Los hosteleros César Garrote y Juan Mate posan a las puertas del centenario establecimiento. Carlos Espeso

Valladolid

El centenario Lion D'Or se renueva y se estrenará en el tapeo sin perder su esencia

Los hosteleros César Garrote y Juan Mate afrontarán una «restauración» del emblemático café este verano para reabrirlo antes de Ferias con una carta de picoteo y el impulso a la bodega y a las copas

J. Asua

Valladolid

Miércoles, 5 de junio 2024, 06:42

Tiene el proyecto de César Garrote y Juan Mate cierto punto de «romanticismo», según subrayan. Hosteleros vallisoletanos muy conocidos, ambos han visitado desde niños con sus familias y amigos el espacio del que ahora se harán cargo. Abocado a un agónico adiós a pesar de ... sus 109 años de vida y a la posible entrada de otra franquicia en el enclave, el Lion D'Or ha encontrado en ellos un relevo 'de casa' para cumplir, si todo cuadra, otro siglo como uno de los cafés de referencia de la Plaza Mayor.

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Ese es el objetivo de ambos profesionales. El que es uno de los establecimientos con más solera del corazón de la ciudad, junto con el Café del Norte y el Ideal Nacional, afrontará en los próximos meses una transformación importante en su oferta sin perder la esencia, el alma que le ha acompañado desde 1915 y que se plasma en un local cargado de historia, como lo acredita su magnífica barra, esos trabajados espejos, la mesas de mármol o el reloj que marcó las horas de las tertulias.

«Queremos recuperar aquel lema de 'vermús, mariscos y jarabes' con el que se dio a conocer cuando se inauguró; este tipo de espacios están en peligro de extinción a pesar de que son únicos y buscamos darle una segunda vida», explican estos dos amigos desde hace treinta años, que consideran al Lion como un punto de interés turístico inigualable por su dilatada vida y los elementos que atesora. La fórmula para conseguirlo: ampliar la oferta para cubrir desde el desayuno hasta la primera copa de la noche e incluir en ella una completa carta de tapeo que permita atraer nuevos clientes sin olvidarse de los de toda la vida. Un bar para todos los públicos.

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Ambos perfilan estos días la cocina que ofrecerán para que este local, centrado ahora en el café, haga honor también al rótulo de cervecería que se lee en el cartel original que preside su fachada. Se trata de incluir raciones y pinchos de calidad que lo mismo sirvan para disfrutar de un vermú potente que para una comida más informal o una merienda-cena. Y esto potenciando también la carta de vinos de las cinco denominaciones con las que cuenta la provincia y las copas bien preparadas. Garrote y Mate mantendrán a los quince empleados con los que cuenta el negocio y contarán también con el respaldo del que ha sido el gerente desde 1988, César Prieto.

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Durante este verano, afrontarán la obras de «restauración» de los elementos originales, entre ellos el rótulo de tela de la fachada o la barra de madera y mármol. Habrá un saneamiento general del local y algún punto novedoso en la decoración, pero se conservará el grueso de su estética de principios del siglo pasado. El Lion cerrará unos días para abordar esta renovación con máximo respeto a su historia y reabrirlo con nuevo impulso antes de las ferias de Valladolid. «No vamos a poner cosas falsas cuando tenemos las de verdad», subraya convencido Juan Mate. «Ahora la terraza de la Plaza Mayor cuenta con 32 mesas, pero nuestra idea es sacar partido también al espacio de la calle Alarcón con veladores altos para que los clientes disfruten cuando el tiempo acompañe», avanza Garrote.

Mate posa en la foto de este reportaje con el libro de José Miguel Ortega 'Viejos cafés de Valladolid' donde se cuentan con pelos y señales los avatares de un Lion D'Or que fue fundado por Ángel Santos en 1915 y que perdió el nombre en 1932, primero por el de Ideal Bouquet y más tarde por el de Ideal Nacional, a causa de los cambios de propiedad y también por los vaivenes políticos.

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Medio siglo después de borrarse su denominación, en 1988 una sociedad formada por José Luis Rodríguez de la Iglesia y Jesús Junquera reabría el local y recuperaba el negocio primitivo. Los hosteleros que ahora cogen las riendas del establecimiento quieren mantener e impulsar toda esta trayectoria mientras que apelan a incluir este café-cervecería como una visita más dentro de las rutas turísticas de la ciudad. Hay que cuidar y presumir del patrimonio.

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