Diego Patisserie, el nombre artístico del repostero de 24 años, comenzó a gestarse en Le Cordon Bleu, una escuela líder internacional en formación de alta cocina, tradicional y moderna con sede en Madrid. Desde entonces Diego González Benito, originario de Valladolid, ha cosechado grandes ... éxitos en redes sociales que, a día de hoy, cobran sentido con su propia pastelería ubicada en la plaza del Colegio Santa Cruz de la capital vallisoletana.
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Como no podía ser de otra manera la pasión por el mundo culinario se remonta tiempo atrás. «Desde que era muy pequeño me interesaba el mundo de la cocina y más concretamente la pastelería. Creo recordar que la pasión por el oficio empezó con 8 años cuando empecé a hacer recetas en casa. Años más tarde descubrí Instagram y ahí empezó Diego Patisserie», recuerda el repostero vallisoletano, en referencia a sus orígenes.
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Cuenta la leyenda que todo buen pastelero emigra de su ciudad para formarse y regresa para demostrar lo aprendido. Una leyenda que Diego González cumple a la perfección: «En la escuela de Madrid aprendí muchas recetas, como controlar el tiempo, trabajar bajo presión y sobre todo mucha técnica de pastelería francesa. Estuve un año estudiando y otro año de prácticas en la capital. Al terminar decidí que quería volver a Valladolid porque me hacía mucha ilusión empezar mi trayectoria profesional con mi propia empresa en la ciudad que me ha visto crecer».
Diego González
«He tenido miedo a emprender porque al principio todo son problemas, pero al final hay que arriesgarse y aunque dé un poco de vértigo hay que apostar por lo que uno quiere», relata Diego González. «Resulta difícil que alguien joven pueda emprender sin demasiadas trabas, no ha sido un proceso sencillo precisamente», puntualiza el pastelero.
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A día de hoy, las redes sociales son el motor de muchos aspectos de nuestro día a día. El impulso fundamental para que Diego González comenzara su emprendimiento fue Instagram. «Las redes sociales me han ayudado con el impulso inicial de la marca Diego Patisserie. La gente comparte mis recetas, incluso prueban a hacerlas en sus casas y publican el resultado en redes. A fin de cuentas, a día de hoy si no tienes visibilidad en Instagram resulta difícil iniciar un proyecto de emprendimiento», argumenta el repostero vallisoletano, quien afirma que comenzó a subir el número de seguidores «a raíz de la pandemia».
«El covid-19 fue difícil para todos porque se hizo muy cuesta arriba estar tanto tiempo encerrado en casa. Siempre he sido muy vergonzoso pero la pandemia me sirvió para vencer ese miedo y hacer directos en Instagram mostrando mis propias recetas», esboza González al recordar sus inicios en Instagram. «A la tienda viene gente que se ha interesado a raíz de Instagram. Al final el esfuerzo previo en redes sociales obtiene su fruto en la actualidad», confiesa entre risas y algo nervioso por la gran acogida del negocio en la ciudad.
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El sueño por cumplir del joven repostero de 24 años es publicar un libro de recetas. «Estuve hablando con una editorial, pero a raíz de la pandemia no pudo ser y se estancó el proyecto. Aun así, tengo pensado retomarlo porque me haría mucha ilusión poder plasmar en un libro mis recetas con fotografías», confiesa Diego González. Aunque su producto estrella son los cronuts, un dulce originario de Nueva York híbrido entre croissant y donut, y del que «en España solo hay tres pastelerías que hacemos cronuts, una en Madrid, otra en Barcelona y Diego Patisserie en Valladolid», también ofrece tartas individuales y cookies, entre otros productos de elaboración artesanal.
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