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Enrique Muñoz Sastre, historiador y residente de la comarca de Santiago del Arroyo. Rodrigo Jiménez

El hilo

Los catorce apellidos que unen a la comarca de Santiago del Arroyo

Tras más de treinta años, Enrique Muñoz ha elaborado un árbol genealógico de 95.000 personas que comparten estos sobrenombres

Carolina Amo

Valladolid

Sábado, 20 de julio 2024, 08:41

Entre las localidades de Portillo y San Miguel del Arroyo lleva cultivándose durante mucho tiempo un proyecto con nombres, sí, pero sobre todo con apellidos y que lleva por bandera representar a la población de Santiago del Arroyo. A medida que crecemos, incluso cuando somos pequeños siempre surge la pregunta de: ¿De dónde venimos? o ¿Quiénes estuvieron antes que nosotros? Y claro, para eso ya estaban los padres o en su defecto los abuelos, y si alguno tenía suerte sus bisabuelos. Y de esas conversaciones intensas con historietas de antaño aparecen nombres, anécdotas y nacen de la nada personas que pueden hacer de una familia un árbol genealógico inmenso. Para eso Enrique Muñoz Sastre (51 años), historiador y residente de Santiago del Arroyo, ha dedicado más de 30 años de su vida. Abro hilo:

↓ Todo se remonta a octubre de 2023 cuando Enrique recibe una propuesta de María Sastre, la alcaldesa de la localidad. Directa y sin muchos rodeos María invita a Enrique a dar una charla en las fiestas del pueblo que justo coincidían con la semana cultural. El historiador y residente de la localidad siempre había estado muy unido al pueblo por lo que no le importó ofrecerse a participar. Sin embargo, tenía que hacer de esa charla algo especial, algo diferente: «Tenía que concretar el tema y para eso utilicé un proyecto que llevaba haciendo durante mucho tiempo». Enrique trabaja en una fábrica pero en sus tiempos libres se dedica a su gran pasión, la historia e investigación a la que dedicó varios años de estudio en la universidad. Fue en las aulas universitarias donde Muñoz se dedicó a un trabajo de genealogía que recogía todos los nombres y apellidos de la comarca y que hoy en día sigue en marcha 30 años después.

Enrique Muñoz Sastre observa su exposición en el Ayuntamiento de Santiago del Arroyo. Rodrigo Jiménez

↓ Para poder entender a su gente hay que entender el contexto. Santiago del Arroyo no lo tuvo muy fácil en sus inicios. Se fundó como todos los pueblos de la comarca sobre el año 1.100 con la repoblación del Conde Ansúrez. Imagínense la infinidad de familias que han pasado por la localidad «pero de ninguna perduró el apellido», narra Muñoz. Sin embargo, hay algunas personas que llegaron a partir del siglo XVIII y XIX que sí han dejado huella con su apellido e incluso algunos «casi se han comido el pueblo entero», explica Enrique señalando la sala llena de folios impresos con el sobrenombre de Sastre.

Ayuntamiento de la comarca de Santiago del Arroyo.

↓ La universidad y su pasión innata por la historia no son los únicos motivos que llevan a Enrique a descubrir los apellidos de la comarca de Santiago. «Tenía un abuelo que era bastante parlanchín y que le gustaba hablar de estas cosas, lo que hizo que mi curiosidad por conocer mi descendencia fuese a más», aclara. Y es que tener la facultad al lado del archivo del Diocesano era un plus para el proyecto. «Me entero que puedes entrar a consultar los libros parroquiales y empiezo a recopilar nombres y apellidos que me han ido diciendo conocidos. Algunas cosas sí que concordaban, otras más o menos, y a partir de ahí empiezo a buscar mi árbol genealógico», explica mientras da un repaso por la infinidad de nombres inscritos en las hojas.

Archivos, libros y documentos del Archivo Diocesano de Valladolid. Carlos Espeso

↓ Elaborar un registro con los nombres y apellidos de sus ascendientes no fue coser y cantar. La tarea se complicó de tal manera que el árbol de Enrique cuenta hoy en día con casi 95.000 personas registradas. «Las ramas se multiplican exponencialmente y acabas con una cantidad de gente que no te imaginas. Aparecen incluso árboles de amigos que acaban concordando con el tuyo o de trabajos que tuve que elaborar en la universidad sobre apellidos los acabo relacionando y encontrando parentescos con mi árbol», apunta Muñoz, que a día de hoy sigue sin dar crédito de todo lo que ha conseguido. Y todo partió de una sola pregunta: ¿qué fue de ellos?

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↓ La respuesta ha ido surgiendo en las partidas de defunción y de matrimonio de aquellos años, documentos de los que ha ido tirando del hilo de los datos. «Gracias a esto encontramos referencia a testamentos, a partidas de bienes, y lo he ido aprovechando para fotocopiarlo en el Archivo Municipal de Valladolid y así sacar el contexto y vida de las personas reflejadas en el árbol», apostilla. El proyecto de Enrique no solo se queda en las paredes del Ayuntamiento de Santiago, pretende que pase a formato físico. «Quiero escribir un pequeño libro para que quede reflejado todo esto y nadie tenga que venir a buscarlo, que para eso he gastado tiempo yo», bromea.

