Derriban el edificio en el que encontraron el cuerpo momificado de su último inquilino

Los cascotes y la polvareda se levantaban a medida que los obreros iban avanzando en la demolición de un edificio en el que al margen del fallecimiento de su vecino, llevaba años sufriendo ocupaciones ilegales. «El edificio estará derruido al completo esta semana», apuntaba uno de los obreros. Quien dice esta semana, dice esta misma tarde, pues en cuestión de un par de horas el bloque de tres plantas levantado en 1935 había quedado reducido a escombros que pronto serán retirados de la vía pública.

«En cuanto nos den el aviso quitamos todo», comentaban entre los obreros. El derrumbe del inmueble, situado entre calle de la Vía e Industrias, se ha llevado a cabo de manera express. Sin embargo, darle una nueva vida va a costar algo más. «Quieren construir otro bloque de viviendas, pero eso va a llevar tiempo», señalaba uno de los obreros mirando al resto del equipo en busca de aprobación. «Esperemos que el siguiente salga mejor que el anterior», comentaba una pareja entre dientes al pasearse por la zona.

Con esta demolición se pone fin a un capítulo complicadopara los vecinos de la zona, que han tenido que convivir en varias ocasiones con infinidad de casos de okupación, que más de una vez han venido acompañados de un susto, y con policía incluida. Todo se remonta al 27 de noviembre de 2022, cuando una familia intentó acceder de forma ilegal al interior del edificio (que por aquel entonces ya se encontraba tapiado) en busca de una vivienda. Y más allá de un techo y un espacio donde poder quedarse lo que encontraron fue el cadáver momificado de Antonio Torralba, un hombre de 60 años y el único residente del bloque, que había muerto hace cinco, siendo un completo desconocido para sus vecinos.

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Tras este incidente, el 22 de Bailarín Vicente Escudero y sus vecinos han sido testigos de numerosos casos de ocupación que se han ido sucediendo a lo largo de los meses. Incluso con pruebas gráficas, llegando a publicarse varias imágenes en las que se veía a unos okupas trepar por la pared del inmueble para acceder al interior. Es por ello, que la propietaria del inmueble (quien ya acumulaba varias denuncias por el estado del bloque), solicitó el 17 de mayo de 2023 la licencia para derribar el edificio que tantos conflictos ha producido.

Dicho y hecho. Tras cinco largos meses de espera, esta mañana se ponía fin a la superficie de 411 metros cuadrados que un día albergó siete viviendas y los enseres de Antonio Torralba. Ha pasado más de un año, pero el recuerdo sigue presente entre los vecinos que pasean por los alrededores murmurando acerca de lo sucedido sin querer detener mucho el paso frente al bloque. Ahora solo queda basura y despojos, sobre los que en un futuro no muy lejano, se construirá un bloque que dará paso a un nuevo comienzo para el barrio y sus vecinos.