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¿Qué piden los jóvenes? Y entonces la lista no deja de crecer: mayor participación política, más atención a la salud mental, votar a los ... 16 años, facilidades de acceso a la vivienda… La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, tomó nota de las aportaciones que el pasado 1 de julio le hicieron 68 jóvenes de todo el país. Entre ellos, tres representantes de Valladolid: Carlos, Jaime, Daniel Mauricio.
La Red Española de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN) organizó un encuentro en el que se recordó que «las sucesivas crisis de los últimos años han impactado en mayor medida sobre la juventud, que se enfrenta a dificultades específicas, especialmente en lo referido al mercado laboral y el acceso a la vivienda». En el segundo caso, los alquileres disparados dificultan las posibilidades de emancipación. En el primero, el informe más reciente de EAPN, publicado el pasado 4 de junio, subraya que «el desempleo y la precariedad se ceban entre la población joven». La tasa de temporalidad entre los trabajadores de 16 a 29 años es más del doble que la registrada a nivel nacional (34,7% frente a 15,7%). El paro juvenil es del 21,4% (frente al 12,2%).
Y a estas habría que sumar las dificultades añadidas con las que se encuentran los jóvenes migrantes. Esa es la realidad que aportaron en ese encuentro con la ministra Carlos Salazar (Perú, 1999) y Daniel Mauricio Mejías (Colombia, 1999), integrantes de la asociación Pangea, un colectivo nacido bajo el paraguas de Red Íncola que reúne a jóvenes vallisoletanos llegados de diversos países. «En nuestro caso, hay trabas específicas que nos afectan a la hora de acceder a los estudios o a un empleo», cuenta Daniel, un abogado de profesión que se define «migrante por vocación». «Yo no elegí venir acá. Pero comencé a recibir amenazas. Si no venía, tenía una tumba en Colombia». La ONU certificó durante 2023 un incremento de la violencia en aquel país, con seis masacres más (320 víctimas) y 105 asesinatos de defensores de los derechos humanos.
Cuenta Daniel que se decidió por Valladolid porque, «junto a Salamanca», tiene buen nombre su facultad de Derecho. Y lo de migrante por vocación es porque aquí ha encontrado una vía para ayudar a otras personas, especialmente jóvenes, que han tenido que migrar. «En muchos casos nos encontramos con situaciones de sobrecapacitación, personas con una titulación que no pueden usar en España por trabas en la homologación», cuenta Daniel. «O por falta de oportunidades en la educación al llegar aquí. Para matricularte en algunos cursos te piden el NIE (el número de identidad de extranjeros) y muchos no lo tenemos», cuenta Carlos, administrador contable, quien recuerda que sin los títulos homologados, tampoco se puede acceder a determinados niveles educativos.
«El 12% de los jóvenes que vivimos en España hemos nacido en el extranjero y están también los casos de españoles que han tenido que emigrar. Somos una parte muy importante de la población juvenil de este país», recuerda Daniel, quien también recuerda los obstáculos en el derecho a la participación. Por ejemplo, a la hora de constituir la nueva asociación Pangea, se han encontrado con problemas para su inscripción en el registro de asociaciones. «Nos exigen que tengamos NIE y no lo tenemos», recuerda.
«Para que el país crezca de forma articulada, se necesita la colaboración plena de derechos de la población extranjera, ya no solo por nosotros, sino también por las necesidades del país», explican. Por ejemplo, esas facilidades que demandan en el acceso a estudios y empleo es crucial para la Seguridad Social. «Debemos empezar a trabajar cuanto antes, para así cotizar y contribuir al pago de las pensiones de un país cada vez más envejecido», dicen, para recordar que los jóvenes que han llegado a España son un «flujo de talento» que el país debería aprovechar mejor.
Además, reclaman políticas basadas en los derechos humanos que no «cosifiquen» a las personas migrantes, ya que eso «alimenta los discursos xenófobos y racistas». Cuenta Daniel que, durante estos meses de estancia en Valladolid, se ha encontrado, por desgracia, con comentarios de este tipo: «Que los sudacas somos ignorantes, que nuestro sistema de educación no es óptimo, que mi carrea no vale. Son comentarios que te duelen, pero gran parte de las personas son buenas, o majas, como dicen ustedes».
«En este punto, también es importante el trabajo de los medios de comunicación, que ponen el acento en la nacionalidad cuando hay un delito, un homicidio, por ejemplo. Si se generaliza, al final se llega a esa idea de los peruanos son así o los colombianos son de tal manera», dice Carlos, quien llegó a Valladolid hace siete meses. «Yo no pensaba quedarme, la idea era retornar a mi país, que aquí he visto una oportunidad, una tranquilidad que no encuentro en Perú», asegura.
Entre las peticiones generales, Daniel recuerda la importancia de la participación juvenil en la elaboración de la futura Ley de Juventud, así como la necesaria implicación política de las nuevas generaciones. «Si se pide el voto a partir de los 16 años, hay que hacerlo con conciencia política, con una formación sobre las diferentes propuestas». Al encuentro también asistió el vallisoletano Jaime Ushiñahua y entre los ponentes se encontraban Andrea Henry (presidenta del Consejo de la Juventud de España), Margarita Guerrero, directora general del Injuve, y Carlos Susías, presidente de EAPN en España y Europa.
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