Antonio Molina, gerente del Pub Dickens, en una foto cedida por su familia. EL NORTE
Obituario

La coctelería vallisoletana despide al 'barman' del Pub Dickens

Antonio Molina Álvarez, uno de los últimos grandes camareros de la vieja escuela, falleció el pasado lunes a los 63 años

Laura Negro

Valladolid

Martes, 22 de noviembre 2022, 19:27

La hostelería y el ocio nocturno de Valladolid están de luto. Acaban de perder a uno de sus grandes barman. Antonio Molina Álvarez, propietario del mítico Pub Dickens, toda una institución en la ciudad y templo del buen beber. Falleció el lunes y se fue ... con la elegancia que le caracterizaba. Deja muy apenadas a su esposa Montse, a su hija Laura, a tres hermanas menores que él y una fiel clientela que le echará de menos.

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Nació en Valladolid en 1959, pero siendo muy niño se trasladó a Guardo, donde sus padres, Antonio y Rosa, se fueron a labrar un futuro para sus hijos, al frente del conocido hostal Jay. Más tarde regresaron a Valladolid para hacerse cargo de la Casa de Palencia y del bar Teddy´s, en la Acera de Recoletos. Antonio Molina fue alumno del instituto Emilio Ferrari, aunque no fue un buen estudiante, por lo que su padre le animó a trabajar en el bar familiar y ahí, en el Teddy´s, nació el que ha sido uno de los mejores 'barman' que ha tenido Valladolid. «Bendita la hora en que se puso a trabajar en la hostelería», recuerda su hermana Yolanda. «Aprendió todo de mi padre y ha sido el mejor de los mejores en lo suyo», prosigue emocionada.

Le apasionaba su trabajo y atender a la clientela. Apoyado por sus padres, cogió el traspaso del pub Dickens. Entonces tenía 19 años y su curiosidad le llevó a querer aprenderlo todo de la coctelería. El suyo no era un trabajo fácil. Pasaba muchas horas tras la barra, pero él siempre atendía con una sonrisa, recordaba la bebida favorita de cada cliente y elegía el mejor cóctel para cada momento. Él disfrutaba viendo disfrutar a los demás. Era feliz sirviendo, cuentan quienes le conocieron bien. Fue un hombre discreto, al que le gustaba guardar un silencio respetuoso para no interrumpir las conversaciones privadas. Su buen hacer y dedicación le hizo conservar clientes de toda la vida, que le apreciaban de verdad.

Fan incondicional de Julio Iglesias

Antonio Molina era un gran artista de la coctelería. Consiguió la excelencia gracias a su talento, pero también a su esfuerzo y constancia. «Era impecable en todo. En su forma de vestir, siempre con traje y muy engominado, y también impecable en el trato, detrás de la barra», destaca de él José Miguel Fernández, del bar Lord. «Era un buenazo. Muy metódico en su trabajo y eso le hacía ser el mejor. Se tomaba su tiempo para preparar cada combinado. Era un barman de los de antes, de los de toda la vida. De los que esperaban tras la barra firme y siempre atento a la clientela. Ese tipo de hostelería ya no existe. Antonio era de los pocos que quedaban de esa vieja escuela», prosigue Fernández, colega de profesión, cliente y, sobre todo, amigo. «Su pub fue hasta el lunes la sede no oficial de la Asociación de Veteranos de Villanubla Ala 37. Hace muy poco decoró una parte del establecimiento con cuadros de aviones y lo llamó 'El Rincón del Aviador'. Él era un veterano más», completa Richard Sanz, otro de sus buenos amigos.

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Los que apreciaban a Antonio destacan de él que era una gran persona. «Era muy feliz, vivió muy tranquilo y con una vida plena. Nunca le gustaron los conflictos. Era un hombre muy familiar. Lo primero para él eran los suyos, y eso incluía también a su clientela», dice su hija Laura, quien afirma sentirse «muy arropada», en tan duros momentos. «Le quería mucha gente», dice. Sus ratos libres los pasaba frente al ordenador preparando las listas musicales para su bar. Era un gran melómano y fan declarado de Julio Iglesias. Sus canciones han sido la banda sonora de su vida y las de todos los que frecuentaban el Pub Dickens.

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