Maria Bausela
Valladolid
Martes, 9 de agosto 2022
Las medidas de ahorro energético del Gobierno central, que son de obligado cumplimiento para hosteleros y comerciantes de Valladolid, entraran en vigor en escasas horas pese a las quejas reiteradas de estos sectores, que consideran que esto perjudica a los comercios locales.
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Sagrario Vaquerizo, de la Joyería Tremiño, adirma desconocer si estas medidas «van a ayudar para ahorrar mucha energía, pero desde luego lo que van a hacer es destruir el comercio, porque la gente quiere estar cómoda cuando entra en un establecimiento a comprar. Esta opinión es compartida por varios comerciantes, que ven «insensato» exponer a sus consumidores y a sus trabajadores a tales temperaturas.«Si un cliente entra de la calle con frío y aquí hace más frío, va a estar deseando marcharse, y lo mismo con el calor. Cuando entran en la joyería dicen 'ay que a gusto' y, efectivamente, se quedan más rato y tienes más posibilidad de venta, pero si no… Hay que animar a que la gente se quede en la tienda» remata Vaquerizo.
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Por su parte, Óscar Fernández, de la tienda de alta costura Lourdes G, argumenta que «el ahorro energético empieza por las propias personas, lo mismo que el aislamiento y la distancia de seguridad. Al fin y al cabo, todos queremos ahorrar por la cuenta que nos trae». En su caso, lleva ahorrando desde enero, «cuando se me duplicó la factura», Fernández asegura que pasó de pagar 300 euros a 800 al mes. Por ello decidió encender un 30% menos de las luces de su establecimiento, que, además. está iluminado durante menos tiempo.
«La temperatura del aire acondicionado es otra sinrazón», asegura partiendo de la base de que «si subes la temperatura del aire acondicionado y una persona empieza a sudar, hay que llevar toda la ropa que se pruebe a la tintorería y eso al final es otro gasto energético más que podría ser evitado». Otro coste adicional es la instalación de una puerta eléctrica de cierre automático, para la cual asegura que le han pedido un presupuesto «que ronda los 5.000 euros». Además, «el tiempo de espera es de 90 a 100 días, ya que, al ser agosto, mucha gente está de vacaciones y muchos talleres no están funcionando».
En la tienda de skate, Slappy Skateshop, Adrián Pérez relata que personalmente no le van a afectar las medidas, pero aun así considera que «apagar las luces del escaparate a las 22:00 horas es un atraso por el hecho de que en mi casa gasto muchísimo más en luz que en el local, al tener todo con luces led. Además, creo que va a haber menos turismo, porque por la noche va a dar menos seguridad si todo está apagado». Este argumento también lo comparte Óscar Fernández, que cree que «en ciudades como Valladolid, tal vez no sea tanto problema, pero en Madrid o Barcelona el apagado de los escaparates va a suponer un problema de seguridad».
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Muchos locales aluden a la necesidad de considerar la situación de cada negocio, ya que «no en todos los sitios se puede aplicar del mismo modo» afirma Míriam López, trabajadora de la cafetería Niccola. Esta se refiere a la situación del negocio en el que tiene oficio y afirma que «aquí vamos a pasar mucho calor detrás de la barra, porque están las cámaras frigoríficas, está la plancha y quieras que no va a hacer mucho calor con toda la clientela y demás». Estrella García, de la librería Oletvm, cree «que ya estamos todos intentando ahorrar por nuestra cuenta y 27 grados es mucho calor, sobre todo en locales que en los que les dé el sol durante la mañana como el nuestro».
Sin embargo, no todo son contrarios al método de actuación de estas medidas. En la tienda de regalos Oh Luna, Cristina Martín afirma que «son medidas lógicas». Su situación le permite no tener que hacer ningún cambio en el local para adoptar las medidas, que cree que «solo me van a suponer un ahorro en la factura«. De hecho, considera que «va a ser beneficioso para todos».
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De cualquier manera, desde esta noche y hasta el 1 de noviembre de 2023, el límite del termostato será de 27 grados en verano y de 19 para la calefacción en invierno en edificios públicos, espacios comerciales y grandes almacenes, aeropuertos y estaciones de tren y autobús, espacios culturales y también en las zonas comunes de los hoteles. Y a partir del 2 de septiembre, estos espacios también deben contar con carteles informativos sobre las medidas que se están aplicando, con termostatos visibles para los usuarios.
Además, los escaparates y edificios públicos desocupados se apagarán a partir de las diez de la noche, quedando exento el alumbrado de monumentos. Y el próximo 30 de septiembre será el último día para contar con un sistema de cierre de puertas automático.
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