Fernando Potente posando en su joyería de la calle Claudio Moyano. Foto y vídeo: A. Mingueza

Valladolid

Cierra por jubilación la joyería Fernando Potente

«No vendo joyas, vendo felicidad», afirma este profesional de cuarta generación, que deja su trabajo a final de mes y baja la persiana de su tienda de Claudio Moyano

Laura Negro

Valladolid

Miércoles, 3 de enero 2024, 00:07

El próximo 31 de enero, Valladolid verá bajar la persiana de uno de sus negocios con más solera. Se trata de la joyería Fernando Potente, situada en la calle Claudio Moyano número 3, que abrió sus puertas en 1988 aunque su historia se remonta a 1890. El cierre se debe a la jubilación de su propietario, Fernando Potente, bisnieto del fundador de una gran saga de joyeros vallisoletanos, la más longeva de la ciudad.

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Su joyería es todo un santuario de elegancia y tradición. Traspasar su umbral es sumergirse en un mundo donde el arte se entrelaza con el lujo y donde cada pieza cuenta su propia historia. Fue en 1988 cuando Fernando Potente, de naturaleza entusiasta y emprendedora, decidió junto a su mujer, Marga Atienza, continuar la tradición familiar de la joyería abriendo su propio negocio. El lugar elegido fue la concurrida y céntrica calle Claudio Moyano. Allí, durante 35 años, este establecimiento de joyas y relojes de primeras marcas, ha sido testigo de innumerables compromisos y aniversarios de Valladolid y custodio de alhajas familiares transmitidas de generación en generación. Fernando recorre con una mirada nostálgica las vitrinas llenas de gemas y de historias, aunque también ilusionado ante la idea de disfrutar de un merecido retiro después de tantas décadas de trabajo.

En sus escaparates hace días que luce el cartel de «Liquidación por jubilación». Son muchos los paseantes que se paran a observar las joyas allí expuestas. Muchos de ellos, han sido clientes leales de las distintas generaciones de la familia Potente, y deciden entrar para expresar sus buenos deseos a Fernando y recordar momentos especiales vividos entre esas paredes. «Mi joyería es como un hijo y sé que la voy a añorar, pero ha llegado el momento de despedirme. Mis clientes me dicen que me van a echar de menos, desde los que vienen a que les ponga una pila al reloj, hasta los que vienen a comprar un reloj de pedida. Son muchos años en esto y muchas generaciones. Me lo dicen con pena y se les nota en la cara, pero a la vez comprenden que es el momento de hacerlo. A todos les doy las gracias por los buenos ratos y que sepan que pueden contar conmigo para lo que quieran», dice este experimentado joyero de 71 años. «He sido muy feliz con lo que hago. Me encanta mi oficio y por eso me considero afortunado. Llevo retrasando la jubilación varios años la verdad es que ya tengo ganas de disfrutar de mis muchas aficiones, como la cocina, el golf y viajar. Sé que no me voy a aburrir», confiesa sonriendo.

«He sido testigo de innumerables momentos de alegría, porque una joya es un regalo con el que triunfas seguro»

La primera de las joyerías Potente fue fundada hace 134 años por Esteban Potente López (La Parrilla, 1863), en el número 16 de la calle Platerías de Valladolid. En 1913 ésta se trasladó a los portales de Fuente Dorada. Cuando falleció el fundador, su hijo Julio se hizo cargo del negocio en 1924 y a su vez éste se lo dejó a su hijo Manuel Julio, padre de Fernando. «Nosotros éramos cinco hermanos y no había para tantos. Así que en 1988 quise diversificar montando mi propia joyería, que me ha dado para vivir durante 35 años y de la que me siento muy orgulloso», apunta. «Siempre digo que yo no vendo joyas, que lo que vendo es felicidad. En todo este tiempo he sido testigo de innumerables momentos de alegría, porque una joya es un regalo con el que triunfas seguro», comenta emocionado ante la idea de que sus piezas sean portadoras de emociones tan profundas.

Su sobrino José Ramón, quinta generación y tataranieto del fundador, continúa la tradición familiar en Fuente Dorada

La confianza es la piedra angular de su trabajo. Siempre se ha preocupado de transmitir honestidad y dedicación en cada detalle. Es algo que ha visto desde pequeño. Todavía recuerda como con apenas 10 años correteaba por la joyería de sus padres. «Nosotros vivíamos justo encima de la tienda de Fuente Dorada. Desde chiquitín más de una vez me tocó echar una mano en el taller, así que para mí, este oficio lo es todo. Me encantan las joyas y el trato con la gente. Es un negocio de lujo y muy bonito», indica.

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El cierre de la joyería Fernando Potente es sólo un punto y seguido para esta estirpe de orfebres, ya que su sobrino José Ramón, quinta generación y tataranieto del fundador, continúa la tradición familiar de «vender felicidad» en la joyería de Fuente Dorada, que fue del padre de Fernando. «El apellido y la saga continúa y eso es siempre una alegría», comenta este próximo jubilado, que el próximo 31 de enero, cuando baje su persiana por última vez, lo hará con la satisfacción de un trabajo bien hecho y con la alegría de poder dedicarse a su mejor joya, su mujer, sus dos hijas y sus cinco nietos.

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