Valladolid

Un detenido con 'anfetas' alega que eran para autoconsumo en las fiestas del pueblo

«No he vendido droga jamás, la sustancia que llevaba era para consumirla con mi novia durante aquel fin de semana en fiestas de mi pueblo«, es el alegato que este miércoles ha expuesto ante la Audiencia de Valladolid R. B. B. para justificar la tenencia de los 13 gramos netos de anfetamina que llevaba entre sus ropas y el vehículo cuando fue interceptado por la policía en el verano de 2023 en la Plaza de la Santa Cruz.

Su versión exculpatoria, sin embargo, no ha sido suficiente como para que la fiscal del caso modificara su petición inicial, consistente en tres años de cárcel -le aplica la atenuante simple motivacional de consumo de drogas- y multa de 1.500 euros, mientras que el defensor ha pedido un fallo absolutorio basado en la tesis del autonconsumo y en la escasa entidad de la sustancia intervenida, 1,8 gramos si se tiene en cuenta que la riqueza de la misma apenas llegaba a 14,30, así como en el hecho de que los agentes actuantes no ocuparon a su cliente útil o instrumento alguno para el corte o distribución de la mercancía.

El acusado, durante el juicio que ha quedado visto para sentencia en la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Provincial, ha explicado que aquella noche del 13 de agosto de 2023 había cogido el coche para pasar a recoger a su novia, camarera de un bar en La Rondilla, y marcharse con ella a disfrutar de las fiestas de su pueblo, donde tenían la intención ambos de consumir los 13,76 gramos netos de 'anfetas' -el peso bruto, incluidas las bolsas, era de 28,52- que, según ha sostenido, acaba de comprar en Las Viudas tras desembolsar 400 euros.

«Por desgracia, soy consumidor, dos o tres gramos diarios y más los fines de semana, pero jamás me he dedicado a vender», ha mantenido R.B.B, quien, en declaraciones recogidas por Europa Press ratificadas más tarde por su pareja, ha apuntado que no necesita dedicarse a dicha actividad ilícita por cuanto su trabajo en el sector de la construcción le reporta mensualmente entre 2.200 y 2.400 euros.

Aunque en el momento de la detención le fueron ocupados también 800 euros, fraccionados en billetes de 50 euros, el acusado ha aclarado al tribunal que los había sacado varios días antes de su cuenta en un cajero automático con el fin de gastarlos con su novia en las fiestas del pueblo. También ha añadido que solía retirar cantidades grandes lo antes posible, nada más recibir la nómina, porque tenía un embargo de la Seguridad Social y de esta forma evitaba que le retuvieran la mayoría de su sueldo.

Su detención aquella noche se produjo cuando un coche patrulla de la Policía Nacional camuflado se detuvo junto al del acusado ante un semáforo y los agentes observaron un comportamiento anómalo que les hizo sospechar, en referencia a que «se agachó varias veces sobre el asiento del copiloto, dio acelerones» y se puso un tanto nervioso, de ahí que optaron por interceptarle y registrar el vehículo y a su conductor, «quien presentaba las pupilas dilatas como síntoma de haber consumido», algo que luego se pudo certificar con el correspondiente test.

Fue durante el registro cuando los policías le incautaron una bolsa en el bolsillo del pantalón con droga, que más tarde se comprobó que era anfetamina seca, y acto seguido, con ayuda de agentes de la Policía Municipal, otra bolsa con la misma sustancia, pero húmeda, bajo el asiento del copiloto, además de los ya citados 800 euros y una cartera de la novia en la que encontraron un 'pollo' y otra bolsita ya vacía.

«Nos dijo que la droga era de su propiedad, sin más explicación», ha recordado uno de los agentes, quien también ha reconocido que la detención fue casual ya que el acusado ni estaba siendo investigado ni le habían visto jamás traficar con sustancias.

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