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El desescombro de la Vera Cruz ya acumula más de 50 toneladasLas obras sobre la Iglesia de la Vera Cruz tienen ahora dos frentes: varios operarios continuaban en la mañana del jueves con los trabajos de restauración y consolidación de las dos espadañas, mientras otros se dedicaban a las tareas de desescombro y limpieza en el ... interior del templo. Unas labores semiocultas por las telas colocadas en las estructuras de andamios por seguridad y en las vallas de cerramiento del espacio religioso, pero que dejaban entrever hacia el exterior el rastro del desplome de la cúpula el pasado martes. Una envoltura, no obstante, sobre la que numerosos ciudadanos han estado buscando un agujero para ser testigos al tiempo que partícipes de la historia local.
Muchas personas que durante toda esta jornada han estado haciendo equilibrios para ver o fotografiar el interior del templo, para intentar conseguir una mejor perspectiva, saltando para evitar la malla, agachándose casi a la altura del suelo para buscar la abertura en la parte inferior del vallado o incluso a través de algún tímido orificio por donde poder curiosear. Al comienzo de la calle de la Platería, colindantes a la plaza del Ochavo, por otro lado, muchos también dirigen su mirada hacia el cielo para ver el nuevo firmamento natural originado en la cúpula del templo tras el desplome.
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Mientras la expectación aumenta en la calle, en el interior del templo los trabajadores de la constructora trabajan casi en silencio, con diligencia y rapidez, para retirar todo el escombro del suelo y en las próximas horas poder comenzar los trabajos de traslado de las imágenes procesionales de esta histórica cofradía penitencial de la capital vallisoletana. Un silencio unido al recuerdo del sobresalto de los acontecimientos pero roto a la vez por las máquinas excavadoras que trabajan a toda intensidad y sin descanso recogiendo escombros del gran montón creado en el suelo cual monte calvario, donde se van amontonando todos los residuos acumulados en esta iglesia de cruz latina. La caída a plomo de la linterna y parte de la cubierta en el crucero, por otra parte, ha motivado que no se hayan esparcido en demasía, como explica Fernando Bonrostro, arquitecto responsable de la obra, quien dos días después todavía se muestra «impresionado» con lo acontecido y con lo que ha visto allí.
Al atardecer del miércoles comenzaron las tareas de limpieza del interior del templo, que incluyeron el desplazamiento de los bancos de la iglesia hacia las naves laterales. A partir de aquí, una montaña de escombros que, según el propio técnico indicó, los retirados durante este jueves superan las 50 toneladas de cascotes de la propia cubierta con traviesas de madera, ladrillo, teja, yesos o cemento, junto a una cantidad importante de restos de los bancos de esa zona del crucero del templo e incluso de la escalera de acceso al presbiterio que, sin especial valor histórico ni patrimonial, también se ha destruido en gran parte.
Unas toneladas que traducidas en número de contenedores de obra suponen más de media docena los llenados por una empresa especializada en esta materia, lo que ha motivado una constante entrada y salida de camiones durante toda la jornada desde el Atrio de la Vera Cruz, dado que las máquinas excavadoras sacaban el material por la puerta principal de la penitencial de la Vera Cruz.
Una jornada más de luto, como reconocían algunos cofrades que se han acercado hasta los alrededores del templo a conocer in situ lo que ha pasado, encontrándose el tiempo con las tareas de desescombro que a muchos les dejaba boquiabiertos ante lo que salía en los contenedores: «¡Las maderas de las traviesas están como podridas, completamente astilladas, son casi polvo» ha sido uno de los comentarios, corroborando al tiempo la versión del arquitecto y del concejal de Urbanismo que en los primeros momentos del suceso ya hablaban de esa deficiente conservación de los travesaños que sujetaban la cúpula.
Mucho escombro generado pero también dos elementos que han querido ser rescatados por la dirección técnica de la obra e incluso por la propia cofradía: la bola dorada que coronaba la linterna y la veleta existente que tenía la particularidad de que contiene el emblema de la cofradía.
Dos elementos característicos y especialmente visibles de estos tejados de la Iglesia de la Vera Cruz, por cierto, que han sido localizados entre las toneladas de escombros y que volverán a coronar el templo una vez se rehabilite de manera integral, tal y como ha confirmado Fernando Bonrostro, significando de este modo un recuerdo también de lo que fue y de lo que sucedió a primera hora de la tarde del 25 de junio de 2024.
El desescombro, asimismo, lleva consigo el diseño de un pasillo de seguridad en el interior de la iglesia para el propio discurrir de los operarios y de los técnicos, como por ejemplo los peritos de los seguros en vigor, quienes están redactando durante estas jornadas sus correspondientes informes, pero también para poder proceder al traslado de las piezas escultóricas de tanta devoción entre cofrades y vallisoletanos como son Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna, el Ecce-Homo, la Oración del Huerto -todos de Gregorio Fernández- o el propio Lignum Crucis. Una logística diferente y ya en una segunda fase, aunque todo prácticamente inmediato, será la salida de las carrozas de La Entrada de Jesús en Jerusalén, el paso más antiguo de la Semana Santa de la ciudad y también el gran conjunto monumental de esta cofradía, el paso procesional de El Descendimiento.
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