El Hospital Clínico retoma las obras de las consultas externas con diez años de retraso

Las obras arrancaron finalmente en 2009; ya entonces con dos años de retraso –deberían haberse iniciado en junio del 2007– y con un plan funcional que ya sumaba además más de otros siete años de espera dado que estuvo bloqueado por pleitos entre la Universidad y el Insalud de aquella época. La fecha de finalización anunciada la segunda vez ya alargaba un ejercicio más del señalado y apuntaba a 2014.

La crisis económica, los parones de la constructora, los retrasos de la Junta en la gestión del proyecto y la pandemia son, fundamentalmente, los responsables de un historial de importantes demoras. Ahora, previsiblemente en junio o julio, arrancarán, esta vez parece que de verdad, las obras del edificio de consultas externas que aquel octubre de 2009 los dirigentes de la Consejería de Sanidad de entonces, anunciaron a bombo y platillo y señalaron 2012 como fecha para estrenar esta fase de obra. Hace de ello diez años. Luego, la Junta volvió a señalar para inauguraciones el año 2017, posteriormente la fecha marcada fue finales de 2019. A partir de entonces, los responsables han evitado volver a señalar comienzos ni finales, hasta ahora.

Son cinco las etapas para convertir al Clínico en un gran y reformado complejo asistencial para atender a la zona Este de salud de Valladolid –258.811 pacientes– y a otras provincias en algunos servicios de referencia y se han cumplido, con retrasos, las dos primeras que se acometieron a la par y permitieron contar con el actual aparcamiento, el bloque quirúrgico, las Urgencias, Central de Esterilización, Farmacia, Anatomía Patológica o Rehabilitación.

Sacyl ha adjudicado a Joca Ingeniería y Construcciones S. A. la obra que ahora comienza por un importe de 27.042.791 euros, incluido el IVA. A este gasto hay que sumar los 544.500 euros invertidos en la redacción del proyecto de ejecución y otros específicos de instalaciones, levantamiento topográfico, estudio de seguridad y salud, proyecto de gestión de residuos, estudio acústico, proyecto ambiental, dirección facultativa y coordinación de seguridad y salud de las obras (cuya adjudicataria fue la UTE Gabriel Gallegos-Juan José Arévalo-José Miguel Cámara).

Y otros 517.178 euros destinados a las demoliciones que hubo que llevar a cabo para poder ejecutar la obra posterior.

Según informa la Consejería de Sanidad, el plazo es de 26 meses, tiempo al que habrá que sumar el posterior montaje y equipamiento de todo el edificio, por lo que la puesta en marcha de la nueva instalación sanitaria está prevista para 2025. La inversión total prevista ascenderá a unos 40 millones de euros, sumadas obras y equipamiento.

La superficie construida total en la calle Sanz y Forés prevista será de 19.283,36 metros cuadrados, que además de incluir el levantamiento de las consultas externas, acometerá la urbanización interior y el cerramiento de la parcela. El edificio de ampliación es de de cinco alturas: Sótano, Bajo y tres plantas, con un total de 16.450 metros cuadrados construidos. Asimismo, la constructora acometerá un área de ampliación del ala sur del edificio principal del hospital en todas sus plantas, que funcionará como nuevo núcleo de instalaciones y comunicación vertical con el objetivo de mejorar la potencial necesidad de evacuar el edificio. Afecta a 1.842 metros cuadrados. También se ejecutarán pasarelas de comunicación con el resto de los edificios (141,76 m²) y una zona a reformar en la planta baja del edificio principal (850 m²).

La Junta ha iniciado ya los estudios arqueológicos previos y preceptivos para el inicio de las obras, autorizados por la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de Valladolid. Explican fuentes de la Gerencia Regional de Salud que, «con la construcción de esta infraestructura, no solo se dará cabida a las consultas, locales de apoyos o salas de espera proyectados en el programa funcional, sino que además será el vestíbulo provisional de entrada principal del hospital mientras duran las obras del futuro edificio de acceso que se construirá en la calle Ramón y Cajal, donde está la actual rampa que será eliminada».

El enlace entre el nuevo edificio y el inmueble principal se realizará en dos puntos, con una conexión directa con el vestíbulo principal existente y otra con el ala sur en la zona de hospitalización, en la que se instalará un nuevo núcleo de ascensores que servirá para descongestionar el tráfico vertical en la zona central del hospital.

También se ha proyectado una entrada desde el aparcamiento hasta el pasillo de circulación interna y se creará una nueva salida de vehículos desde el garaje hasta la calle Sanz y Forés, con el objetivo de mejorar los flujos de entrada y salida en horas punta y evitar las aglomeraciones que se producen en la actualidad, así como una salida peatonal.

La idea es que este nuevo edificio reorganice los accesos peatonales, de forma que la intensa circulación matinal a las consultas quede fuera del edificio principal del Clínico. En este sentido, se han planificado circuitos diferenciados de pacientes y profesionales hacia y desde el nuevo bloque de consultas; lo que facilitará el acceso interno del personal –incluido hospitalización y servicios generales– y mejorará el confort de enfermos y familiares.

El bloque de consultas externas tendrá un total de 220 locales, de los cuales 167 serán consultas y 53 espacios técnicos o de apoyo, distribuidos en cuatro plantas –la quinta será para las instalaciones de climatización–. Este dimensionamiento viene dado por las previsiones del plan funcional para dar respuesta a un flujo diario de unas tres mil personas, entre pacientes y familiares.

El proyecto prevé que las consultas se ubiquen en módulos de ocho, con una sala de espera de 40 personas en cada uno. Habrá escaleras mecánicas en todas las plantas, con una climatización adecuada tanto en verano como en invierno; ya que las consultas darán a un patio de luz que ofrecerá iluminación natural.