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La preocupación por los robos en Valladolid y en el resto de Castilla y León se eleva en los albores de las vacaciones estivales. Las cerrajerías y las casas de alarmas incrementan su trabajo para tratar de complicar el objetivo de unos ladrones «que ... se han profesionalizado».
Se trata del análisis que realizan desde la cerrajería Deante, acostumbrada a trabajar con la Policía Nacional en la capital vallisoletana para ayudar a resolver ciertos robos en los que, junto con la Policía Científica, tratan de esclarecer lo sucedido.
Durante estos días, los vallisoletanos optan por una segunda cerradura para sus viviendas o por sustituir la de obra por una de alta seguridad. «El 90% de las cerraduras de los inmuebles de la ciudad son accesibles para los cacos», admite el cerrajero Fernando Álvarez-Ossorio, quien no discrimina entre las viviendas de nueva construcción o las viejas.
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«La realidad es que los constructores bajan mucho la calidad en un elemento tan importante como es el cilindro donde se mete la llave», analiza Álvarez-Ossorio, acostumbrado a abrir las cerraduras de prácticamente todas las zonas de la ciudad. «Es inexplicable que una persona se gaste casi 300.000 euros en su vivienda, y que se encuentre un bombín de 20 euros en lugar de una cerradura que debía costar 70», subraya. «Y ahí está la diferencia entre la calidad de una y otra. Estamos continuamente insistiendo en que hay que invertir en la seguridad de las viviendas, pero también en la de los portales, por donde comienzan muchos de los problemas».
Desde la Unión de Cerrajeros de Seguridad (UCES) se incide en esta idea. «La mayoría de las cerraduras son de una calidad muy pobre. Sí que cumplen con la normativa vigente y la memoria de calidades de las viviendas son aptas, porque cuentan con una puerta blindada, una cerradura de seguridad con doble panel metálico, doble vuelta, tres puntos de anclaje... pero el cilindro es de baja calidad», resumen.
«Tiene el peor bombín para la mejor puerta», insiste Fernando Álvarez-Ossorio, quien también incide en la globalización de un sector que permite que todo el mundo conozca cómo se abre una puerta y los tipos de cerraduras que existen, «una situación que hace años era impensable y solo estaba al alcance de los profesionales».
La globalidad «es un doble hándicap», explica Ossorio. «Por un lado está esa información de cómo funciona todo; y, por otro, un temor y un miedo añadido, que nos provoca inseguridad», analiza el profesional. «Nosotros nos encontramos con ese miedo. Las personas se esperan que tardemos o nos cueste más abrir una cerradura, por ejemplo, cuando se dejan las llaves en casa... Hay que explicarles que no está echada la llave, que somos profesionales...».
Aún así, la habilidad de los cerrajeros no es solo propia, los ladrones o cacos también se han profesionalizado. «Desde hace seis años se ha incrementado el robo limpio», describe el cerrajero vallisoletano. «Alguien manipula la cerradura y entra en la vivienda, el trastero, la nave... Antes eran robos de oportunidad, pero ahora es mas profesional», añade. «Hay muchos especialistas que llegan de otros países, y se centran en un solo tipo de apertura: con llave mágica, llave borja, de bumping...». agrega.
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El modus operandi de estas bandas organizadas, según explica, es detectar cinco o seis viviendas con ese tipo de cerrojo, abrirlas y cambiar de ciudad. «Lo hacen aquí y se marchan a Burgos; de Burgos a Vitoria, y solo desvalijan ese tipo de inmuebles con ese tipo de cerradura», agrega el vallisoletano.
Para tratar de luchar contra estos ladrones, los cerrajeros insisten en «complicarles la vida con cerraduras más complejas y en las que tengan que invertir mucho más tiempo». «A más tiempo, más probabilidades de que desistan o de que les pillen».
Además, desde Deante también insisten en que «está la creencia popular de no abrir a nadie por el interfono... El ladrón no necesita que le abras, solo necesita saber si estás en casa. Por eso, lo mejor es contestar siempre», afirman desde el establecimiento especializado.
«El caco no tiene problemas en abrir la puerta de tu casa, pero tampoco lo tiene con el portal del edificio. Lo importante es contestar y que vean que estás en casa, y si hay cualquier duda, llamar a la Policía que para eso está», concluyen.
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