocida del patrimonio de Valladolid, por estar oculta bajo tierra, es la villa romana de Prado, cuyos restos se localizan a mano derecha de la avenida en los terrenos inmediatamente anteriores al Estadio. La villa, de la que se han excavado y documentado los suficientes restos como para tener una idea precisa de cómo era, está datada en el siglo IV.

Los mosaicos y otros objetos hallados en las diversas excavaciones que se han llevado a cabo, están expuestos en el Museo de Valladolid, de los que de entre todos destaca el gran mosaico de Diana, que formaba parte del suelo de una de las dependencias de la villa.

Mosaico romano de Diana, expuesto en el Museo de Valladolid. NC

Su hallazgo se remonta a 1952 y el primer reconocimiento superficial del yacimiento se debe a Rivera Manescau, profesor de la Universidad de Valladolid que, además, fue director del Museo Arqueológico de Valladolid, quien dos años después, junto con el arqueólogo Federico Wattenberg efectuaron una excavación que permitió hacerse una idea más precisa de la extensión y características constructivas de la villa.

El Plan General de Ordenación Urbana ha acotado una superficie de unos 54.500 metros cuadrados de terreno para preservar los restos de la villa, sin que hasta la fecha se haya puesto en marcha ningún plan de recuperación y puesta en valor.

La próxima semana

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