Varios jóvenes, atentos a su teléfono en un parque de Valladolid. Fotografía y vídeo J. C. Castillo
Consecuencias de la pandemia

Las ciberadicciones crecen y la mitad de los jóvenes reconocen que abusan de Internet

La Asociación de Jugadores Patológicos de Valladolid ofrece tratamiento para estas dependencias, a las que los menores son más propensos

Marco Alonso

Valladolid

Lunes, 29 de marzo 2021, 07:15

¿Has abandonado alguna obligación en el mundo real porque estabas jugando o hablando con alguien al otro lado de una pantalla?». Con esta pregunta inicia Sandra Cuevas, psicóloga de la Asociación de Jugadores Patológicos de Valladolid (Ajupareva), sus charlas en colegios e institutos sobre ... adicción a las nuevas tecnologías. Cada vez son más los jóvenes y adolescentes que responden a esta cuestión de manera afirmativa y los expertos de Valladolid coinciden en señalar que la pandemia ha agudizado los problemas de dependencia de las nuevas tecnologías, especialmente en los denominados nativos digitales.

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«La gente más joven es más propensa a este tipo de problemas. Están mucho más metidos en la tecnología. Los padres hemos vivido sin pantallas y sabemos qué otras cosas podemos hacer sin ellas, aunque nos cueste hacerlas, pero los adolescentes no se imaginan el mundo sin móvil», indica Sandra Cuevas, que tras el confinamiento ha observado que cada vez son más los jóvenes que reconocen abiertamente tener un problema con el abuso del uso de dispositivos como el móvil, la tableta o el ordenador. Esta sospecha se traduce en números en el estudio 'De puertas adentro y de pantallas afuera', elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, en el que se recoge que la mitad de los jóvenes reconoce usar Internet mucho más tiempo del que debería.

El problema ha crecido tanto que Ajupareva decidió abrir tras el confinamiento un grupo para tratar estas adicciones en el que por ahora hay ocho personas, a las que se les están dando las pautas necesarias para superar la dependencia que han desarrollado de las pantallas. «Lo primero que se trabaja es la conciencia de enfermedad, que la persona a la que tratamos sea capaz de reconocer que esto es un problema en su vida. A partir de ahí, trabajamos las distorsiones cognitivas que generan estas dependencias. A diferencia de otras adicciones, no se quita del todo el objeto que genera adicción», explica Cuevas.

Los cinco jóvenes entrevistados. J. Castillo

De la adolescencia a la juventud con el contacto social restringido

Ser adolescente en medio de una pandemia no es fácil. En esta etapa de la vida las relaciones sociales cobran una relevancia crucial y con esas primeras amistades e interacciones se va forjando la personalidad, por lo que ver restringido el contacto social en este momento de la vida tiene sus riesgos. Ante esta situación, muchos jóvenes han incremento el uso que hacen de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información y no son pocos los que reconocen que las usan demasiado. Una de esas adolescentes que no oculta que pasa demasiado tiempo pegada al móvil es Eylo Rico, una estudiante de 2º de ESO en Maristas de 13 años. «Estoy enganchada al teléfono, pero depende del día. En el confinamiento estuve todo el rato con móviles, ordenadores y tabletas. La educación era por Internet y además yo estaba siempre hablando por ahí con mis amigos», explica Eylo en una reflexión suscrita por una joven cuatro años mayor, la estudiante de segundo de bachillerato María de la Cal. «Hay bastante gente que es adicta, que ha vivido toda la vida pegada al móvil y que no puede dejarlo ni un segundo», explica esta joven de 17 años.

Pero no todos los jóvenes consideran el móvil un apéndice de su cuerpo. Para corroborarlo solo hay que escuchar a Marcos de Pedro, estudiante de tercero de ESO en el San Agustín. «A mí no me va a condicionan haber estado medio año metido en casa hablando con la gente detrás de la pantalla porque no me gusta. Prefiero relacionarme cara a cara», explica este joven de 14 años, que opina de una forma similar a Cecilia Pérez, estudiante de tercero de la ESO en el Ferrari. «No considero que yo tenga adicción porque hay días que paso más tiempo con las pantallas y otros que paso menos. Algunos compañeros que tengo están siempre conectados y eso es malo porque se pasan todo el día tirados sin hacer nada», indica esta adolescente.

Y en este contexto, en el que las pantallas se han convertido en un modo para interactuar sin riesgo de contagio de la covid-19, el joven de 17 años Óliver Orlando resume su relación con las pantallas de una forma pragmática. «Somos personas y tenemos que relacionarnos. Si no se puede cara a cara, tenemos la tecnología para hacerlo», explica Óliver para dejar claro que nada tiene que ver el uso de las pantallas con su abuso, tal y como explica también Eylo Rico. «Sucede con todo en la vida. En el momento en el que se abusa de algo, pueden llegar los problemas», concluye Eylo.

Según indican los especialistas, un gran problema para erradicar comportamientos compulsivos en el uso de las nuevas tecnologías está en los hábitos de los propios progenitores. «Los padres deben ser un modelo para que los chavales vean que el móvil se puede dejar y que podemos estar hablando en familia sin tenerlo delante», indica Cuevas.

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Según refleja el estudio del Centro Reina Sofía, la pandemia ha agudizado estos comportamientos y la responsable del servicio de Apoyo a las Familias en El Puente-Salud Mental, Esther González, cree que junto a este asunto han crecido otros problemas. «Actualmente se puede conseguir todo lo que se quiere por Internet, a nivel relacional o material, y eso genera una tolerancia a la frustración ínfima. Esta es una de las circunstancias, no la única, que puede derivar en una problemática de salud mental», indica González, que opina que el uso excesivo de tecnología para comunicarse puede, paradójicamente, llevar a que la sociedad española pierda ese carácter tan social que le caracteriza. «Esto puede llevar a que se genere un déficit de habilidades sociales. Los jóvenes están viviendo menos situaciones comunitarias y esto va a llevar a un cambio generacional. Los españoles somos de hacer planes sociales, pero ahora no podemos hacerlos. No sé si a la gente adulta le marcará de la misma manera, pero a los niños y a los adolescente, que están forjando su personalidad, esto les puede hacer cambiar mucho», añade.

La investigación realizada por el Centro Reina Sofía destaca que el incremento del uso de las nuevas tecnologías por jóvenes y adolescentes ha sido notable durante el confinamiento, pero curiosamente casi un 58% de los encuestados afirma haberse sentido saturado por el uso de Internet, doce puntos por encima las mujeres que los hombres. «La dependencia llega cuando alguien reconoce que está haciendo algo que le hace mal, pero aún así sigue haciéndolo. Los adictos que están en tratamiento nos dicen claramente que ya no salen, que están siempre en casa», concluye la psicóloga de Ajupareva.

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