Condenado a seis años de cárcel por quemar una celda de Villanubla

La Sala ha considerado que «a pesar de ser considerado un líder dentro del centro penitenciario, no ha quedado acreditado que Jorge Alfonso (en prisión desde hace más de 20 años) influyera en los actos de Amine», refleja los fundamentos de derechos.

Asimismo, Amine ha sido condenado al pago de 886,46 euros a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.

Un delito por el que la Fiscalía le pedía inicialmente once años de prisión. «Estaba aterrorizado. Ese día, con un mechero, prendí fuego a la almohada para generar humo. Me saltaron unas ascuas en el brazo y arrojé la almohada sobre la cama. Antes de todo eso, ya había avisado por el interfono que había fuego en la celda para advertir a los funcionarios», declaró Benomar, cuyo testimonio se centró en que su actuación solo la ejecutó por el miedo hacia Vázquez Campillo, con el que días atrás había compartido celda en un módulo destinado principalmente para los internos con conductas inadecuadas.

Por su parte, el otro acusado, el considerado autor mediato del incendio y que se enfrentaba a penas de 17 años de cárcel, negó los hechos y aseguró que «en ningún momento incité a Amine a que incendiara la celda». «Le conozco desde pequeño (hecho que negó el otro acusado), desde que entró en prisión hace una década (compartieron varios meses en la cárcel de Topas). No es cierto que le fuera a pegar», ha recalcado Vázquez Campillo.

La declaración de ambos acusados también se centró en un altercado sufrido tres días antes del incendio, cuando Amine y Vázquez Campillo compartieron celda debido al protocolo de acompañamiento puesto sobre Amine y que Vázquez Campillo aceptó. Jornadas anteriores, los funcionarios hallaron un móvil a Vázquez Campillo y se lo retiraron. «Pensaría que me había chivado y me dijo que me iba a matar», añadió Amine en su declaración.

Tras «varios días de amenazas», con compañeros de módulo advirtiendo al autor del incendio de que «Vázquez Campillo me tenía enfilado», Amine prendió fuego al colchón. El incendio y, sobre todo, el intenso humo, se propagó a gran velocidad por toda la galería y el resto de celdas ocupadas por otros internos. Los funcionarios actuaron de inmediato, «con riesgo propio para sus personas», y abrieron las puertas de las celdas para poder evacuar lo más rápido posible a sus ocupantes, «ante el grave peligro que conllevaba para sus vidas e integridad física la inhalación del ingente y denso humo», destacaron todos los funcionarios llamados a declarar como testigos.

Una rápida evacuación en la que se encontraron con la negativa de abandonar la celda del propio Vázquez Campillo, que alegaba en ese momento que «su madre y la prensa ya sabían que iba a morir ahí». «No sé el motivo de los hechos de Vázquez Campillo. Tal vez buscaba que se le cambiase de módulo», concluyó el director de la cárcel.