![Varios vallisoletanos opinan sobre la escasez de las empanadillas de Buitoni.](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/05/09/empanadillasfinal-kmcE-U22069624510ssG-758x531@El%20Norte.jpg)
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Cómo combaten los vallisoletanos la crisis de las empanadillasEmpanadillas, todos las han probado alguna vez. Algunos han heredado la receta de sus abuelas o de sus madres para no perder esa esencia casera. Otros han probado a realizar sus propios experimentos para idear una masa similar. Y los que buscan una opción más sencilla se han dado una vuelta por los supermercados en busca de las obleas. Esas que dan como resultado una capa dorada que envuelve cualquier tipo de relleno (al gusto del consumidor) y que terminan en un «hay que repetir esto más a menudo».
Son muchas las casas donde no podía faltar la bolsa de 'La cocinera' con ese logotipo tan reconocible de la señora con cofia y delantal que portaba un plato humeante. Un producto que antes era uno más en la cocina y del que ahora no queda rastro, ni siquiera en los supermercados. Todo comenzó cuando Nestlé vendió a Findus el grupo La Cocinera (allá por 2015) quedándose con las masas de sus empanadillas bajo el nombre de Buitoni.
Dami Martín
Y es que el mundo de las empanadillas ha entrado en una crisis de la que muy pocos vallisoletanos habían oído hablar. «La verdad que lo he echado de menos en el supermercado pero no tenía ni idea de que habían dejado de fabricarlas», explica sorprendida Marta Sánchez, una técnica de turismo que merodeaba por el Paseo Zorrilla. Harina de trigo, agua, un poco de manteca de cerdo, una pizca de sal y levadura son los ingredientes con los que se elaboraban las míticas obleas, que ahora son unas completas desconocidas para las baldas de los comercios.
«Tenemos una falta de abastecimiento de harina que cumpla con los requisitos para garantizar las cualidades de los productos», indicaba la empresa de Nestlé. Habla en plural, sí, porque las empanadillas no han sido las únicas víctimas de la crisis. A ellas se les suma las minipizzas de la marca Buitoni, sobre las que se estima que en un mes vuelvan a los hipermercados.
Por el momento, nada. «Habrá que tener paciencia», apunta Dolores Cifuentes, otra vallisoletana que frecuentaba la compra de las obleas y que ahora, como muchos otros, tendrá que buscar un plan B. «A partir de ahora me tocará comprar una masa grande de pizza y con un molde hacer círculos para hacerlas», explica reconociendo que aunque no se asemejen a las que solía comprar es una vía rápida. Y dispuestos a buscar o pedir soluciones, todo puede valer. «Creo que podría salir otra marca a cubrir ese hueco», propone Cifuentes.
A pesar de que en los supermercados se presenten como un precocinado más, por lo que realmente se conocen a las empanadillas es por tener esa esencia casera recién salida del horno. Es por ello que algunos han optado por volver a lo clásico, a lo de siempre. «No tenía pensado hacerlas yo porque siempre las compro medio hechas. Ahora que sé que no estarán disponibles en un tiempo, buscaré una receta que sea un poco más saludable», añade Marta, que hasta nuevo aviso hará la receta a mano.
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Quien no ha cambiado la técnica es Dami Martín, una jubilada que asegura que «prefiero hacerlas mil veces en casa o solo comprar la masa». Y es que de eso hablábamos, de la masa que ha escaseado por completo. «¿En serio?, alguna vez he comprado de la marca de La Cocinera, es una pena», lamentaba a la vez que empezaba a pronunciar su queja. «Deberían tener un control más serio sobre los productos de toda la vida para que podamos seguir disfrutando de ellos». La alternativa de Martín no tarda en llegar, pues para ella no supone un problema cocinar algo que siempre va a ser un éxito en la mesa.
«La empanadilla lleva su tiempo», introduce. «Yo en mi caso prefiero hacer un sofrito de tomate y pimiento verde y bonito», explica para los que quieran tomar nota para sus próximas recetas. Y el resultado de ello tampoco tarda en aparecer, «comida sana, eso está asegurado», concluye Martín, que como otros tendrá que hacer frente a la escasez de este producto de la mejor manera posible. Por el momento solo queda armarse de paciencia, esperar y lo más importante «aprender a hacerlas en casa», una técnica que de vez en cuando puede dar problemas pero que siempre va a estar ahí.
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