Archivo Municipal de Valladolid. Carlos Espeso

↓ No todos los apellidos han surgido de la documentación de archivo, muchos de ellos proceden del puño y letra de los vecinos del municipio. «La gente puede venir a ver la exposición cuando quiera y apuntarse en el árbol», indica la alcaldesa. Para conocer estas ramas Enrique ha tenido que lidiar con el problema de la protección de datos; así surgió la idea de las etiquetas en blanco. «Me hubiese gustado sacar hasta la generación de mis abuelos para que la gente reconozca un poco más a las personas que aparecen ahí. Pero hay mucha gente viva aún y te expones a que venga alguien a recriminarte cosas», aclara. De este registro se ha logrado sacar 14 apellidos del siglo XIX. «El que más se repite por excelencia es Sastre,es el más antiguo de todos», un apellido que se come más de media exposición con 15 metros de impresión en el que solo se han podido reflejar seis generaciones dada su amplitud (aunque Enrique tiene registradas 15).

Vecinos de Santiago del Arroyo en un marcha contra el cáncer. Cruz Catalina

↓ De hecho, a pesar de ser el primero y el que está más extendido, estuvo a punto de desaparecer nada más llegar al pueblo. «La persona que vino con ese apellido se casó con una mujer de aquí y falleció a los tres años de casarse. En ese momento justo acababa de nacer el único hijo que tuvieron, que se casó con una vecina de San Miguel del Arroyo y tuvieron 10 hijos, que son de los que hemos descendido todos», expresa. El más lejano es Villalba, procedente de la zona de Tierra de Campos. En el expositor aparecen también los sobrenombres de Martín y Peláez. «Tenían de base Santiago e iban alquilando molinos en los alrededores, por lo que han dejado descendencia en otros pueblos», recuerda Muñoz. Otros como Zarzuela que viene de Escarabajosa de Cuéllar, el famoso García de Mata en Cuéllar, el Álvarez de Portillo (uno de los últimos en llegar a la comarca), Peláez típico de la zona de Tordesillas, Izquierdo de Montemayor y el Pascual de Bahabón de Esgueva, el Muñoz, el primero que comparte el historiador, procedente y por último el López de Galicia.

Heráldica de dos de los apellidos más comunes de Santiago del Arroyo.

↓ La pasión del historiador lo ha llevado a echar horas y horas en un hobby que preveía tener un final y ha resultado inmenso. «Si pasa más de un día desde que no he abierto el árbol genealógico me nace el mono de ponerme a buscar algo», confiesa. Pero hay algo en lo que sí que ha tenido suerte: la disparidad geográfica. «No se me ha ido mucha gente fuera del rango de la provincia, ya que a la hora de hacer los viajes siempre me he desplazado a lugares bastante cercanos. Lo más lejos que he ido ha sido a Astorga, Burgos, Madrid, Zamora». El resto son anotaciones, papeleo y subrayar lo más importante, una tarea que Muñoz hace normalmente los días de diario después de cenar y con la televisión de fondo.

↓ Los catorce apellidos y las 95.000 personas inscritas en el árbol han pasado por la transformación tecnológica. Al ser un proyecto que Enrique elaboraba desde la carrera todos los datos han pasado de papel a ordenador en un abrir y cerrar de ojos. El historiador aún recuerda el desarrollo del proyecto sin la ayuda de la tecnología. «Tenía un papel enorme en la pared con 'post its' y cada vez que ventilaba salían todos volando y me tocaba recolocar todo de nuevo. Una vez salieron los programas informáticos me pasaba 20 horas en el ordenador metiendo toda la información. Es como pasar de la era de las cavernas a relacionar y ordenar cosas en todo momento», recuerda.

María Sastre, alcaldesa de Santiago del Arroyo, ojea la rama de los Noriega. Rodrigo Jiménez

↓ De hecho, los catorce apellidos están relacionados, de tal manera que, la mayoría de residentes del pueblo tienen dos de estos catorce en su nombre. «Hay una familia que se apellida los ocho primeros apellidos Sastre», añade. Lo que explica que en Santiago del Arroyo hay un nivel de consanguinidad muy alto que se ha visto reflejado en varios estudios que citan a Santiago junto a Campaspero como los pueblos con más consanguinidad de España. El árbol, o mejor dicho, el mega árbol de Enrique va desde el residente más antiguo en 1490 hasta el más nuevo, Mario Sastre, nacido el 13 de junio. Un trabajo que no dejan de ser nombres y fechas, pero que Enrique ha dotado de una personalidad de la que todo el mundo puede empaparse.

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