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Conflictos vecinales en 2018, el origen de la orden de alejamiento del conductor de AuvasaEn marzo de 2018 eran denuncias cruzadas, a principios del año pasado ya había sentencia y este pasado fin de semana, todo eso se tradujo en un autobús urbano de la línea 2 parado durante unos veinte minutos en un carril de la carretera de ... Rueda. Fue el último episodio de lo que en su día empezó como conflictos vecinales, derivado más tarde en una orden de alejamiento que el chófer de Auvasa quebrantó al pasar con su vehículo a menos de 500 metros de uno de los lugares frecuentados por una de las víctimas.
Ese sábado, sobre las 15:00 horas, en la carretera de Rueda, un autobús de la línea 2, dirigido por A. M. N., encara la larga recta. En una de esas paradas se halla el hijo de J. A. H. R., que desde antes de subirse al autobús graba el transcurso del vehículo, para continuar con la filmación en el interior. Tras recorrer unos metros, el vehículo se detiene y el propio A. M. N. afirma que no va a abrir la puerta hasta que llegue la Policía «al ser grabado por una persona». Se comunica con Auvasa, que le indica que «han hablado con la Policía y les asegura que no hay delito por grabar». Por ello, desde la central le insisten en que reanude la marcha, a lo que se niega hasta la llegada de la Policía.
Mientras tanto, alrededor de veinte usuarios permanecen encerrados en el autobús unos diez minutos, hasta que el propio conductor abre la puerta y les deja salir, menos al hijo de J. A. H. R. Hasta que llegaron agentes de la Policía Municipal para formar parte de un nuevo incidente que arrancó antes de 2018 por un conflicto vecinal en la calle Parque Arturo León.
Sucesos en Valladolid
Porque el 5 de marzo de 2018 se desencadenaron los hechos que finalmente acabaron con una sentencia en la que se condenó al conductor de Auvasa con una orden de alejamiento de 500 metros sobre J. A. H. R. que finalizará el próximo mes de enero. Ese 5 de marzo se iba a celebrar la vista oral en el Juzgado de Instrucción número 4 de Valladolid por un delito leve tras la denuncia interpuesta contra el chófer, su mujer y una de sus hijas, aunque finalmente se aplazó. Dos familias, vecinos puerta con puerta, y que según incide la sentencia «las relaciones entre unos y otros no eran buenas y han dado lugar a múltiples denuncias cruzadas, siguiéndose varios procedimientos en distintos juzgados de Valladolid».
Tras suspenderse la vista oral, en la noche de ese 5 de marzo, el hijo de J. A. H. R., al salir con el coche del edificio de sus padres, fue «abordado» por la mujer del conductor de Auvasa (M. T. A. O.) y sus hijos. «Amagó con lanzarse al coche», reflejan los hechos probados. A eso se añadieron insultos como «calvo de mierda» o «te voy a rajar por denunciarme».
Un día más tarde, al mediodía, tuvo lugar un nuevo episodio. En esta ocasión, de la otra hija (I. M. M. A.). Se encontró en las inmediaciones del edificio con el denunciante y le «escupió en los pantalones». Este recriminó la acción para que la acusada tocara el telefonillo para que bajara el resto de la familia. La situación finalizó ese día, después de la llegada de otro vecino, y antes de pronunciar que «retiraba la denuncia o le iban a amargar la vida».
El otro vecino le acompañó a la víctima hasta su domicilio para más tarde acudir al hospital. Tras recibir el alta, en el mismo día, J. A. H. R. y su familia observaron unos carteles en los ascensores, la fachada del inmueble y en una farola de la calle. Letreros colocados por las acusadas en aquel momento y en el que aparecía el rostro de una de las nietas del denunciante y la frase «consumidores y traficantes tienen al barrio atemorizado».
Los carteles fueron retirados esa noche por agentes de la Policía Local, pero se colocaron a la mañana siguiente. Los retiró el portero, según declaró en el juicio, pero fueron instalándose por diversos lugares.
Y hasta ahí los hechos probados reflejados en la sentencia del Juzgado de lo Penal número 1 de Valladolid. Todos ellos negados por los acusados en la vista oral.
Fue contundente la declaración del vecino que ese día se encontró la escena. «Vio el acoso», refleja el fallo. Al igual que cámaras instaladas en el portal para «corroborar» el escupitajo. «Las grabaciones no tienen sonido pero la actitud de los acusados es muy evidente, fundamentalmente del padre y la madre. Su actitud denota tensión, agresividad y acaloramiento. No es una charla tranquila», continúan los fundamentos de derecho.
Por todos esos hechos relatados, la juez condenó a A. M. N. y a su mujer e hijos a un año de prisión por un delito contra la administración de justicia, así como multas económicas por delitos leves de lesiones y amenazas y órdenes de alejamiento del conductor de Auvasa y su mujer con la imposibilidad de acercarse a las víctimas, su domicilio y sus lugares frecuentes.
Desde esa sentencia, las denuncias cruzadas han seguido existiendo. Las últimas, este fin de semana.
Autobuses Urbanos de Valladolid (Auvasa) desconocía hasta esta semana que su trabajador A. M. N. tenía una orden de alejamiento contra una persona. «No lo había comunicado», apuntan fuentes municipales sobre el incidente del pasado sábado en la carretera de Rueda. Tras cerciorarse de los hechos, la empresa tendrá que asignar líneas que no discurran por las zonas frecuentadas por las víctimas.
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