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Se aleja de todo aquello de lo que han podido ofrecer grandes sagas como la de 'Fast and Furious' (A todo gas) en la gran pantalla. No hay apuestas económicas de por medio ni competiciones para saber quién es el más rápido de la provincia ... ni un Dominic Toretto (Vin Diesel) al que emular. Son concentraciones de jóvenes que quedan casi todos los viernes del año para sacar a relucir la afición del 'tuning' en polígonos industriales de municipios vallisoletanos o aparcamientos de centros comerciales cuando la actividad comercial desaparece con la entrada de la noche. Eso sí, alguno, no muchos según fuentes consultadas, excede el reglamento general de circulación cuando esa concentración se transforma en acelerones y trompos en grandes vías despejadas.
Porque desde verano, la Guardia Civil de Valladolid, tanto la unidad de Tráfico como la de Seguridad Ciudadana (USECIC), tienen en el radar a esos jóvenes que pululan por la provincia esquivando la presencia policial para su tranquilidad. La realidad de esta situación se dio a conocer en el polígono industrial de El Brizo, en Aldeamayor, el pasado verano. Las concentraciones aumentaron tanto con el paso de las semanas que los participantes se contaban por centenares.
Detrás de ellos se hallaba un grupo de Telegram sin un organizador claro, pero en el que todos participaban. Todo ello apoyado por vídeos subidos en redes sociales como Tik Tok para mostrar a la ciudadanía joven (también a la Guardia Civil) de lo que en las grandes rectas industriales se podía hacer.
La masificación de un evento, tan improvisado como asentado, alertó a los empresarios de la zona. Tenían allí su puesto de trabajo y no querían que esos eventos repercutieran de forma negativa en sus negocios. Hubo sustos en Aldeamayor con algún accidente sin heridos o desperfectos en el mobiliario, pero hasta ahí. Fue en ese momento, en el mes de agosto, cuando a Tráfico le inquietó más la deriva de la situación. Se personaron allí con la intención de disuadir y lo lograron, sobre todo con una intervención de identificación a todos los presentes que se saldó con dos denuncias por desobediencia a la autoridad y otra por infracción contra la seguridad vial.
El primer aviso del instituto armado, que durante el resto de viernes se pasaba por la zona con las luces de emergencias encendidas para avisar de que allí estaban ellos y que eso de los acelerones no se podía repetir. Su presencia obligó a los participantes a echar mano del Telegram. Se comunicaban por escrito para, de alguna forma, asentarse en lugares donde los agentes no estaban. No podían estar en todos los puntos y eso lo sabían. Por mucho que no les dejaran estar en Aldeamayor no significaba que ese día no se concentraran.
Si en El Brizo, donde estaban más cómodos, no era posible en un día concreto, el grupo de Telegram se activaba en busca de un espacio más amplio y sin presencia policial. Fue en esas semanas de agosto y septiembre cuando la opción de Villanubla se activó. Esas calles ya eran conocidas por muchos de etapas pasadas y se volvía sobre seguro. Pero ya no era lo mismo porque la Guardia Civil puso medios, los de la Unidad de Seguridad Ciudadana y aéreos, con drones especializados que se camuflaban entre el ruido del ambiente.
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Álvaro Muñoz
Hasta en alguna ocasión se asentaban en el aparcamiento subterráneo del centro comercial Equinoccio Zaratán, alertados por el personal de seguridad, si ese viernes en Aldeamayor o Villanubla la cosa se complicaba. Era otro punto, al igual que, en una ocasión, el Río Shopping o los entornos del cementerio municipal de El Carmen en la capital vallisoletana. Todo en un radio de acción de escasos kilómetros para moverse durante las primeras horas de las noches.
Con las concentraciones 'erradicadas' en Aldeamayor, la Guardia Civil hizo hace escasas semanas lo propio en el polígono industrial de Villanubla. Se presentaron de forma oficial y bloquearon las salidas para convertir las vías de escape en un embudo. Identificaron a 111 vehículos y 245 participantes, a la par que formulaban 22 denuncias, una de ellas por portar un arma blanca y dos por dar positivo en drogas.
Era otro golpe a las concentraciones de vehículos en vía pública. Hasta el propio alcalde del municipio del alfoz, Pablo Miranda, aseguraba que llevaba tiempo queriendo poner coto a esa situación ante la vertiente que se había visto en Vitoria con varios fallecidos tras una carrera ilegal en el inicio de este año.
A pesar de todo, esas concentraciones de, principalmente, jóvenes no se erradicaron. De hecho, fluctúan por la provincia, porque consideran que no están haciendo nada ilegal. Solo buscan un punto donde poner en práctica su afición. Apuntan en sus grupos de comunicación que solo pretenden enseñar sus cambios estéticos de sus coches, pues en esos días, como se certifica en los controles de la Guardia Civil, nadie dio positivo en alcoholemia.
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