Sucesos
El cepillo de las iglesias de Valladolid, un suculento botín para los cacosSucesos
El cepillo de las iglesias de Valladolid, un suculento botín para los cacosSon suculentos botines. No de grandes cantidades, pero sí de más fácil acceso que si se buscaran por otros recintos. Éstos, no suelen tener videovigilancia ni seguridad privada y las puertas, en alguna ocasión, no son complicadas de quebrar. Las parroquias se han convertido en ... los últimos meses en el centro de mira de los cacos para acceder a su interior e intentar llevarse la recaudación de las limosnas. Y siempre con el mismo 'modus operandi': personas que conocen la iglesia y que por la noche revientan puertas o ventanas para colarse y arramblar con lo que hallen. «A pesar de todo, seguimos siendo la casa de todos», apunta el párroco de la iglesia de San Fernando, Rodrigo Macías, sobre la sospecha de que uno de los feligreses que solicita ayuda sea el presunto autor de los robos.
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En San Fernando, los robos se dieron hace medio año. Durante todo ese tiempo, los hurtos no se han frenado en la capital, a pesar de que hace un tiempo el principal sospechoso fue detenido por la Policía Nacional. Pero han vuelto. Concretamente, en la noche de este martes en la parroquia de Santa Teresa de Jesús, donde se llevaron unos 50 euros de los lampadarios. Su párroco, en funciones de 'detective', se percató de que era alguien cercano al templo. «Se repiten los hechos. En octubre lo vi y ahora ha sucedido lo mismo. Tiene que ser alguien que conoce por dentro la parroquia», explicaba Agustín Martínez sobre el 'modus operandi' del atraco.
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«Los dos accesos tienen un pequeño hall, pero desde el interior de la iglesia no se ve. Alguien entra con sigilo y levanta los pestillos de esas puertas. Esos cerrojos, que solo se pueden maniobrar desde el interior, se quedan abiertos, para que por la noche los amigos de lo ajeno consuman su atraco», continúa Martínez sobre los dos hurtos que ha padecido en su iglesia.
A finales de febrero la situación se dio en la iglesia de La Pilarica. Se llevaron el cepillo con las colectas de los últimos días. No fue mucha cantidad, pero hubo daños materiales.
Como los que sufrieron hace un mes en la parroquia de Santa María Magdalena. Allí no se llevaron nada, pero reventaron la puerta de la sacristía, cuyo valor era «bastante elevado».
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Rodrigo Macías
Párroco de San Fernando
Para seguir con el reguero de hechos delictivos, hay que retrotraerse a septiembre y con las historias que padeció Rodrigo Macías en San Fernando. A mediados de septiembre, le desaparecieron casi 1.000 euros; y a principios, la cifra rondó los 200 euros. «La vez más relevante fue por dejadez. Acumulamos unos cuantos días y no lo retiramos», lamenta Macías, que detalla cómo ocurrió. «Estaba en una caja cerrada. El autor conocía dónde estaba la llave y se llevó todo. Algo similar sucedió la primera vez, al cogerlo de un cajón», recuerda el párroco de San Fernando.
A partir de esos dos hurtos, Macías ha cambiado procedimientos para evitar nuevos sustos. «Ahora escondemos el dinero de otra forma (por motivos de seguridad no se desvelan), además de cambiarlo continuamente de sitio. Nos obliga más a ir a ingresarlo al banco. Es lo que hay que hacer para que siga siendo la casa de todos. No hay que prejuzgar», añade.
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Sucesos en Valladolid
Sobre esas fechas, también desapareció un móvil en San Felipe Neri, al que se sumó, en la parroquia de San Pascual Bailón, la falta de las colectas en julio tras desanclar la puerta de entrada.
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