Valladolid

Detenido por agredir con arma blanca a dos personas en su piso

Tras los hechos, la primera víctima se trasladó a dependencias policiales para denunciar la agresión, asegurando que su compañero de piso tenía intención de clavarle el cuchillo en el pecho. Acto seguido, y tras pasar por el hospital para ser tratado de las heridas, se personó en la comisaría el ladrón de parroquias, que replicó la misma denuncia que la primera víctima.

A tenor de lo sucedido, tras abandonar las dependencias policiales, la primera víctima, al temer que su compañero de piso permaneciera en el domicilio, volvió a avisar a la Policía Nacional, que se presentó en la vivienda para detener al presunto agresor por un presunto delito de robo con fuerza y otro por lesiones con arma blanca.

Este episodio de agresiones no es la primera que sufre el considerado ladrón de parroquias, asaltante de varias iglesias en los últimos meses en la capital vallisoletana. Esta semana, tras ser detenido por esos hurtos, identificó a cuatro personas que presuntamente le agredieron en un piso de la zona centro el 14 de febrero.

Ese día, primeramente, recibió un golpe en la cabeza que le mandó al suelo, donde la agresión continuó con patadas. Además, una mujer allí presente le hizo un corte en la mano con un cuchillo, para más tarde, entre todos, sustraerle el móvil, la cartera y un colgante. A pesar de los golpes, el ladrón de las parroquias consiguió huir del piso.

Tras detallar esa situación en su arresto por asaltar iglesias, este varón identificó a cuatro de los implicados en su presunta agresión (tres hombres y la mujer que le hizo una herida con arma blanca). Con esos datos, la Policía Nacional detuvo este miércoles a las cuatro personas en un efecto dominó de arrestos.

El historial de la víctima de esta agresión cuenta con 24 antecedentes policiales. La mayoría generado en parroquias de la capital vallisoletana como San Nicolás, San Fernando, Santa Teresa de Jesús, La Pilarica o Santa María Magdalena, entre otras.

Precisamente las recaudaciones de las iglesias se han convertido en suculentos botines para un tipo concreto de ladrones. No son grandes cantidades, pero sus recintos sí son de más fácil acceso. Éstos, no suelen tener videovigilancia ni seguridad privada y las puertas, en alguna ocasión, no son complicadas de quebrar. Las parroquias se han convertido en los últimos meses en el centro de mira de los cacos para acceder a su interior e intentar llevarse la recaudación de las limosnas. Y siempre con el mismo 'modus operandi': personas que conocen la iglesia y que por la noche revientan puertas o ventanas para colarse y llevarse todo lo que hallen.