Valladolid

Carteras y móviles extraviados durante las fiestas buscan propietario: «Se han multiplicado por tres»

Solo del primer fin de semana de fiestas el recuento asciende a una treintena de objetos localizados, entre identificaciones, carteras o móviles, siendo la Plaza Mayor, el parque de las Moreras en el paseo de Marcelino Martín «El Catarro» y las zonas de casetas los principales escenarios del despiste, coincidiendo con los lugares de más aglomeraciones durante las fiestas patronales.

«Estos solo vienen del distrito centro, ponle que venga de cada barrio luego otros cinco o seis objetos más», estima Manuel Navarro, agente destinado en la oficina de objetos hallados y en otros tiempos no muy lejanos guardia de monte destinado en el Pinar de Antequera, mientras señala un mostrador repleto de monederos, DNIs, abonos de transporte, tres móviles, varias gafas y una riñonera, perdidos durante este último fin de semana y el lunes festivo.

Tras el mostrador se amontonan varias mochilas de cuerdas y una cazadora vaquera. «Aún faltan por llegar los de La Rondilla, Parquesol, La Rubia…», contextualiza Navarro, para, minutos más tarde, recepcionar otras 13 pertenencias precisamente provenientes de La Rondilla, entre ellas un audífono, otro de los objetos que más desfilan por sus dependencias. En total, calcula que serán más de un centenar de artículos perdidos durante las fiestas.

Las cifras no son las habituales, dado que, en el día a día, reciben en torno a «diez objetos de la zona centro y otros tres o cuatro por distrito». «Las fiestas, como siempre, se multiplican por tres», explica. En lo que lleva de jornada, sobre las 12 del medio día, ya ha atendido a unas 15 personas. La mayoría foráneas. «Se nota mucho en toda la documentación que viene en las carteras perdidas en fiestas que hay mucha gente de los pueblos de Valladolid. Digamos que entre un 30% y un 40% son de Arroyo, Medina, Tordesillas… de los pueblos de la comarca. Y algunos, claro, de fuera».

Para recuperar los enseres no basta con reclamarlos, también es necesario probar su titularidad. «Para los audífonos por ejemplo pedimos factura», explica el agente, que pasa a coger una llave de una de las vitrinas a sus espaldas, ordenadas por meses. La de septiembre está ya repleta de estos ítems, en los que se incluyen también mandos de coches. «En solo ocho días la hemos llenado», señala, mientras apunta a las de julio y agosto, con el cómputo ya cerrado, que presentan similar aspecto. «En estos casos es necesario que traigan el otro juego de llaves y que coincida el dibujo», señala.

Durante el transcurso de la mañana acude al lugar un agente de la Policía Nacional rodando una mochila de Harry Potter llena de material escolar, olvidada en un taxi, carne de la cuenta en X - antes Twitter- de la Policía Municipal, que a menudo emplean para hacer saber que han hallado alguna particular pertenencia. Es llamativo, pero no el objeto más raro de los que les han entregado. «Una vez se olvidaron un carrito de bebé». Las carteras, otro de los elementos estrella, suelen contener documentación, pero también dinero: «Aquí tengo una con más de 100 euros». 'Peccata minuta' en comparación al sobre con metálico que les entregaron hará cosa de un año, cuyo propietario había extraviado entre dos coches y que se había encontrado un ciudadano: «Tenía 14.000 euros».

Localizar a los dueños no es tarea fácil. Si las carteras contienen documentación se ponen en contacto con los propietarios. En el caso de los móviles es más complicado, aunque tampoco se escatiman esfuerzos. «Nosotros lo encendemos por si tiene una geolocalización. También hay teléfonos que tienen los datos médicos y un número de contacto», explica el agente, que apunta a que otra opción es que exista una denuncia y por el IMEI, siempre que el smartphone este encendido, se puedan cruzar los datos. Aunque la oficina de objetos hallados no es el destino habitual de las pertenencias robadas, estas pueden acabar allí en caso de que quien las haya sustraido opte por abandonarlas.

De media, los objetos pueden permanecer en la oficina de la Policía Local unos seis meses. Transcurrido ese tiempo, si no se consigue localizar al propietario o nadie los reclama, carteras, móviles y distintos enseres pasan a ser destruidos.