Por unos días su habitación se convierte en celda, no pocos cuentan con benefactores que les acercan la compra a la puerta de casa y hasta les cocinan la comida. Exasperados por el lento paso de las horas, suelen aliviar el malestar y la soledad ... a base de televisión, lectura de libros y webs, manualidades o rutinas caseras. A ellas se entregan como alivio la mayor parte de quienes permanecen aislados por covid o en cuarentena por haber tenido contacto con positivos.
Publicidad
En el cumplimiento estricto de los confinamientos ponen ahora el foco las autoridades, toda vez que el respeto a las medidas anticovid en las calles y espacios públicos parece cada vez más asumido por la población, salvo excepciones puntuales de comportamientos incívicos. Si durante los últimos meses la vigilancia y las sanciones han puesto el acento en el uso de mascarillas, distancia social y reducción de aforos, ahora la atención recae sobre los enfermos aislados y sus contactos en cuarentena. A ellos se dirige el acuerdo sellado al comienzo de la semana por la Junta de Castilla yleón y la Delegación del Gobierno para garantizar el cumplimiento de las medidas de prevención y control de la pandemia.
Noticia Relacionada
En aquel encuentro el presidente autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, y el delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo, firmaron un protocolo orientado a «facilitar un mayor control de las personas que deben guardar cuarentena por orden sanitaria, reforzando así la seguridad de todos los ciudadanos».
Esa es la intención. Para ello están coordinándose los dispositivos de intervención con Policía Nacional, Guardia Civil y policías locales con el fin de garantizar «que quienes deban estar confinados a consecuencia de pruebas covid positivas, así como sus contactos, cumplan con el confinamiento, de modo que quienes no lo hagan sean objeto de expediente administrativo y, en última instancia, de orden judicial», se anunció en la firma del protocolo.
Publicidad
El 7 de septiembre le comunicaron a Ana Fernández que uno de los niños de la guardería municipal en la que trabaja en Íscar había dado positivo en covid. La localidad vallisoletana ha vivido desde el 2 de agosto y el 18 septiembre dos confinamientos y, entre medias, ella estuvo en cuarentena.
El 22 de agosto la localidad vallisoletana de Torrelobatón decidió autoconfinarse para frenar un contagio que llegó a afectar a más de un centenar de sus 400 vecinos. Dos días antes, Raquel Domínguez (37 años) cerró el bar Los Castillos y unos días después su hijo Alex dio positivo.
Adiós ciudad, hola pueblo. En cuanto decayó el estado de alarma se mudaron a su segunda residencia en Pesquera de Duero. En la localidad ribereña Antonio Pontes (informático, 58 años) y Rubi de los Ríos (ama de casa, 57) han pasado el verano y allí continúan.
Mientras la curva de casos activos sigue escalando y va camino de superar los 28.000 que deben permanecer en aislamiento domiciliario, la Junta de Castilla y León carece de la información de cuántos contactos con positivos covid deberían permanecer en cuarentena. «No podemos dar esa cifra porque no disponemos de ella», apuntó una portavoz del gabinete del presidente regional.
Durante una comparecencia ante los medios la semana pasada, la consejera de Sanidad, Verónica Casado, cifró en unas 14.000 las personas cuarentenadas en Castilla y León, un cálculo que desde su propio departamento consideraron días después tomar «con todas las cautelas» ante la dificultad de realizar un seguimiento exhaustivo. De hecho, la media de contactos que siguen los rastreadores en cada uno de los casos positivos al que siguen la pista oscila entre dos y nueve.
Publicidad
En este contexto, y según el acuerdo de vigilancia, la coordinación entre personal sanitario y fuerzas de seguridad «facilitará un mayor control de las personas que deben guardar cuarentena por orden sanitaria, reforzando así la seguridad de todos los ciudadanos». Las fuerzas de seguridad colaborarán con funcionarios de diferentes consejerías en los dispositivos para vigilar presencialmente o por vía telefónica que quienes están aislados por la covid cumplen realmente con la cuarentena.
De hecho, en el acuerdo suscrito se invoca un apartado de la ley de salud pública en el que se establece que el personal funcionario al servicio de la consejería competente en materia de sanidad tendrá la consideración de agentes de la autoridad sanitaria y estarán facultados para solicitar «soporte, auxilio y colaboración de cualquier autoridad pública, así como de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y de otros cuerpos policiales locales».
