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miguel a. conde
Valladolid
Miércoles, 27 de julio 2022, 00:04
En el pabellón de las novicias del convento de las Catalinas han comenzado ya las obras. Esta parte del convento se encuentra exactamente en la punta contraria a la entrada principal. El aplanamiento del terreno, para sanear la estructura del edificio, simboliza el inicio del ... proyecto faraónico que dará un nuevo uso al convento. En concreto, en el pabellón, irá un hotel de cinco estrellas, con vistas a la zona de viñedos que incluye el plan. Desde la puerta principal del convento, situada en la calle Santo Domingo de Guzmán, no se pueden vislumbrar las obras de ninguna manera, en parte por que son 6.000 metros cuadrados construidos. El total del recinto es una hectárea, escudida en pleno centro de Valladolid, e incluirá, además del hotel y la zona dedicada al vino, un centro cívico, un huerto y un centro deportivo con piscina cubierta. Todo ello para fomentar el turismo, la cultura del vino y proporcionar a los vecinos una serie de servicios que ya venían demandando desde hacía tiempo.
Las obras iniciales del proyecto no son más que el aplanamiento y adecuación del terreno bajo el pabellón, para asegurar la integridad estructural del edificio. El espacio abierto que lo rodea se adaptará para colocar el centro deportivo, la piscina, el centro cultural y parte del huerto. El proyecto promete conservar todo lo posible de lo que es la antigua estructura, además de bienes históricos y artísticos que aún se encuentren en el interior, como los retablos de alguna de las siete capillas con las que cuenta el convento. El pabellón de las novicias se encuentra en pleno proceso de consolidación, ya que algunas partes de la infraestructura se encuentran en mal estado, como no puede ser de otra manera en un edificio que data más o menos del siglo XV, que es cuando empezó la actividad en el convento.
El Centro de la Cultura del Vino, nombre preliminar del proyecto, permitirá además que Valladolid tenga su primer hotel de cinco estrellas. El AC Palacio de Santa Ana, en Arroyo de la Encomienda, comparte parte del edificio con Valladolid capital, por lo que este sería el primer hotel de cinco estrellas dentro de la ciudad y no a las afueras o entre medias de otra localidad. El hotel ocuparía las estancias de las monjas, en la planta superior. Manuel Saravia, concejal de Planeamiento Urbanístico y Vivienda explica en la visita de ayer al convento que, para el hotel, las estancias originales no se conservarán, sólo se conservará el pasillo. Esto se debe a que la entrada y superficie original de cada habitación es demasiado pequeña.
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Sobre la parte enológica del proyecto, realmente es la que tiene más interés. Además de los usos públicos que se le dará a parte del espacio (se planea la construcción de un centro cívico utilizando la casa del capellán), la zona dedicada al enoturismo usará las partes más destacadas del edificio, como el claustro. Se habilitará un museo enológico, una zona para catas y eventos, y se aprovechará parte del patio que da a la calle San Quirce para viñedos. Además, uno de los patios interiores servirá para la creación de un huerto de plantas aromáticas. Por último, hasta las letrinas tendrán un uso específico dentro del proyecto, y es que servirán para una zona de bodega para almacenamiento del vino.
«El convento está situado en una zona completamente estratégica de la ciudad. Es céntrica, está al lado de la Plaza Mayor, del río y además tiene aparcamientos y disuasorios muy cerca, por lo que su accesibilidad es fantástica», así lo declaraba Juan Manuel Guimeráns, el gerente de la Sociedad Mixta para la Promoción del Turismo de Valladolid, también presente en la visita de ayer al convento.
La compra del espacio se realizó hace ya cuatro años, en 2018, y costó cerca de seis millones de euros (5,8 para ser exactos). En ese momento, se comenzaron las labores de mantenimiento, porque hay zonas que se encuentran en riesgo de perderse, y otras que tan solo necesitan rehabilitación más superficial y una buena limpieza, como la zona del Coro de la capilla principal. Saravia explica que, aunque haya algún problema de humedad, ya se está atacando y resolviendo. «Las cubiertas no tienen mala pinta, salvo alguna pequeña raja, las humedades se están empezando a solventar», declaraba.
El complejo ha tenido además que solventar otro tipo de problemas que no se relacionan con la condición de la infraestructura. Muchas de las tallas, esculturas y partes de interés artístico e histórico presentan mal estado, suciedad o directamente han sido trasladadas a otras zonas, como la escultura del Cristo yacente de Gregorio Fernández, que fue desplazadas de una de las pequeñas capillas del convento. Otros ejemplos de obras de arte se conservan en la iglesia de San Pablo o en el Museo de Escultura policromada de Valladolid. De hecho, parte de la techumbre de la entrada al Museo, comparte muchas similitudes a los motivos decorativos de algunas de las estancias del convento, lo que da a entender que posiblemente parte del techo del Museo en realidad perteneciera a la estructura del convento.
El otro gran problema a solventar es la acción de las palomas, las cuales corroen la madera y habitan la estancia, a parte de molestar a los vecinos, que más de una vez se han quejado por las aves. Las obras que han comenzado, debido a que solo servirán para sanear el espacio de alrededor del pabellón y asegurar su infraestructura, solo simbolizan el inicio del proyecto, por lo que la finalización del mismo, e incluso el comienzo de otras obras, no tienen fecha establecida, por lo que la urbanización total del complejo se espera a largo plazo.
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