La biblioteca del instituto Condesa Eylo de Valladolid se quedó pequeña ante tanto cariño. Nadie se lo quería perder y todo el mundo quería arropar a los padres y hermano de Teresa Rodríguez Llamazares, la joven enfermera vallisoletana presuntamente asesinada por su expareja (un ... guardia civil en prácticas) el pasado 27 de octubre en Bruselas.
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Organizado por el centro educativo, más de un centenar de personas formaron parte de un emotivo homenaje con la joven vallisoletana como protagonista. Y lo fue desde el primer momento, porque fue un encuentro con muchos mensajes de recuerdo. Desde el primer momento, cuando, con un encendido de luces, todos los presentes viajaron en el tiempo al intercambio escolar de finales de 2016 con la India, en el que la propia Teresa participó. Hasta la compañera con la que mantuvo la experiencia, con la que aún mantenía el contacto, mandó un vídeo a toda la comunidad del Condesa Eylo. «Fue un viaje que le caló mucho y que sus amigos y profesores queríamos compartir con su padres», recalcan los docentes del centro.
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Porque cuarenta días después de la muerte de Teresa, sus seres queridos se juntaron para rememorar las experiencias de su amiga y familiar. Para ello se instaló una caja en la biblioteca del centro, en la que se depositaron flores, recuerdos y fotos, momento que dio paso a las emotivas palabras de tres amigos de la joven, así como de otros tres profesores que vieron crecer a la enfermera vallisoletana antes de emprender sus estudios universitarios.
Un homenaje que fue 'in crescendo' a la par que se proyectaba un vídeo con la trayectoria de Teresa o cuando sonó, con el permiso de sus padres, una canción francesa que ella misma grabó a sus progenitores con el mensaje 'Os quiero mucho padres, pero me voy, vuelo' y que sacó las lágrimas de Juan y Blanca. Y es que la música fue importante en la vida de la enfermera y así lo quisieron los profesores del centro que tocaron en directo la canción 'Color esperanza', a la par que en un karaoke todos los presentes se animaban a cantar.
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Emoción tras emoción, el acto concluyó con una promesa lanzada al viento con la intención de que se cumpla: volver a juntarse para recordar a Teresa Rodríguez y a todas las víctimas de violencia de género con el mismo mensaje que el hermano de la joven, Francisco, lanzó el día del funeral en San Pablo: «Esto no debe volver a ocurrir».
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