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miguel a. conde
Valladolid
Miércoles, 3 de agosto 2022, 00:06
«Los españoles no van a pasar frío este invierno». Con estas declaraciones, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, intentó tranquilizar ... a la población al presentar el Real Decreto que contiene un plan de medidas para el ahorro energético, para así contrarrestar un posible corte del suministro de gas ruso. Las medidas, muchas de ellas de obligado cumplimiento, afectarán en gran medida a la hostelería y el comercio. Las que más controversia generan son la regulación de la temperatura de aires acondicionados a 27 grados en verano y 19 en invierno, la instalación de puertas de cerrado automático en locales -medida que deberá estar implementada antes del 30 de septiembre- y la de prescindir, en el plazo de siete días, de las luces de monumentos, escaparates, decoraciones y fachadas de edificios públicos pasadas las 22 horas.
Otras son menos directas y restrictivas, como las revisiones en las calderas térmicas y edificios para inspeccionar su eficiencia energética o incentivar el teletrabajo mediante la creación de una lista de puestos de trabajo presenciales y otros que pueden prescindir de la presencialidad. El plan se pondrá en marcha en cuando salga publicado en el BOE y durará hasta el 1 de noviembre de 2023, y se implementará en todos los comercios, espacios culturales, grandes superficies y locales.
Matilda de la Torre
Propietaria de Flores La Jara
Matilde de la Torre, propietaria de Flores La Jara, uno de los pequeños comercios de la calle Platerías, tiene claro que estas medidas no están bien planteadas. Destaca el tema de las limitaciones de temperatura de los interiores en verano e invierno. «No es lo mismo 27 grados en una tienda de Santander que 27 grados en una tienda de Badajoz, cada ciudad tiene sus diferencias», asegura. Para ella, las medidas son demasiado« generales, insuficientes y, en algunos casos, injustas». Las puertas automáticas «supondrían en algunos casos un gasto tan grande que muchas tiendas no podrían mantenerse», advierte. De la Torre ya viene aplicando algunas acciones para asegurar el ahorro a día de hoy. «Pongo el aire acondicionado solo un rato por la tarde, y eso que por la temperatura he tenido que tirar flores a la basura», lamenta.
En el caso de la tienda El Hombre del Sombrero, a escasos metros de la floristería de Matilde, Antonio de Prada critica la medida, y la califica de «parches». «Esa energía que se ahorra se gastará en otra cosa. Además, luego seremos nosotros, los pequeños comerciantes, quienes suframos los mayores sacrificios». Para Antonio, las medidas «no son nada novedosas« porque «la mayoría ya se realizaban desde hace tiempo. Por ejemplo, apagar los escaparates a las diez de la noche, casi todos los negocios lo apagan a las diez y media porque ya no hay gente. ¿Para qué vas a gastar dinero si no hay gente por la calle?», se pregunta.
Tanto hosteleros como comerciantes, o los viandantes a los que se les interpela sobre las medidas, coinciden en una reflexión: «El Gobierno debe predicar con el ejemplo». Petri Villar asegura que «los dirigentes no actúan» como ellos mismos sugieren. «Todos nos apretamos el cinturón en casa, pero ellos no, deben dar ejemplo». Antonio pone el ejemplo de un padre que limita las horas de pantalla de su hijo. «Si a tu hijo le limitas las horas con dispositivos electrónicos y tú no te limitas a tí mismo, al final beberá de tí hasta que se dé cuenta de que tú no actúas como le estás pidiendo», declara.
Una de las medidas que más incomodan a los propietarios de locales es el caso de los cierres automáticos. El plan hará obligatorios los sistemas que al abrir una puerta, la cierran automáticamente, con el objetivo de que el calor o frío del interior no se escape. En los bares que disponen de terraza esa medida resulta «inviable», como cuenta Ángel Galván, del bar Postal. «Teniendo terraza no puedo mantener la puerta cerrada todo el tiempo, los camareros necesitan entrar y salir constantemente. Además, si apago el aire acondicionado, los clientes del interior se quejarían». Le preocupa también que en algunos locales, incluso, se tendrá que hacer obra para instalar los cierres. «Mi puerta es de madera. Si por ejemplo me piden puertas abatibles, tendría que hacer obra», se lamenta.
Sin embargo, hay quien recibe las medidas con los brazos abiertos y piensa que llegan justo a tiempo. Como Domitilo Casas, quien asegura que toda la ciudadanía debe ser consciente de la situación. «Todos tenemos que colaborar, 27 grados no parecen tantos si los comparamos con el exterior, y en el caso de los 19 en invierno, es mucho mejor que poner 23 o 24», asegura. Domitilio cambió las galerías de su casa e instaló ventiladores de pared, que consumen menos electricidad. Además, ya casi no usa el coche. «Hemos venido de fuera en tren, y por el centro de la ciudad usamos el transporte público o caminamos».
«La luz en España es excesiva, en ningún otro lugar de Europa se ve tanta luz en monumentos o edificios públicos», asegura Matilde de la Torre. «Es cuestión de lógica, no de ahorro energético o falta de gas de Rusia, es ahorro por necesidad», finaliza Antonio de Prada.
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