Francisco Silva, paciente recién trasplantado
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Francisco Silva, paciente recién trasplantado
«Voy a cuidar este corazón como a un bebé»Hace medio mes que Francisco Silva Díez entró en el quirófano de Cirugía Cardiaca con un corazón agotado y después de casi dos años de espera para un trasplante que devolviera calidad a su existencia y esperanza. Soriano de nacimiento y vallisoletano de muchos años ... padecía una insuficiencia cardiaca desde 2019, una afección que le había provocado un infarto asintomático previo.
Hombre tranquilo, muy tranquilo, asegura que asumió bien la noticia de que necesitaba un corazón nuevo y que «cuando llegó el momento estaba preparado para ello, me llamaron el 8 de noviembre a las cinco de la tarde, te dicen que hay un corazón y al hospital. No pasé nervios. Para allá, me dije, y no te planteas otra cosa, es lo que toca y lo haces. En realidad fue peor el primer día tras el trasplante».
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Ana Santiago
Francisco insiste en que «el saber que estás entre los mejores da mucha tranquilidad. Había estado tres meses ingresado por insuficiencia, para cateterismo y tuve una evolución favorable, algo importante para la cirugía posterior y me han estado controlando continuamente hasta que llegó el día», recuerda.
Su grupo sanguíneo O negativo y sobre todo el tamaño hicieron más difícil encontrar el donante idóneo. «Al ser corpulento necesitábamos –apunta su médico Luis de la Fuente Galán– un corazón grande, que se correspondiera bien con su cuerpo para obtener buenos resultados y eso es lo que lo hizo más complicado». Ahora, Francisco se encuentra «muy bien, con muchas ganas de hacer de todo. Sigo los tratamientos a rajatabla y así lo haré con las indicaciones que me den. Voy a cuidar este corazón como a un bebé. Cuando estuve tres meses ingresado no daban un duro por mí.».
Y entre sus primeros planes, no lo duda, «el de abrazar a mi nieto cuando ya me dejen» y «quiero volver a hacer todo lo que me gustaba, como la pintura. Estoy deseando volver a coger un pincel».
Francisco, casado y con dos hijos y un nieto de tres añitos, solo sueña con recuperar su vida junto a la familia. Ya sólo esta pendiente de una biopsia para comprobar que todo marcha bien y el alta médica le llegará pronto. Luego revisiones puntuales y periódicas que, en su caso, son cómodas porque vive en el mismo Valladolid. Ahora se siente bien, su aspecto es saludable: «Lo peor es el esternón porque claro hay que abrirlo para operar pero externamente está todo bien cerrado, las cicatrices limpias, sin grapas ni nada» Y con un corazón nuevo, de donante, «me siento a gusto. Sin ningún problema» y, sobre todo, «agradecido. De verdad, mucho porque es un equipo extraordinario. También en el trato que es muy importante. Cuando estás varios días en un hospital te desorientas mucho y ellos te ayudan».
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