Día de escaparates, de preparativos de Reyes en un sector, el del pequeño comercio, que a duras penas penas resiste la acometida de la covid. «Si la gente teletrabaja y sale menos de casa, no se arregla, por tanto, no compra». En esa frase se ... resumía el sentir de varias tiendas de ropa y zapatería, las que más se están resintiendo por la crisis pandémica. «La campaña navideña ha bajado hasta un 50%; todos estamos muy tocados económicamente y el miedo a lo por venir influye», sintetiza Pablo García desde el mostrador de Bonardi, veterano local con escaparate a Teresa Gil y San Pedro Regalado. Hace tres semanas rebajó un 15% el precio de parkas, pantalones, camisas y jerseys y ahora ha vuelto a recortarlo otro 5%. «Hablo con otros colegas de ropa y zapatería y me dicen lo mismo, las tiendas están llenas de mercancía a la espera de ser vendidas y las letras del banco siguen llegando».
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Desde la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid (Fecosva), su presidente, Jesús Herreras, observa que los estragos de la covid han afectado de diferente modo al sector. Menos a los negocios relacionados con equipamiento del hogar, muebles y electrodomésticos, y con especial virulencia a ropa, calzado y complementos. «Estos locales se llevan la peor parte», certifica. «Y con toda lógica, porque no estamos saliendo, apenas se celebran eventos y las celebraciones de bodas, bautizos y demás están casi a cero. Vestimos más de esport, una tendencia que se está notando en el tipo de artículos que se venden».
En la joyería Tremiño (calle Duque de la Victoria) optan por quedarse con el lado más amable: «Se ve mucha más gente por la calle, está más animada, pero que entren a comprar es otra cosa», resume con ironía Paula Tremiño mientras sus compañeros Gerardo Aparicio y José Manuel Muela hacen votos por seguir adelante como sea, siempre agradecidos a «una clientela fiel»: «Los números salen mal, pero el entusiasmo está por encima de todo», aducen, confiados en que la gente sigue «teniendo aprecio a las joyas por tratarse de piezas imperecederas».
A medida que avanza la mañana la calle Santiago va llenándose de viandantes que cargan con bolsas de compras, aunque no se aprecian colas a la entrada de las tiendas. Las franquicias han optado por no abrir este domingo en el centro, lo que esponja el espacio y mantiene despejado el tránsito.
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En la tienda de cosméticos Magnolia, Cristina Jiménez sigue tan atenta la gestión 'on line' del negocio como a la colocación minuciosa de los productos en las vitrinas. Llevaba dos años en la calle López Gómez y en febrero del 2020 se trasladó a la peatonal San Pedro Regalado. «Las restricciones de la hostelería nos influyen a todos. Aún así mi negocio está funcionando bien, aunque las compras se están retrasando de cara a los Reyes, la gente está dejándolo todo para última hora».
Mientras la gente se detiene ante los escaparates, varios furgones grises de Amazon atraviesan el centro de la ciudad cargados de entregas a domicilio. Vitrinas con letreros de rebajas a pie de calle frente al emperador tecnológico que está llevando a muchos locales a colgar la cartela naranja de 'Se alquila o se vende'. «Las 30 furgonetas que Amazon hace circular por Valladolid nos hacen competencia no solo a nosotros, también a las grandes superficies. Esa batalla por ahora la tenemos perdida», reconoce Alejandro Pellitero, de Avadeco. «Se están haciendo pruebas con plataformas de pequeñas tiendas como la de Soria y disponemos de los bonos de comercio próximo en Valladolid, pero tenemos que inventar una plataforma local que nos dé más visibilidad y oportunidades; de momento sentimos el apoyo de los ciudadanos, que agradecen nuestra cercanía».
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La presidenta de la Confederación Regional de Hostelería y Turismo de Castilla y León (Hosturcyl), María José Hernández, señaló ayer que el balance de las navidades en la comunidad se ha saldado con una caída de la actividad del 50% respecto a años anteriores debido a las restricciones de aforo, clausura de las barras y por el toque de queda a las 22:00 horas, que ha impedido dar las cenas.
Hernández apuntó que el 31 de diciembre ha pasado «sin incidencias reseñables», mientras que por lo que respecta al 1 de enero, un porcentaje «escaso» de establecimientos permaneció abierto a lo largo del día, según informa Europa Press.
También destaca que la mayoría de los restaurantes que ha dado las comidas cerró una vez finalizado el servicio, «también sin incidencias y con poco público». Todo ello se realizó, según Hernández, «con reservas previas y cumpliendo con los aforos y protocolos sanitarios establecidos».
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