El Colegio Oficial de Médicos de Valladolid es consciente, y constata, del aumento de la violencia y la agresividad, sobre todo verbal, que se produce en el entorno asistencial. Explica su presidente, José Luis Almudí, que «hay un nivel de intolerancia y una exigencia ... por parte de algunos pacientes desproporcionada. Exigen inmediatez a la hora de atenderlos y la sanidad pasa por sus peores momentos para esa atención sin paciencia y los profesionales nos transmiten estar muy quemados, estar preocuados por este ambiente y vivir incluso con miedo por ello», añade.
La organización colegial se personará, «estamos pendientes de que el juez lo admita a trámite», en el caso de Íscar del pasado día 14 de marzo. Un hombre (V. N. B.), de nacionalidad extranjera y vecino de esta localidad vallisoletana, acudió al centro de salud porque «le faltaba la insulina». Y no aceptó esperar su turno para ser atendido sino que entró en «una espiral de agresividad», según relataba la coordinadora, la doctora María Jesús de Hoyos, de forma que terminó por provocar destrozos en las instalaciones, por obligar al equipo a encerrarse en Urgencias con pacientes y a una situación muy tensa en la que no hubo agresión física pero si una situación violenta y violencia verbal.
Agrede a los sanitarios en Íscar
«El ambiente está muy crispado, cada vez hay más agresiones a sanitarios, las listas de espera no han mejorado en los hospitales, la Atención Primaria sigue igual, saturada, con sobrecarga y sin reorganización y con una alta persión asistencial. Y no se hace nada por corregir esta situación. Los médicos explican además que el miedo no lo sufren solo en el centro de salud sino que a veces el agresor sabe donde viven o cual es su coche y se sienten inseguros en todas partes», destaca el doctor Almudí.