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La sensación de subirse al autobús ha cambiado. «Lo ha hecho para los pasajeros, pero también para nosotros», admite Nerea Martín, conductora de la Auvasa (Autobuses Urbanos de Valladolid) desde hace cuatro años. Mamparas de cristal, mascarillas, distancia de seguridad y una mirada a través del espejo retrovisor para ver cómo se montan los usuarios por la puerta de atrás del vehículo. «Los días raros», confiesa parafraseando la conocida canción de Vetusta Morla, que se ajusta a la perfección a esos servicios semivacíos por las calles de una Valladolid desierta.
-¿Cómo ha cambiado su trabajo al frente del autobús?
-Todo es más frío. El contacto con el pasajero es prácticamente nulo. Los primeros días se hizo muy raro, y pasar por la ciudad con las paradas vacías también me impactó.
-A nivel personal, Auvasa fue una de las primeras empresas que les dotó de material de seguridad. ¿Tuvo dudas con respecto a seguir trabajando en algún momento?
-No. Desde el primer día teníamos las mascarillas y los guantes, y luego nos pusieron las mamparas de protección a los conductores, y se hizo el ratio de usuarios para que nunca superase el 15% de ocupación del autobús. También se promovió lo de evitar el pago con dinero físico, hasta el punto que los primeros días, dejamos que algunas personas no pagasen.
-¿Cómo lo siente o lo vive a diario?
-Es rarísimo. Complicado para el pasajero, pero también para el conductor. Auvasa tenía un servicio casi completo en muchas líneas. Hablábamos del 100% del autobús a llevar a dos o tres pasajeros, y percibir que estos tienen miedo de montar, pese a que el vehículo está desinfectado a fondo, que es uno de los aspectos en los que más énfasis se ha puesto.
-¿Qué es lo que más echa de menos de su vida anterior?
-En relación al trabajo, el contacto humano. Recuerdo mucho a una señora que montaba en la calle Embajadadores, en la línea 6 y que iba a Puente Jardín. La señora cogía el bus para ir a casa de su hijo y cuidar a sus nietos. Me contaba como uno de ellos jugaba al fútbol... Desde el inicio de todo, ya no la volví a ver. Son historias como esta las que no vivimos ya... Nos falta contacto.
-Pero habrá otras historias nuevas... ¿O no?
-La que más me gusta ahora, y en la que creo que coincido con todos los compañeros es la de los sanitarios. Cuando me toca hacer la línea 9, cojo a muchos en el Hospital Río Hortega cuando hacen el cambio de turno. ves su cara de agotamiento, y te das cuenta que servirles de algo en ese momento es lo más gratificante antes de terminar tu trabajo. Te marchas a casa pensando que estás al servicio de las personas, que siempre es así, pero estos días se realza todavía más.
-Casi todos los usuarios estos días serán trabajadores.
-Sí, yo por lo menos lo percibo en un 90%. Son personas a las que se les ve. Hay una chica que siempre coge el autobús para ir a la farmacia a trabajar, los sanitarios o personas que van a los supermercados.
-Pese a la normativa, todavía hay muchas personas que se saltan el estado de alarma... ¿Cómo lo perciben cuando recorren la ciudad?
-Los primeros del confinamiento se veía movimiento. Se veían bastantes coches, pero recuerdo que ya antes de que finalizase la primera semana, ya los coches eran poquitos...
-¿Le ha tenido que llamar la atención a alguien al ver que no respetaba la cuarentena o que incluso utilizaba el autobús de forma incorrecta?
-No, pero también es muy complicado. En general, por las calles no ves a nadie que no parezca tener un motivo. En el autobús, se montó un día un chico, y podía pensar, no está respetando la normativa, dónde va... Pero luego piensa y si resulta que está haciendo alguna función de voluntario o ayuda a personas mayores... Es difícil, pero en general se está cumpliendo con la normativa por lo menos es lo que yo veo.
-La situación actual ha llevado a Auvasa a solicitar un ERTE para sus empleados. ¿Cómo lo están viviendo los trabajadores?
-Estamos muy pendientes del tema, pero a mí de momento no me afecta, por eso me entero menos. Ahora, es verdad que tenemos muy pocos viajeros...
Nerea Martín no ha sufrido el coronavirus, pero teme por su madre, a la que cuida estos días para evitar que pueda contagiarse en Boecillo, donde viven ambas. «No la dejo salir a la calle ni a tirar la basura», explica en una situación que se repite en muchas familias de la provincia con las personas más mayores u otros sectores de riesgo. «En Boecillo está todo bastante controlado, pero las medidas de prevención las seguimos a pies juntillas», afirma Nerea, quien admite que las primeras semanas del confinamiento fueron «especialmente raras». «Yo tenía cierta preocupación a la hora de subirme al autobús, pero hemos realizado el servicio de la mejor manera posible, y así seguimos haciéndolo», subraya la conductora vallisoletana, quien recalca la necesidad de trabajar de manera unida para «salir de esta».
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Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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