Publicidad
Dos días después de que su hermana y su cuñado dieran positivo por coronavirus, M. P. (67 años) y su madre (98) decidieron autoconfinarse durante 14 días en su domicilio de Palencia. Apenas llegaron a permanecer en contacto diez minutos en la misma sala con los contagiados, guardando distancia de seguridad, todos con mascarilla, y no han tenido síntomas de covid, pero optaron por guardar un tiempo de cuarentena que ha transcurrido sin agobios ni sensación de encierro. «Por precaución decidimos quedarnos en casa sin tener relación con nadie. Para mi madre no ha supuesto una ruptura con la vida cotidiana porque sale poco, y para mí tampoco porque lo hemos llevado con mucha tranquilidad, no hemos sentido agobio», relata M. P, que prefiere aparecer identificada únicamente con las iniciales para guardar el anonimato.
Aunque desde el confinamiento del 15 de marzo su pasión por viajar y relacionarse con amistades se ha cortado radicalmente, se muestra pragmática adaptándose a la nueva situación. «Nuestra cabeza tiene que asumir que cuando llega una epidemia tan grave como esta hay que estar mentalizados y respetar las normas», esgrime M. P., que ha hecho de las noches de parchís en línea con otras personas –ahora convertidas en amistades– uno de los momentos favoritos de cada jornada de aislamiento. Su madre se ha entregado al rezo del rosario con el Papa a través de una emisora de radio. a la misa matutina, los crucigramas y acertijos. «Nos gusta estar en casa, y aunque echamos en falta bajar a dar un paseo por la acera no podemos decir que nos hayamos aburrido».
Han vivido estas semanas de aislamiento con más tranquilidad que los tres meses que el país permaneció confinado. «Los primeros días de la pandemia pasamos mucho miedo, luego vino la angustia con el récord de los casi mil muertos, parecía que nadie nos íbamos a librar del virus, las calles estaban vacías, no se sabía hasta dónde podía llegar la enfermedad... pero bueno, nos hemos ido adaptando con el paso de los días, aunque ahora parece que vamos marcha atrás, camino de revivir aquella pesadilla de cientos de muertos e infectados», afirma presa de los malos augurios que las cifras de contagiados esparcen a diario.
Por más que han concluido el período de autoconfinamiento, M. P. y su madre apenas salen de casa. «Lo mínimo para comprar y exponernos lo menos posible. Seguimos teniendo miedo porque esto no se ha pasado y hay que intentar cumplir con las normas, hacer lo posible por respetarlas porque en ello –remarca– nos va la vida a todos».
En el protocolo también se incide en la necesidad de establecer «canales de comunicación ágiles para garantizar el traspaso de información de interés» relacionada con la covid. Alberto Palomino, concejal de Seguridad Ciudadana de Valladolid, avanzó que las policías locales de la comunidad intevendrán en la supervisión de las medidas, y la colaboración de la de Valladolid «será plena, como la del Ayuntamiento, porque redundará en la mejora de la situación epidemiológica y en la reducción del índice de contagios».
Cada quince días se mantendrán reuniones con representantes de las ciudades mayores de 20.000 habitantes al objeto de hacer un seguimiento sistemático del alcance de unas medidas que se establecerán desde el Centro de Coordinación Operativa Integrada (Cecopi).
Publicidad
Las cifras actuales de la pandemia nos devuelven a la memoria los días trágicos de la crisis sanitaria, por lo que ahora las autoridades pretenden aplanar la curva poniendo el acento en la necesidad de respetar la reclusión domiciliaria de los positivos por covid y sus contactos para frenar los contagios.
Aunque la capacidad de detección de casos se ha incrementado notablemente respecto a las jornadas más traumáticas del período de confinamiento, la pandemia sigue expandiéndose con efectos traumáticos que añaden más presión a la ya sobrecargada atención asistencial. El miedo al colapso ya vivido en las unidades de pacientes críticos y la creciente saturación de la atención primaria han encendido las alarmas. Mientras, desde las autoridades se sigue apelando al «comportamiento cívico de la población» en la observancia de las normas anticovid.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.