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Desinfecciones de entre 13 y 24 horas para eliminar las heces de las piscinasDescuidos, incontinencia infantil o un reto viral. El caso es que numerosas piscinas de la provincia de Valladolid se han visto obligadas a colgar el cartel de «cerrada por heces». Localidades como Laguna de Duero, Villabáñez, Villanubla, Tordesillas o Serrada ya se han visto en ... la obligación de dejar a sus vecinos -en plena ola de calor- sin su preciado chapuzón para llevar a cabo las tareas de desinfección a causa de este problema. El último pueblo de la provincia que se ha visto obligado a clausurar sus instalaciones ha sido Quintanilla de Onesimo, aunque sin duda es Villanubla quien está viendo como este verano se está convirtiendo en pesadilla después de denunciar a la Guardia Civil presencia de heces hasta en siete ocasiones.
El protocolo a seguir cuando se dan estas circunstancias es, en primer lugar, vaciar el recinto y desalojar la piscina para comenzar con las labores de limpieza y desinfección. Se debe tener en cuenta que, si el recinto cuenta con más piscinas conectadas al mismo sistema de recirculación y filtración del agua, también sería necesario su desalojo en totalidad.
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Una vez desalojada la piscina, comienzan las labores de desinfección, para ello, será necesario establecer niveles de cloro libre residual de 2 ppm con un pH inferior a 7,5 y mantener este nivel durante al menos treinta minutos. Existe la opción de aumentar el nivel de cloro, lo que restaría tiempo de desinfección, pero después sería necesario volver a reducir los niveles de este a lo que marca la regulación, entre 0,5 y 2 ppm.
Superado los treinta minutos, si no se han observado nuevas incidencias, se podría volver a abrir a los usuarios.
Desde los 'Los Abuelos', empresa de mantenimiento de piscinas de Valladolid, establecen que deben retirarse todos los excrementos con una cesta o red fina, evitando aspirar con el limpiafondos. Para la desinfección, según presenta el protocolo de esta empresa, es necesario diluir 40 litros de hipoclorito sódico por cada 100 metros cúbicos de agua - que en una piscina pública pueden ser 480 litros-. Obteniendo una concentración de cloro activo aproximada de 20 ppm, para posteriormente mantener el sistema de filtración operando de manera ininterrumpida durante 24 horas. Destacan considerar la importancia de los tiempos de inactivación de los gérmenes. En el caso de que exista presencia de Giardia, el nivel de inactivación CT -concentración de cloro libre residual en ppm multiplicada por el tiempo en minutos- es de 45, mientras que si existe presencia de Cryptosporidium es 15.300.
En el caso de que las heces se hayan expandido y se dificulte su retirada, se abren dos formas de limpieza. Por un lado, el protocolo de hipercloración, lo que supondría desconectar el sistema de desinfección automática del circuito del agua para evitar daños en las sondas. Para realizar el proceso de limpieza, sería necesario elevar el nivel de cloro hasta los 20 ppm manteniendo los niveles de ph en 7,5 durante trece horas, con la posibilidad de doblar la cantidad de cloro y reducir así a la mitad su tiempo de actuación. Una vez alcanzado el ratio adecuado, se debe revisar cada dos horas el nivel por si fuera necesario realizar nuevas disoluciones de hipoclorito Sódico. También se debe revisar el sistema de recirculación y filtración de la piscina, asegurándose de que todo el sistema esté funcionando correctamente durante este tiempo, incluidos cualquier tipo de chorros o difusores. Por último, antes de reabrir el recinto, se debe pasar la aspiradora por todo el fondo y las paredes del vaso de la piscina, así como hacer un contra lavado y enjuague del filtro, asegurando que el agua se vierte directamente al alcantarillado y no retorna al vaso.
Otra de las opciones que se abre es el protocolo de filtración-floculación. Lo que supone situar el nivel de cloro libre residual en el agua a 2 ppm y el pH inferior a 7,5 y añadir floculante de manera continuada. Este es un proceso de filtración que se debe ejecutar en seis ciclos completos, lo que supone un cierre de la piscina durante un día o más. Una vez completado el proceso, para poder reabrir al público, es necesario seguir las mismas indicaciones que en los procesos anteriores. A lo que se suma, antes de volver a conectar todo el sistema de filtrado, hacer circular sin filtrar el agua durante diez minutos.
Un acto, que no solo supone el cierre de la piscina, el vaciado o tratado con productos químicos, sino que también guarda posibles riesgos para la salud por la presencia de diferentes bacterias. Uno de los mayores riesgos cuando se vierten heces en la piscina es que el agua se contamine por la presencia de virus y bacterias como E coli o Shigella, las cuales se podrían eliminar en pocos minutos. El problema se presenta si existe presencia de Cryptosporidium, que es una de las principales causas de gastroenteritis. Ante la imposibilidad de conocer su presencia o no el agua, es necesario activar los protocolos más 'radicales' y proceder al cierre de la piscina, ya que se trata de un protozoo resistente a los niveles de cloración habituales debido a los quistes con paredes que actúan como barreras frente a la desinfección.
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